Los años sí pasan para Kate Moss -y los malos hábitos también se notan-. Pese a haber sido siempre el claro ejemplo de juventud atrapada en el cuerpo de una mujer adulta, el cambio radical que ha experimentado en los últimos meses ha tirado por tierra esta teoría. Parecía que el tiempo no pasaba por su vida, y mucho menos por su rostro. Pero, ¿sí lo ha hecho el tabaco?
La supermodelo ha sido fotografiada en Londres, con un rostro irreconocible y retomando uno de los malos hábitos que parecía haber enterrado en el pasado. Hace tan solo unos meses, los medios británicos confirmaron que Moss estaba comenzando una nueva etapa centrada en cuidar su cuerpo, su aspecto y, sobre todo, su salud. Además de llevar más de tres años alejada de la vida de excesos que siempre le ha caracterizado -con alcohol y drogas como protagonistas- se especuló que había cambiado los cigarrillos por la nueva tendencia: el vaper. Pero sus últimas imágenes no dicen lo mismo. «Kate Moss, fumando otra vez, solo semanas después de que se dejara ver fumando un vaper», ha sido el titular del Daily Mail. Pero lo que más ha llamado la atención han sido los estragos que ha hecho el tabaco en su rostro.
Kate Moss en Londres / Gtres
Como muestran las imágenes, la supermodelo luce arrugas propias de la edad, dientes grisáceos, ojeras y un rostro con el que nunca antes se había dejado ver. Un cambio radical que los medios locales han achacado a los malos hábitos que parece haber retomado. Con tan solo 15 años, como ella misma confesó hace tiempo, era capaz de fumar más de 60 cigarrillos en un día y beberse una botella de whisky. Conductas que hicieron mella en su salud y que, actualmente, han quedado reflejadas en su rostro. «Bebo mucha agua, no demasiado café y estoy tratando de fumar menos», explicó hace unas semanas para la cadena de televisión estadounidense NBC.
Kate Moss en Londres / Gtres
Kate Moss y su relación con el tabaco
El nombre de la supermodelo y el tabaco han ido siempre de la mano. Tanto es así que, incluso, ha sido acusada de convertir esta mala conducta en algo chic, una forma de socializar cargada de elegancia y sofisticación muy alejada de la realidad. Su relación con los cigarrillos llegó hasta un punto en el que pedía a su asistenta que dejase paquetes por toda la casa, eso sí, de su marca favorita: Marlboro Lights. «Kate tiene cinco mesas para tomar café esparcidas entre el salón, la cocina, el office y su cuarto, por lo que son muchos cigarros», comentó hace años una fuente cercana a la modelo para el diario Britain Daily Express.
Kate Moss fumando en la Fashion Week de París / Gtres
Pero el tabaco, aunque ha sido parte de su vida y de su carrera profesional -pues han sido muchas las portadas en las que ha posado junto a su cigarro-, no ha sido el único exceso de su vida. Aquel que la conoce sabe que en su nevera nunca podían faltar dos botellas de champagne y dos de vodka. Ahora, su nombre vuelve a sonar con fuerza (y no por nada bueno) y los malos hábitos regresan como parte de su día a día.
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