El presidente Jair Bolsonaro ha hecho oficial este jueves el nombramiento del juez Kássio Nunes Marques, de 48 años, para la plaza de magistrado del Tribunal Supremo Federal (STF), que estará vacante el 13 de octubre debido a la jubilación de Celso de Mello. La designación ha tenido lugar durante una emisión en directo en sus redes sociales. Nunes Marques cuenta con el respaldo del Centrão, grupo de centroderecha que encabeza la base de apoyo de Bolsonaro en el parlamento nacional. Para ser nombrado, el juez ha de someterse a un escrutinio en el Senado.
El presidente empezó a hablar de Nunes Marques el miércoles pasado, algo que sorprendió hasta a los aliados más cercanos, puesto que el mandatario había afirmado en varias ocasiones que nombraría a una persona “terriblemente evangélica” para la Corte. Nunes Marques es católico y sin una trayectoria de fallos conservadores. Fue abogado entre 1994 y 2011, cuando pasó a formar parte del Tribunal Regional Federal, designado por la presidenta Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores).
El Supremo de Brasil tiene 11 jueces, que están obligados a jubilarse a los 75 años. Nunes Marques es el primero que propone Bolsonaro. La nominación se produce antes de la jubilación oficial de Celso de Mello. La prisa de Bolsonaro ha sido para neutralizar las críticas provenientes de la militancia bolsonarista, que siempre esperó un juez conservador en el tribunal. Nunes Marques es un crítico de las causas de la Operación Lava Jato, lo que indica que el presidente ha optado por hacerle un guiño a su base de apoyo en el Parlamento, acosada por la operación.
En redes sociales y en los grupos de WhatsApp que sirven de base del bolsonarismo, las críticas eran que el presidente ha nominado a un “petista”, por el Partido de los Trabajadores de Lula da Silva. Uno de los mensajes que circuló fue que, a diferencia de su ídolo Donald Trump, que puso a una conservadora antiaborto en el Supremo, Bolsonaro se arrodilla ante el sistema: “¡¡¡Despierta, Bolsonaro!!! Mientras Donald Trump ha optado por poner en su más alto tribunal a una jueza conservadora, el presidente brasileño que ganó las elecciones gracias a su agenda conservadora quiere meter a un juez identificado con la izquierda y con lo peor del politiqueo del Parlamento”.
Hasta entonces, Nunes Marques tenía un perfil discreto. En Brasilia se lo consideraba un potencial candidato para el Tribunal Superior de Justicia, el tribunal inmediatamente anterior al Supremo. Según un análisis de la BBC Brasil, el juez se muestra en sintonía con el Gobierno de Bolsonaro en lo referente a las cuestiones indígenas, ambientales y de interés del sector agropecuario. En 2019, el juez vetó la retirada de los no indígenas del territorio de la etnia Bororo, en el estado de Mato Grosso.
“¿A quién querían? ¿A Sergio Moro?”
Este jueves, Bolsonaro aprovechó su emisión en directo para contestar a sus críticos. Afirmó que a su candidato le están lloviendo “palos” sin motivo. “Todos aquí a lo largo de 14 años del Partido de los Trabajadores hemos tenido algún vínculo”. Y añadió: “¿A quién queríais vosotros [militantes] en el Supremo, durante todo el año pasado y hasta abril de este año? A Sergio Moro”, el exjuez de la Lava Jato y exministro de Justicia que rompió ruidosamente con el Gobierno el primer semestre. Bolsonaro recordó que, cuando Moro abandonó el Gobierno, recibió varias quejas en sus redes sociales. “Me decían en Facebook: ¡Se acabó, se acabó!”.
El presidente dijo que había diez excelentes currículums encima de la mesa, pero que quería nombrar a alguien a quien conocía, con quien se relacionaba. Por eso eligió a Kássio Nunes, con quien ya se ha tomado unas “tubaínas” [en referencia a un refresco]. Mientras discurría la transmisión, varios internautas se quejaban: “#un conservador en el STF”, “decepción”, “Kássio Nunes no”.
El presidente provocó a sus aliados. “¿Y? ¿Qué queréis que haga? ¿Queréis a Sergio Moro en el Supremo?” ¿Será un magistrado leal para nuestras causas? ¿El Senado lo aprobará?”. Pese al enfrentamiento, durante la transmisión renovó las promesas para su próximo nombramiento, en junio del año que viene, cuando se jubile en el Supremo el juez Marco Aurélio Mello: “Tiene que ser terriblemente evangélico. Y tiene que beber tubaína conmigo”.
En el medio jurídico, el nombramiento ha recibido elogios y críticas. Entre quienes lo han criticado se encuentra la Asociación de Magistrados de Brasil, que defiende que la plaza del STF debería ocuparla un juez de carrera, no un abogado que se convirtió en juez. No obstante, parte los abogados ve con buenos ojos la designación. “Aparentemente cumple los requisitos para ser magistrado del Supremo, tiene un notable saber jurídico y una reputación intachable. No lo están poniendo por criterios políticos o religiosos, sino por satisfacer criterios constitucionales”, afirmó el abogado Belisário dos Santos Júnior, exsecretario de Justicia de São Paulo. En el Senado, la expectativa es que los parlamentarios citen a Nunes Marques el 14 de octubre para examinarlo.
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