Más de 50 personas buscan desesperados a Raúl B., un supuesto profesor mexicano de trading de 30 años que, con unas tretas basadas en sus conocimientos de inversión y un aparentemente lujoso tren de vida, les engatusó para que le confiaran al menos 2,15 millones de euros para invertir en bolsa. Les ofrecía rentabilidades de entre el 4% y el 5,5% mensuales que explicaba que salían de acciones de alto riesgo. En agosto desapareció y los afectados han decidido llevarlo ante los tribunales, aunque la dificultad ahora es conocer su paradero: el 13 de julio tomó un avión hacia Fráncfort con su pareja, que también participaba en la estafa, y ahí se pierde su pista.
El epicentro de la estafa es el número 263 de la avenida Diagonal de Baracelona. Allí Raúl B. ofrecía clases de inversión en un coworking a través de BCN Trading Academy, la sociedad que regentaba junto a otras dos personas, según avanzó La Vanguardia. Su poder de convicción y la demostración de un gran poder adquisitivo a través de viajes, ropa y sobre todo supercoches —tres deportivos entre sus vehículos: un Maserati, un Ferrari y un Nissan GTR que en realidad estaban alquilados— ventilada a través de las redes sociales ayudaba a convencer a sus alumnos de que sus inversiones serían rentables. Y la capacidad del boca oreja de los alumnos permitió ampliar el círculo de inversión que ha dejado un reguero de víctimas que destinaron desde los 3.000 a los 400.000 euros de sus ahorros.
“Me ha destrozado la vida”, explica una afectada que para entrar en el círculo de inversión de Raúl B. pidió un préstamo bancario de 30.000 euros a amortizar en ocho años. Su intención, y así se lo expresó a su inversor, era recuperar el dinero y amortizar el crédito en tres años y lo que le quedara utilizarlo como entrada para la adquisición de un piso. Firmó un contrato privado de crédito en abril y el primer mes recibió los 1.120 euros de intereses. Más difícil fue cobrar el segundo mes pero del tercero ya fue imposible. No apareció ni un euro ni el trader dio señales de vida. “Él sabía perfectamente mi situación y sabía que se iba a ir cuando cogió mi dinero. Suerte que mi hermano no hizo lo mismo que yo, como pretendía. No le dio tiempo”, relata esta mujer, separada y con dos hijos a su cargo que ahora todavía ve más alejada la posibilidad de tener una vivienda propia.
Su convicción de que Raúl conocía que estaba estafando a sus clientes se basa en que en mayo retiró del aparcamiento todos los vehículos que utilizaba. Según relata la denuncia remitida al juzgado, que lo considera el “cabecilla de una organización criminal”, Raúl B. vestía sus buenos resultados con unas tablas trimestrales en las que detallaba sus inversiones, y los resultados, a través de la plataforma FXCM. Con algunas de sus víctimas mantenía una relación asidua e incluso los reunía a todos en algunas cenas con el objetivo de que se conocieran.
Según el relato de la denuncia que dirige el abogado José María Fuster Fabra fue con el inicio de 2020 que las cosas empezaron a torcerse para los inversores que ya llevaban tiempo confiando sus ahorros a Raúl B. Empezaron las excusas de pago, que debían ser trimestrales y acabaron siendo semestrales en algunos casos. Y la información era cada vez más somera. Incluso el propietario del coworking donde empezó sus desventuras Raúl B. ha padecido la estafa: el alquiler del espacio, valorado en unos 12.000 euros, iba con una contrafactura de servicios: las clases de trading que no se habrían efectuado.Las víctimas sospechan que su actual paradero se encuentra en México y con una identidad falsa.
Source link