La pandemia del coronavirus ha introducido en nuestro día a día las mascarillas. Su uso es obligatorio en los transportes públicos, aunque no todo el mundo está dispuesto a aceptar la norma. Y, si no, que se lo digan al turista británico que en el viaje a Tenerife tardó nada más y nada menos que cuatro horas en comer una bolsa de patatas para no tener que ponerse la mascarilla.
Michael Richards, de 41 años de edad, compró un tubo de «Pringles» en un vuelo entre Huddesfield y Tenerife Sur. Aunque la mascarilla es obligatoria en los aviones, se puede retirar para consumir comidas y bebidas.
Así que el turista no tuvo mejor idea que aprovechar todo el tiempo que duraba el vuelo para comerse la bolsa de patatas. Una vez en tierra, publicó en redes sociales su gran «hazaña». Según cuenta, calculando el número de patatas del bote, se comió una patata cada dos minutos y medio.
Tras su publicación en Facebook, el británico recibió decenas de comentarios, la gran mayoría de ellos criticando su actitud y tachándola de
«irresponsable». Muy pocos entendieron que utilizara el tiempo para comer como excusa para saltarse las normas.
A pesar de todas las críticas recibidas, Michael Richards asegura que no es antimascarillas y que siempre que es necesario la lleva puesta, como por ejemplo en las tiendas.
Fuentes de EasyJet, la compañía del vuelo, aseguran que ninguno de los pasajeros se quejó de la actitud de Michael Richards. Aunque en ningún momento infringió las normas, hacen especial hincapié en la importancia de utilizar la mascarilla y piden a los viajeros que sean responsables.
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