Elena Tablada y Javier Ungría decidían romper su relación sentimental el pasado mes de agosto tras más de cinco años juntos y una hija en común. En un principio parecía que se trataba de una crisis temporal pero, nada más lejos de la realidad. Sus caminos se separaron por completo y con el objetivo de llegar a un acuerdo que beneficiara a ambas partes, decidieron llevar su ruptura a través de los juzgados ya que no conseguían llegar a un entendimiento en el que coincidieran en todos los puntos. La diseñadora llegó a confesar a ¡Hola! que si «hubieran existido terceras personas, todo hubiera sido más fácil», explicando que las excusas que recibió fueron muy crueles y que no tuvo otra alternativa que «dejarlo ir y alejarse lo máximo posible».
A punto de cumplirse un año del fin de su historia de amor, la revista Semana publicaba en exclusiva que sería este miércoles 14 de junio cuando se verían las caras de nuevo en los juzgados. Una fecha que, finalmente ha sufrido un cambio de última hora tras no haber un juez disponible que se encargara de la cita. Así lo ha confirmado el mismo medio citado, anunciando que tras este giro inesperado, el juicio ha quedado suspendido, por el momento.
Las fuentes consultadas por Semana han confesado que la cancelación de la cita judicial ha supuesto un duro golpe para Tablada ya que su única finalidad en esta «batalla» es terminar cuanto antes para «cerrar este capítulo» y poder continuar con su vida. La única hija que tienen en común es el punto clave del acuerdo de divorcio y, según ha podido saber en exclusiva el mismo medio, Javier Ungría reclama una mensualidad de 500 euros aproximadamente a su ex pareja, además de la custodia compartida.
De acuerdo con estas mismas informaciones, Elena Tablada no estaría dispuesta a aceptar ninguna compensación económica y, al parecer, lo único que quieren es educar a sus dos hijas «con la misma calidad de vida en la que se han criado hasta ahora». Por otro lado, personas cercanas a la ex pareja han asegurado a la revista citada que Elena nunca ha presentado problemas económicos y que ha sido Ungría quien «ha trastocado su estabilidad para criar a sus hijas». Unas declaraciones que concuerdan con una de las pocas intervenciones públicas que ha realizado la diseñadora a lo largo de los últimos meses: «Lo mejor para mis hijas ha sido que ese matrimonio se rompiese. Ahora he vuelto a hacer el papel de mamá de mis hijas al 100%, como ellas me necesitan», decía.
Tras este giro inesperado, la ex pareja tendrá que esperar de nuevo a que los profesionales asignen otra fecha en la que puedan reencontrarse para celebrar el juicio que dictaminará las bases de su separación y que pondrá fin a una guerra que, por ahora, parece transcurrir sin cuartel pero bajo la misma discreción por ambas partes, ya que son escasas las apariciones públicas que han realizado en los últimos meses.