Unidos y relajados en torno a una guitarra, cantando la canción indonesia Sampai Jumpa (“Hasta que nos volvamos a ver”, en su traducción del bahasa). Así aparece la tripulación del submarino siniestrado en aguas del norte de Bali el pasado miércoles, con 53 personas a bordo, en un vídeo grabado semanas antes del incidente. Lo que fue un homenaje con motivo de la jubilación del comandante del submarino, se ha convertido en una suerte de despedida para toda la nación, sobrecogida por la tragedia.
“Hasta que nos veamos otro día/ hasta que nos encontremos/ te dejaré marchar/ aunque no estoy listo para echarte de menos/ no estoy listo para vivir sin ti/ te deseo todo lo mejor”, reza parte de la composición, en lo que se antoja como una premonitoria elección por parte del grupo. El grupo canta el tema, de la banda indonesia Endank Soekamati –procedente de Yogyakarta, en la isla de Java-, dentro del KRI Nanggala-402 y en presencia del comandante del submarino, Heri Oktavian, cuando este estaba a punto de jubilarse. Ha sido Henrik Paulsson, amigo de Oktavian y profesor de la Universidad de Defensa de Suecia, uno de los primeros en compartir las conmovedoras imágenes. “Parece que la cantan como una despedida para todos nosotros”, ha asegurado en Twitter un usuario indonesio al comentar el vídeo, grabado con un móvil y que se ha hecho viral en el archipiélago asiático.
Indonesia todavía se esfuerza por recuperar los cadáveres de los tripulantes del submarino, que desapareció unos 40 minutos después de sumergirse en la madrugada del pasado miércoles en aguas del norte de Bali, con el objetivo de llevar a cabo ejercicios militares con torpedos. Tras una agonizante búsqueda de tres días –el máximo de tiempo que podía durar la reserva de oxígeno en su interior, en caso de haber permanecido intacto-, las autoridades indonesias declararon la nave “hundida” el pasado sábado. Habían hallado restos de objetos pertenecientes a la misma, así como un derrame de petróleo en la zona donde desapareció, apuntando a un fatal desenlace.
El domingo, la confirmación se hacía más palpable, después de que el submarino KRI Rigel, trasladado desde Singapur para ayudar en la búsqueda –junto a embarcaciones y dispositivos de otros países, como Estados Unidos, Malasia e India-, encontrase el sumergible partido en tres secciones a una profundidad de más de 800 metros. El jefe de las Fuerzas Armadas indonesias, Hadi Tjahjanto, ofreció entonces una rueda de prensa en la que, “con gran pena”, anunciaba que los tripulantes habían caído “mientras cumplían con su deber al norte de Bali. En nombre de todos los soldados y la familia de las Fuerzas Armadas, expreso mis condolencias más profundas a las familias de los caídos. Que Dios les dé serenidad”, dijo Tjahjanto.
Las autoridades han descartado que el accidente se debiera a un error humano, mientras investigan las posibles causas. El jefe de la Marina indonesia, Yudo Margono, ha asegurado que las pesquisas no podrán avanzar del todo hasta que no se recuperen los restos de la nave. “Lo hemos evaluado, y estamos seguros de que no fue un error humano”, ha declarado. Entre otras posibilidades, contemplan que el submarino se quedara sin electricidad durante la inmersión y no pudiera activar el dispositivo de emergencia mientras se precipitaba hacia profundidades por encima de su capacidad (de entre 250 y 500 metros para poder soportar la presión).
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Mientras se investiga el por qué del siniestro, el país rinde tributo a los soldados fallecidos. El presidente indonesio, Joko Widodo, ha decidido concederles una medalla de honor póstuma, así como donar becas académicas a sus hijos, “en señal de gratitud por sus servicios a la nación”, publica el diario The Jakarta Post. La población indonesia, que siguió en vilo las operaciones de búsqueda desde que el submarino desapareció, ha inundado las redes sociales con mensajes de condolencia a las familias de las víctimas. Mientras, muchas banderas en el país permanecen izadas a media asta en señal de duelo, deferencia en principio reservada a las exequias de altos cargos.
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