En las paredes de la iglesia del museo San Telmo de San Sebastián todavía resuena el eco sordo de un disparo fortuito. Y eso que se remonta al 21 de enero cuando en el exterior del templo miles y miles de personas celebraban la festividad de San Sebastián. La pandemia todavía era epidemia y se circunscribía a China, y en la capital guipuzcoana un retén de la policía vasca hacía guardia en la iglesia por si se producía alguna situación en la que tuviera que intervenir.
Todo sucedió muy rápido. Al finalizar la guardia, cuando los agentes recogían el material, y tras meter sus armas en una mochila, una de ellas se disparó. Seguramente algún objeto apretó el gatillo de una de las escopetas de forma casual cuando el agente se echó la mochila al hombro. La trayectoria del disparo fue ascendente y el proyectil se encajó en la pared, a más de cinco metros de altura, pero después de atravesar un lienzo que ocupa prácticamente todo el altar. “La parte buena es que se ha podido solucionar”, aseguran fuentes del museo “a pesar del boquete que hizo el proyectil en la obra”. Pudo haber sido una tragedia si la bala se topa con uno de los agentes, pero la suerte quiso que fuera hacia arriba y a la pared.
El informe de los restauradores precisa que el impacto se produjo “a una altura de 5,45 metros, en el panel central del altar de la Raza, de José María Sert. La rotura, con una dimensión aproximada de nueve por diez centímetros” afectó a “todos los estratos pictóricos, al soporte textil y al soporte de fábrica, provocando el despegado y la deformación del tejido perimetral a la perforación, con depósito de material de fábrica disgregado en esta oquedad”, detalla.
El descuido le ha costado al Gobierno vasco 25.780 euros con los que ha tenido que indemnizar al museo San Telmo por los daños causados en un lienzo que el artista creó en 1930 para la iglesia que se halla dentro del museo y que tiene un valor de un millón de euros, aunque se trata de un valor estimado y podría ser mucho más.
El estropicio de la bala habría pasado totalmente desapercibido y probablemente nadie se hubiera dado cuenta del desaguisado hasta después de la restauración del lienzo, pero la transparencia tiene estas cosas. Una partida económica extraña llamó la atención en los portales de transparencia de las instituciones vascas y al tirar del hilo para saber a qué se destinaba aquel dinero, acabó por salir la historia del disparo.
La Comisión Jurídica Asesora del Gobierno vasco ha resuelto recientemente que el Departamento de Seguridad deberá indemnizar con 25.780 euros al museo San Telmo por los daños causados en el lienzo: 5.780 euros por el trabajo de restauración y 20.000 euros por la relevancia del percance. Además, por tratarse de un incidente fortuito, ha abierto un expediente informativo al agente que se echó la bolsa con las armas al hombro.
El informe oficial del museo guipuzcoano precisa que tuvieron que hacer un injerto textil en el área desaparecida. “Se suplementó mediante la incorporación de un injerto de tela de características similares al original y adaptado a la morfología de la laguna. Además, tuvieron que fijar los diferentes estratos por inyección” de un adhesivo especial, Aquazol 200 al 10%-20% en agua desmineralizada y acetona al 50%. Una disolución a la que se añadió el 0,5% del tensoactivo Tween 20 para reducir la tensión superficial del adhesivo y favorecer su penetración”.
Una vez estucada la zona, los restauradores procedieron a devolver los colores a la obra “con acuarelas aplicadas en forma de regattino y acabado con polvo de oroaglutinado con goma arábiga”.
“Desde la distancia no se nota la diferencia, aunque sí se aprecia si se te acercas a la parte afectada”, han explicado fuentes del museo, que lamentan los hechos, pero se congratulan de que todo se haya podido solucionar de manera “razonable”.
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