Una conversación absurda, una decisión perfecta


Paul
Murray y su amigo Howard charlaban un viernes por la noche en el lugar donde se toman las grandes decisiones de la vida: en el pub. Veladas de hace 20 años, sin intrusos, sin teléfonos móviles. “Somos de Londres, él es del Arsenal y yo estaba desilusionado con el fútbol inglés, así que decidimos hacernos hinchas de algún equipo español. No recuerdo quién lo propuso”. Ni falta que hace. “La idea era poder ir a ver a ese equipo una vez al año; un viaje sin parejas para ver fútbol”.

“Lo hablamos mucho rato y decidimos que no debía ser un equipo grande, así que yo dije que por qué no la Real Sociedad”. La típica conversación. “Él preguntó dónde estaba eso y yo contesté que no tenía ni idea. Yo sabía que existía el Real Madrid o el Real Zaragoza, así que dí por hecho que Sociedad era el nombre de la ciudad. Entonces asumí la tarea de averiguarlo”.

Así es como dos amigos londinenses se hicieron de un equipo sin saber ni dónde jugaba. “Fue absurdo. Entonces no teníamos Internet en las casas, así que lo busqué en un Atlas. Nada. Tuve que ir a la biblioteca y a las dos semanas pude decirle a mi compañero que el equipo jugaba en Donostia, una ciudad con una pinta maravillosa”.

Fue el inverosímil comienzo de una historia que ha marcado la vida de Paul
Murray. “Sé que mi razón para ser de la Real parece muy extraña, pero el fútbol no es demasiado lógico muchas veces. La Real se ha convertido en algo muy importante para mí ”.

Pasaron algunos años hasta que esa conversación cristalizó en su primera vista a Anoeta. “Fue en la temporada 06/07, contra el Celta. Los dos terminamos bajando. Estuvimos en la puerta 9, necesitábamos un telescopio para ver el partido, pero remontamos un 0-1 y nos fascinó el ambiente y la ciudad”.

Un 3-1 al que han seguido cerca de 90 visitas más a Anoeta. “Me fui enganchando cada vez más y ahora también vengo solo. Voy a 10 o 12 partidos al año y he estado en el Camp Nou, el Calderón, Girona, en muchos partidos europeos… He hecho buenos amigos en Donostia y tengo relación con mucha gente del club, especialmente con la jefa de relaciones públicas, Karmele
Zubillaga. Es muy generosa conmigo”.

El Sevilla Atlético en Anoeta

Más de 100 partidos repletos de momentos especiales. “Hubo un derbi contra el Athletic, un domingo por la noche (diciembre de 2010). Salimos el sábado y nada más pisar el aeropuerto, en la otra punta de Londres, nos cancelaron el vuelo por una huelga. Un caos. Fuimos a Burdeos al día siguiente y nos gastamos una fortuna en un taxi para llegar 15 minutos antes al partido. Ganamos 2-0. Fue maravilloso”.

También nombra el ascenso contra el Celta, un 4-2 contra el Valencia (“con una picada de Agirretxe al portero”), un 0-1 en el Calderón (“gol de Xabi
Prieto en el minuto 52”), un 3-3 ante el Betis… “Y ha habido momentos horrendos. Recuerdo un partido contra el Sevilla Atlético en Anoeta. Al descanso vino un tipo , me tocó el hombro y me preguntó a ver si era inglés. Le dije que sí y me preguntó qué hacía allí. Le señalé el campo y le dije que había venido a ver el fútbol. Me miró como si viniese de otro planeta. Quizá tenía razón”.

Habla de la Real con entusiasmo y si hay algo que la atrae en un jugador es precisamente eso: la pasión. “Es raro pero tengo que decirlo: uno de mis favoritos era Diego
Rivas. Era probablemente el vigésimo mejor jugador del campo, pero quería estar ahí, lo amaba, no podía intentarlo más. Ese corazón se lo veo hoy a Zaldua, o a Zubeldia. O a Aritz, que debería ser capitán. Esa mentalidad de “tú no vas a superarme… Necesitas esa gente en tu equipo”.

Salta a Xabi
Prieto. “He hablado con él alguna vez, es muy amable. Ama a la Real y tenía tanto talento… Pero a veces me desesperaba, desaparecía”. La mezcla entre el ‘10’ y Rivas habría sido perfecta. “Absolutamente”, se ríe. “Aún se estarían haciendo programas sobre Diego
Prieto. 20 años más tarde se hablaría de ese jugador”.

Habla de su admiración por Aperribay, de Vela (“era brillante pero en los últimos meses llevaba pegamento en la bota, no pasaba el balón”), de Griezmann, de cuando con 0-0 se le cayó el folleto del partido en Old Trafford y al levantarse la Real perdía 1-0, de los mil euros adelantados para la final de Copa que intentará recuperar. Memorias a las que espera sumar un título en breve.

“Nunca he visto una Real tan consistente”, asegura. “Pero prefería al Granada. Es que como perdamos contra el Athletic… Aunque creo que somos muy superiores, tenemos más calidad”.

Casi 20 años de historias, viajes, alegrías, decepciones. De esa vida que se encuentra tras una absurda conversación de pub.


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