Suenan campanas de boda. El próximo 19 de mayo, Raúl Prieto y Joaquín Torres se darán el ‘sí, quiero’ en Sevilla, poniendo así el broche de oro a su relación siete años después de que sus caminos se cruzaran. Son pocos los detalles que se conocen de esta historia de amor que se forjó detrás de las cámaras de Telecinco. Pero su enlace será la ocasión ideal para que los rostros más conocidos de Mediaset se vuelvan a juntar antes de que finalice, para siempre, Sálvame.
Pero el camino para lograr esta felicidad plena no ha sido nada fácil para el arquitecto, que tuvo que sufrir el rechazo de sus padres y un matrimonio no deseado solo por el hecho de no ser capaz de admitir lo que su corazón le dictaba: «La primera novia que tuve con 17 años, estuve siete años de novio con ella, con fecha de boda puesta me dejó y bien dejado por otro chico que supo amarla mejor que yo. Y yo, siete años después, me iban muy bien las cosas y empezaba a tener cierta relevancia a nivel arquitectura me llamó y a los tres meses nos casamos. Porque yo en esos siete años intenté aceptar mi homosexualidad y no fui capaz, tú eres tu mayor enemigo en eso». Hoy, Joaquín Torres cumplirá su deseo de sellar su amor y vivir la vida con el hombre que le ha robado el corazón.
Un secreto a voces
Fue el pasado mes de agosto cuando la pareja confirmó los rumores de boda a través de las redes sociales. Siempre han intentado llevar su historia de amor con hermeticidad, pero esta buena nueva merecía ser compartida. «Tras muchos años luchando y persiguiendo mi sueño, ayer por la noche con un ‘anillo’ de un llavero, me arrodillé en la intimidad de la habitación, y le pedí matrimonio al amor de mi vida…», dijo el arquitecto. Pero para Joaquín no ha sido fácil lidiar con la homosexualidad y contarlo al mundo entero. Después de haber contado con el apoyo de sus hijos, decidía que era el momento de dar un paso al frente: «Tras años de miedo, de remordimientos, de culpas, de vergüenzas… y de dos hijos que tenía que proteger ante todo. Tras hablar con ellos y darme su beneplácito, decidí cumplir la promesa que le hice un día a Raúl: Le gritaría al mundo que es el amor de mi vida. Y eso haré la próxima primavera en una ceremonia ante los míos, ante los nuestros».
Los detalles del enlace
Esta celebración del amor por todo lo alto tendrá lugar en Casa Pilatos, un palacio perteneciente a la Casa de Medinaceli que fue construido entre los siglos XV y XVI. La ceremonia estará oficiada por una notaria y amiga de Joaquín y Raúl, y los invitados tendrán que lucir de etiqueta. En la víspera de la boda, los novios reunirán a sus más allegados en el embarcadero de la Torre de Oro, siguiendo la tendencia de hacer una preboda antes del gran día. Pero esta fiesta no será tradicional, pues será en un barco sobre las aguas del Guadalquivir y con temática disco.
Pero su gran día se ha visto empañado por la salud de un familiar del arquitecto. Se trata de su madre y, aunque no suele compartir los detalles de su vida privada, en esta ocasión ha querido lanzar un mensaje cargado de sinceridad en un intento de desahogarse con sus seguidores. «Es sin duda uno de los pilares de mi vida y mi gran debilidad.Como el tiempo no perdona, ella cada día se me va un poco…Intento prepararme, pero honestamente no me imagino mi mundo sin ella. Mi pena por vivir lo que estoy viviendo es indescriptible. Yo soy muy débil y ver cómo mi madre se apaga cada día un poco, convierte todo mi mundo en mucho más gris, sin luz… Hay que normalizar este momento tan duro», escribió el Día de la Madre.