Antes del huracán Iota que destruyó el 98% de la isla de Providencia, en el caribe colombiano, todos conocían las bolitas de pescado de las Delicias de Pan Tam Beach. “Tenía la tienda adelante, me iba muy bien. No me puedo quejar, pero el huracán se llevó el negocio, no recuperé ni un plato. Desapareció por completo”, dice Sharon Taylor, dueña del local de comidas rápidas. Ella y su esposo lograron sobrevivir a esa noche del 16 de noviembre de 2020 que dejó a miles de personas sin techo. “Logramos montarnos en la cocina pero empezó a subir agua a una altura que ya no podíamos aguantar”, recuerda la mujer. Una lancha enorme que entró a la vivienda amenazaba con golpearlos. El rondón de Taylor, el plato típico de la isla, es uno de los más alabados.
En otro rincón de Providencia, Iota acabó con la reciente inversión que una pareja joven había hecho en su posada nativa para recuperarse de la falta de turistas durante la pandemia. Con el paso del huracán, se fueron la veranera histórica, el segundo piso y el color de este hospedaje con más de 40 años llamado Colorfull Garden House. El huracán alejó aún más el sueño de volver a tener turistas, que mueven la economía de esta isla caribeña. “Invitamos a la gente a que nos ayuden a reactivar la isla porque tenemos un tesoro, soñamos con que personas puedan venir a disfrutar de esta hermosura”, pide Jeniffer Palmera, una de las propietarias de la posada, donde hoy se alojan trabajadores de la reconstrucción.
La palabra reactivación se pronuncia en Providencia como una urgencia, como una necesidad de pasar página y volver a empezar. Durante todo el 2021 la mayoría de los pobladores se concentró en sobrevivir – algunos pasaron varios meses durmiendo en carpas- y conseguir que les fueran reconstruidas sus viviendas. La reconstrucción prometida por el Gobierno de Colombia ha sido más lenta de lo esperado y ahora sus habitantes buscan alternativas para continuar con sus trabajos.
Con asesoría del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), acaban de lanzar una plataforma de crowdfunding llamada www.reactivaprovidencia.co para recaudar dinero para pequeñas empresas como las de Sharon o Jeniffer. El PNUD participó en el diagnóstico inicial de la destrucción de la isla con una tecnología que ya han utilizado en otros desastres, construyó 10 viviendas y está reparando 50 posadas nativas en alianza con el Fondo Nacional de Turismo (FONTUR), la Sociedad Colombiana de Ingenieros (SCI) y el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA).
Alejandro Pacheco, Representante Residente Adjunto del PNUD, tiene experiencia en desastres como el del terremoto de Haití en 2010 y explica que, además de la reconstrucción de viviendas, es importante apoyar la “recuperación de los medios de vida”. “Identificamos que el desafío eran las posadas y comenzamos un plan de inclusión financiera hasta la recaudación de fondos”, dice. El plan que menciona comenzó con “movilización de capital” —inversiones no reembolsables para la compra de insumos, inventario, maquinaria y dotación— y continúa con la refinanciación de las deudas que tenían estos negocios. En ese punto, el PNUD asumió un porcentaje delas deudas formales de esas pequeñas empresas para que sus dueños tuvieran un periodo de alivio en el pago de sus obligaciones financieras y les dio asesoría en fortalecimiento empresarial.
Ahora están en la fase de recaudación de fondos y han lanzado la plataforma de crowdfunding con música, otra de las marcas de la isla de Providencia. Bajo el video del concierto de lanzamiento con artistas locales y otros bogotanos están las historias de los 30 negocios: la de Karen Livinstong, que tenía una empresa de producción audiovisual y de eventos y busca ayuda para recuperar sus equipos; la de Joany Webster, dueña de Jodeigissh, la única que vende zapatos y ropa de tallas grandes para los cuerpos enormes de los raizales, y busca volver a tener un local; o la Providencia Food Producers, una asociación que promueve el cultivo de productos en las parcelas y busca garantizar la soberanía alimentaria de la isla.
Cada uno tiene una meta de recaudar hasta cinco millones de pesos (cerca de 1.250 dólares), aunque también se puede aportar a un fondo común, ambos administrados por el PNUD. El objetivo es revivir la solidaridad inicial de noviembre de 2020, cuando ocurrió el desastre, para que quienes quieran emprender un negocio puedan aportar a la esperada reactivación de Providencia.
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