Garcilaso de la Vega en un grabado de 1883.getty
Dos poemas de Garcilaso de la Vega (circa 1501-1536) estaban perdidos. De uno se conocía su existencia por referencias en otros textos, pero ambos se habían extraviado por los recovecos de la historia. Ahora esos dos poemas, dos odas escritas en latín, han sido encontrados por la filóloga investigadora de la Universidad Oxford Maria Czepiel, según ha expuesto este miércoles en el congreso internacional El clasicismo horaciano en el contexto italiano de Garcilaso de la Vega, celebrado esta semana en Nápoles.
“Hallé los poemas en un libro impreso”, relata Czepiel, “una antología de poetas italianos. En las páginas finales de ese libro aparecen otros textos copiados a mano, muchos de los cuales son de poetas ibéricos”. Y entre esos poemas copiados a mano estaban las dos odas perdidas, una dedicada al cardenal y humanista italiano Pietro Bembo y otra al humanista alemán Brassicanus, muy prestigioso, pero del que se dispone de poca información. Se presume que el libro tiene cierto vínculo con la ciudad de Alcalá de Henares, probablemente con la universidad, por una anécdota que el copista también dejó escrita en el libro, que relata la llegada del escritor veneciano Andreas Navagero a la localidad madrileña. El descubrimiento se publicará próximamente en la revista especializada Bulletin of spanish studies y se está preparando una versión castellana de los originales en latín.
De momento, la investigadora avanza solo unos versos: “Intentos humilis Bembe sonus lyrae / Sensus forte tuos si avocat arduis / Ingratum a studiis, parce, precor”. En su traducción al español: “Bembo, si acaso el sonido de mi modesta lira desvía los sentidos esforzados de tus altos estudios, perdóname, te ruego”.
El hallazgo se produjo cuando la investigadora estaba consultando impresos y manuscritos de poesía latina en diversas bibliotecas, ya que su tesis doctoral versa sobre la poesía latina del Renacimiento, concretamente sobre la obra del humanista y biblista Arias Montano. Así, entre libro y libro, buceando en las profundidades de la literatura pasada, reconoció en una biblioteca de la República Checa una de las tres odas latinas de Garcilaso que se conservan. Pero en esas páginas había algo más esperando a ser descubierto. “Entonces, como estaba familiarizada con los manuscritos de las odas de Garcilaso y vi que este testimonio [así se llama a una de las copias de un libro antiguo] no era conocido por los investigadores, lo miré más profundamente: me di cuenta de que había dos odas del poeta que hasta el momento eran desconocidas”, explica. Eureka.
La filóloga Maria Czepiel, este miércoles en la Universidad Suor Orsola Benincasa de Nápoles, donde se ha celebrado el congreso sobre Garcilaso de la Vega.
Las otras tres odas latinas que eran de dominio público se habían transmitido en unas copias no originales del autor que tenían errores de copista e incluso versos desaparecidos. En el testimonio que encontró Czepiel esos errores no aparecen y además también se recogen las dos odas hasta ahora desconocidas. De la oda dedicada a Bembo existían noticias, porque se menciona en la correspondencia entre ambos, pero estaba extraviada. “Respecto a la de Brassicanus, ni siquiera se conocía su existencia, ni que hubiera una amistad entre Garcilaso y este importante poeta de la corte imperial de Maximiliano I”, añade la investigadora. Czepiel prefiere no revelar la biblioteca donde se dio este caso de serendipia, al menos hasta que se publique su artículo académico.
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Estos textos de Garcilaso se encuentran en la estela de la imitación del gran lírico clásico Horacio, que es el tema de investigación de este congreso organizado por el equipo de investigación de la Universidad de Gerona dedicado a Garcilaso de la Vega en Italia, dirigido por Eugenia Fosalba. Horacio es autor de las más valoradas odas de la Antigüedad, influidas por el epicureísmo y el estoicismo. Garcilaso fue un gran practicante de este tipo de poesía, que conoció antes de llegar al reino de Nápoles, pero que cultivó en con gran éxito en ese lugar. “Es allí donde perfecciona su arte de imitación de la poesía horaciana”, explica Eugenia Fosalba, organizadora del congreso, “y es por lo que más tarde los propios napolitanos, como Paolo Giovio o Gerónimo Seripando, valoran su suavísimo horacianismo, es decir, por lo bien que imita a Horacio”. El congreso ha tratado precisamente sobre cómo se recibió al poeta en la ciudad italiana y cómo en el último tramo de su vida se convirtió en ese gran imitador de Horacio admirado en Italia “y que incluso mejoraba a los poetas italianos”, en palabras de la experta.
Algunos de los temas que se recogen en los textos hallados son el elogio de la amistad, la capacidad de la poesía para inmortalizar a sus objetos (como se demuestra con este hallazgo, que nos hace hablar de Bembo y Brassicanus siglos después), cierta ansiedad por albergar la sensación de no estar a la altura de los clásicos o la naturaleza de la poesía en sí misma. Otro tema es el carácter de la poesía lírica, que muchas veces se opone a los temas tradicionales de la poesía épica: “Garcilaso llega a decir que prefiere escribir un poema sobre una ninfa a un poema sobre la guerra”, explica Czepiel. En los poemas se trata, precisamente, la relación entre la vida militar y la vida poética de Garcilaso.
Un hombre de armas y letras
Garcilaso era poeta y soldado. Fue desterrado por el emperador Carlos V por asistir como testigo a la boda de su sobrino en Ávila, con la que el emperador no estaba de acuerdo por cuestiones de linajes. El poeta fue apresado en Tolosa y se le condenó a confinamiento en una isla en el Danubio (que el poeta describe en su Canción III). “En aquella isla no estaba recluido en una torre, sino acampado con los soldados”, explica Fosalba, “durante aquella época seguramente tuvo mucho tiempo para dedicarle a la poesía”. Acudió a Ratisbona, donde se estaba reuniendo un gran ejército para luchar contra el Imperio Otomano en Viena. Se cree que entabló relación con Brassicanus estando en Alemania, cuando acompañó al duque de Alba, con el que le unía una gran amistad forjada en la campaña de Fuenterrabía. El duque tuvo que insistir mucho para que solo después de cinco meses de aislamiento se le permitiera seguir su destierro en Nápoles. Llegó allí con el tío del duque, don Pedro de Toledo, a quien se había encomendado el cargo de virrey, y “donde había una corte muy aristocrática y un flujo cultural de gran impacto”, explica Fosalba. Es allí es donde desarrolló su poesía más horaciana y acabó deslumbrando a las clases cultivadas.
La poesía de Garcilaso se enmarca en un tipo de poesía que no es popular, es poesía culta que escriben los humanistas y que no está al alcance del pueblo llano. “Son humanistas muy doctos: pueden ser militares, pero también poetas, tienen en la cabeza a los grandes poetas clásicos, los poetas coetáneos neolatinos y toda la poesía en vulgar, en castellano o italiano, eran sapientísimos”, explica Fosalba. Las relaciones entre ellos son respeto, elogio, adulación, como se muestra en las odas rescatadas.
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