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Una lata equivale a estas tazas de café

Red Bull se ha convertido en los últimos años en una de las bebidas más consumidas a nivel global. La primera lata se vendió en abril del año 1987 en Austria y supuso el nacimiento de la categoría de bebidas energéticas, hasta entonces inexistente en el mercado. Actualmente es la bebida energética más vendida a nivel global: Red Bull está presente en más de 100 países y vende más de 6.000 millones de latas anuales. Una de las grandes preguntas que muchas personas se plantean es la de a cuántas tazas de café equivale una lata de Red Bull.

Pues bien, una lata de 250 mililitros contiene 80 miligramos de cafeína. A modo de referencia, es el equivalente a una taza y media de café expreso. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, la dosis máxima que se considera segura en una sola toma es de 200 miligramos. Sin embargo, la cafeína no es el principal tema de debate sobre los defensores y detractores de Red Bull.

Y es que esta bebida energética contiene el 50% de la dosis diaria de azúcar que recomienda la OMS para una persona adulta, así como taurina, una sistancia estimulante del Sistema Nervioso Central. Hay estudios que indican que la taurina combinada con cafeína mejora de forma notable el rendimiento mwental, aunque es necesario realizar más estudios para sacar conclusiones definitivas.

El gran peligro del exceso de bebidas energizantes

Cabe recordar el caso de un joven de 21 años que pasó 58 días ingresado en el hospital después de tomar cuatro bebidas energéticas al día durante dos años, según el informe publicado en ‘Live Science’. El joven acudió al médico después de sufrir dificultad respiratoria  pérdida de peso. En los últimos meses se sintió tan mal que incluso tuvo que abandonar sus estudios en la universidad.

Tras una serie de pruebas médicas, los profesionales de la salud hallaron que sufría insuficiencia renal e insuficiencia cardíaca, dos enfermedades potencialmente mortales. Algunos estudios han relacionado el consumo de bebidas energéticas con daños al sistema cardiovascilar por el incremento de la presión arterial.

Durante su estancia en el hospital fue mejorando poco a poco. Como resulta lógico, dejó de tomar bebidas energéticas y su función cardíaca mejoró de forma notable, hasta el punto de no necesitar un transplante de corazón. Sin embargo, según los médicos, sí es muy probable que vaya a necesitar un transplante de riñón en el futuro.


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