En 2015, tras una tremenda pelea que duró seis días, la estadounidense Emily Harrington logró escalar en libre (usando solamente pies y manos, sin colgarse para reposar ni agarrarse a ningún seguro) los casi 1.000 metros de Golden Gate, una de las rutas más severas que acoge la pared de El Capitán, en el californiano valle de Yosemite. Fue la semilla de una obsesión: ¿por qué no repetir pero esta vez en tiempo récord, en menos de 24 horas, algo que solo han logrado tres inmensos escaladores como Alex Honnold, Tommy Caldwell y el desaparecido Brad Gobright?
Los tiempos de la especialización han diseccionado el arte de escalar y es infrecuente encontrar actores capaces de generar una polivalencia como la alcanzada por Harrington: 5 veces campeona de su país de escalada deportiva, una de las pocas mujeres en haber alcanzado la dificultad de 8 c (los grados de exigencia en la escalada se ordenan por número y una letra a su lado, y en categoría femenina el máximo alcanzado es 9b), una maestra de la escalada en pared y, por si fuera poco, capaz de colarse en las cimas de dos ochomiles: Everest y Cho Oyu. El 7 de noviembre de 2019, Harrington estuvo a un suspiro de lograr su reto en Golden Gate, pero extenuada cayó en uno de los últimos largos (tramos) de la ruta, cuando olía cima y éxito. Le aseguraba, ni más ni menos, que Alex Honnold.
Las reglas para escalar semejante dificultad en el día son sencillas: Harrington debe escalar en cabeza los 41 largos de la ruta y superarlos en libre, es decir sin reposar en mitad del largo ni agarrarse a nada que no sea la roca. Si cae, debe descender hasta el inicio del largo y empezar de nuevo. Pero en Golden Gate, las máximas dificultades están muy altas en la pared, cuando se acumulan ya horas de escalada y tensión.
A diferencia de la escalada deportiva, donde los seguros son fijos y colocados cada dos metros, en las paredes graníticas de Yosemite el escalador debe usar las fisuras para protegerse con seguros que él mismo coloca. El riesgo de hacerse mucho daño en caso de caída es severo, y obliga al escalador a un juego psicológico determinante. El 26 de noviembre de 2019, Harrington y Honnold volvieron a la carga, pero mientras escalaban en simultáneo los largos más sencillos, Emily resbaló, cayó muchos metros y la cuerda estuvo cerca de estrangularla. Siguió un rescate laborioso y nocturno que salió en los principales informativos televisados del país.
La misma noche de las elecciones presidenciales, Harrington no hizo cola para depositar su voto: se encordó de noche, pasadas la una y media de la madrugada, a su compañero Honnold y retomó su reto en la oscuridad, tratando de volar en los largos más sencillos, asumiendo riesgos para luchar contra el tiempo. 21 horas, 13 minutos y 51 segundos después, de nuevo en la oscuridad pisó la cima convirtiéndose en la primera mujer en encadenar la vía en el día. También es la cuarta mujer en escalar en libre una vía del Capitán: Lynn Hill lo hizo en 1994 con The Nose; Steph Davis y Mayan Smith Goban se apuntaron la ruta Freerider en 2004 y 2011, respectivamente. Solo ha habido 25 personas capaces de escalar en el día y en libre ésta icónica pared, la mayoría de ellos a través de Freerider, de dificultades menores que Golden Gate.
“Honestamente, todo empezó con un sueño que no me veía capaz de completar. Pero me pareció que el esfuerzo merecía la pena, resultaba interesante en éste momento de mi vida. Tras años de intentos y de casi morir en el empeño, tras mi caída del año pasado entendí que podría ser capaz de hacerlo”, explicó Harrington en sus redes sociales.
Su éxito estuvo a punto de difuminarse cuando sufrió un inesperado resbalón, cayó y se abrió un agujero en la frente. “Había sangre por todas partes y pensé seriamente en abandonar porque me encontraba emocionalmente destrozada, pero un vendaje y el hecho de comprobar que estaba bien me animó a seguir”, recuerda. “Nunca me he sentido tan cansada y aterrorizada como en los largos finales: totalmente en mi límite físico y mental, como debe ser. Esta forma de escalar, en la que hay tanta incertidumbre y donde tantas cosas pueden ir mal, es definitivamente lo que amo”, se felicita Emily.
En opinión de Alex Honnold, “lo que ha logrado Emily la coloca no como una de las mejores escaladoras sino como una referencia en el mundo de la escalada”, donde la diferencia entre hombres y mujeres es cada vez más estrecha.