Una nueva extrema derecha emerge en Rumania


Rumania ha apartado del poder a los socialdemócratas, que han llegado a dominar el Parlamento desde el derrumbe de la dictadura comunista hace 31 años, excepto en los periodos 1996-2000 y 2009-2012. Tras dos semanas de tensiones con punzantes diatribas cruzadas entre los líderes de las formaciones llamadas a ponerse de acuerdo desde las elecciones legislativas del 6 de diciembre, el Parlamento concedió este miércoles el voto de confianza al nuevo Gobierno de coalición de centroderecha. Está encabezado por el primer ministro, Florin Citu, del conservador Partido Nacional Liberal (PNL) y respaldado por la alianza centrista USR-PLUS y la Unión Democrática de los Magiares (UDMR).

Con la investidura de Citu, que hasta ahora era ministro de Finanzas, se pone fin a un periodo de inestabilidad política que comenzó con la embestida del centroizquierda contra la independencia de la Justicia en febrero de 2017, lo que desató masivas protestas callejeras. Esta etapa convulsa se vio agravada por una moción de censura que acabó con el Gobierno socialdemócrata en octubre de 2019, y otra moción que terminó con el Ejecutivo liberal en febrero de este año.

A favor del tripartito votaron 260 de los 455 escaños validados en las dos cámaras (de los Diputados y Senado); en contra lo hicieron 186, procedentes del Partido Social Demócrata (PSD), ganador de los comicios, y de la Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR, acrónimo que significa oro en rumano), una formación de extrema derecha que ha irrumpido con fuerza en la esfera política con sus discursos en contra de las medidas anticovid

“Desde hoy, les anuncio que voy a supervisar personalmente los objetivos que nos hemos propuesto”, ha declarado Citu durante su discurso de investidura, en referencia al control semestral que realizará a cada uno de sus ministros. La coalición se repartió los ministerios de forma proporcional al sufragio: 9 del PNL, 6, de USR-Plus y 3 de UDMR; mientras que una vicepresidencia recaerá en el lado liberal y la otra en el de la alianza centrista.

El Gabinete será el más joven de la Rumania democrática, con una media de 45,8 años de edad. “Es la primera vez que la generación de 40 años realmente toma el poder en Rumania. Es un momento simbólico”, explica el periodista del portal g4media.ro, Cristian Pantazi. “Y esto se ve en el programa de Gobierno, que se centra en las principales tendencias europeas: digitalización, ecología, modernización, sostenibilidad y economía circular”, prosigue.

Sin embargo, la nota discordante se encuentra en la paridad del Gobierno: solo una mujer formará parte del organigrama. Viola tanto la Constitución rumana como la ley sobre igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, señalan expertos antidiscriminación. El Ejecutivo corre el riesgo de caer por decisión del Tribunal Constitucional. Pero, el Defensor del Pueblo, que criticó la falta de equilibrio de género y reconoció que ya recibió reclamaciones, aclaró que está fuera de su competencia, puesto que el Gobierno es validado por el Parlamento.

Sin duda, esta falta de paridad ha levantado ampollas. “Se trata de la prueba fehaciente de que Rumania aún vive bajo el patriarcado político, no ha interiorizado valores, aunque tengamos leyes que defiendan la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres desde hace unos 20 años”, precisa el analista político Dan Tapalaga. “Incluso el machista más profundo y homófobo admite solo en sí mismo que un Gobierno con 20 hombres y una sola mujer podría encontrarse en países árabes o en la Rumania de principios de los noventa, no en la Unión Europea”, lamenta. Los partidos se justificaron alegando que ponderarán la balanza con nombramientos de mujeres en secretarías de Estado o comisiones parlamentarias.

Rumania se enfrenta a una doble crisis: sanitaria y económica. Las autoridades, que han notificado este miércoles 5.459 nuevos contagios por coronavirus y 130 muertos en el último día, y elevado el número a 604.251 personas infectadas y a 14.766 fallecidos desde el inicio de la pandemia, iniciarán el domingo la campaña de vacunación contra la covid-19. Además, Bucarest deberá elaborar un presupuesto que restituya la confianza con Bruselas y los inversores mediante la reducción del déficit público, que roza el 10%, pero también deberá llevar a cabo reformas para relanzar la maltrecha economía.


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