Una nueva tribuna de militares franceses, esta vez en activo, vuelve a agitar la política gala. Los signatarios dicen apoyar a los militares, en su mayoría retirados que, hace casi tres semanas, publicaron un primer texto en la misma revista, la ultraconservadora Valeurs Actuelles, y llaman como ellos a los gobernantes “actuar” para “salvar” Francia. La nueva columna emplea un lenguaje similar al del primer texto, que advertía del “desmoronamiento” del país —ahora es un “derrumbe”—, del riesgo de una “intervención” de las fuerzas armadas y hasta de una posible “guerra civil” (idea que reaparece), lo que provocó la condena política firme y el anuncio de sanciones. La gran diferencia ahora es que los militares escriben desde el anonimato. En cualquier caso, que haya uniformados que se sienten legitimados para dar otro toque de atención a sus gobernantes, saltándose su deber de neutralidad política, ha provocado una nueva oleada de malestar en el Gobierno y la cúpula militar. La ministra de Defensa, Florence Parly, ha denunciado este mismo lunes una “burda maquinación política” con un “lenguaje de la extrema derecha” que, ha subrayado, no representa al conjunto de las fuerzas armadas.
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“Sí, nuestros mayores tienen razón sobre el fondo de su texto, en su totalidad”, afirman los nuevos signatarios, más de 130.000 al mediodía del lunes, apenas 12 horas después de su publicación, según Valeurs Actuelles, que también ha invitado a “civiles” a firmar el texto. Al no publicar los nombres de los firmantes, por el momento no es posible confirmar de forma independiente ni su número ni su identidad.
Los defensores de la nueva tribuna se definen como “hombres y mujeres, militares en activo, de todos los ejércitos y de todas las gradaciones, de todas las sensibilidades”, que han combatido en “Afganistán, Malí, África Central” y otras misiones en las que tanto ellos como compañeros caídos “se han dejado la piel para destruir el islamismo al que ustedes hacen concesiones sobre nuestro territorio”, dicen en la columna dirigida al “señor presidente, señoras y señores ministros, parlamentarios” y oficiales de las fuerzas armadas.
El 21 de abril, en una primera tribuna, una “veintena de generales, un centenar de altos mandos y más de un millar de otros militares”, según los describió en su momento Valeurs Actuelles, denunciaron el “desmoronamiento” de Francia debido a “un cierto antirracismo que busca un solo objetivo: crear un malestar, un odio entre las comunidades” y un “islamismo y unas hordas de los barrios periféricos” que intentan transformar partes de Francia “en territorios sumisos a dogmas contrarios a nuestra constitución”.
Tres semanas más tarde, los nuevos signatarios usan un lenguaje quizás algo menos virulento. Pero el mensaje, sostienen, es el mismo. “Vemos la violencia en nuestras ciudades y pueblos. Vemos cómo el comunitarismo se instala en el espacio público, en el debate público. Vemos cómo el odio contra Francia y su historia se convierte en la norma”, escriben antes de retomar la idea de un potencial enfrentamiento interno ante una “decadencia” que “anuncia un caos y violencia que (…) no vendrán de un ‘pronunciamiento militar’, sino de una insurrección civil”.
“Si estalla una guerra civil, el Ejército mantendrá el orden en su propio suelo, porque se lo pedirán (…) Nadie puede querer una situación tan terrible (…) pero sí, nuevamente, la guerra civil late en Francia y ustedes lo saben perfectamente”, afirman antes de instar, una vez más, a los gobernantes, a reaccionar.
“Actúen, señoras y señores. No se trata de prolongar sus mandatos o de conquistar otros. Se trata de la supervivencia de nuestro país, de su país”.
El valor
Al contrario que con la primera tribuna, con la que tardaron varios días en responder —sobre todo después de que la líder de extrema derecha, Marine Le Pen, tratara de aprovechar políticamente la columna, invitando a sus firmantes a unirse a su proyecto electoral— las condenas políticas no se han hecho esperar ahora, sobre todo por la decisión de los militares de no revelar su identidad.
“¿Es eso el valor, permanecer anónimos?”, se ha preguntado el ministro del Interior, Gérald Darmanin, para quien “cuando se quiere ser valiente, se da el nombre. Y cuando se quiere hacer política, uno se presenta a las elecciones”. También el expresidente socialista François Hollande ha fustigado a los firmantes por no dar la cara. “Si no hay firma, no hay texto”, ha condenado.
Para el ministro de Economía, Bruno Le Maire, la columna “es contraria a lo que esperamos de los militares” y “daña una parte de nuestras fuerzas”.
Tras la polémica suscitada por la primera tribuna, el Ministerio de Defensa anunció sanciones “ejemplares” para los militares firmantes aún en activo, 18 según indicó, además de una veintena de generales en la reserva. La responsable de esta cartera, Florence Parly, no ha querido revelar este lunes si se preparan nuevas sanciones, pero ha condenado en duros términos una nueva tribuna que “busca dividir, fracturar, la nación en un momento en que, más que nunca, necesita unirse, reencontrarse”, ha denunciado. “Venimos de pasar una crisis sanitaria muy difícil y nada es peor que querer dañar los valores de la república”, ha lamentado Parly, para quien el texto, que es “anodino” por el hecho de ser anónimo, responde a una “burda maquinación política” que “utiliza toda la retórica, vocabulario, tono, referencias de la extrema derecha”.
La ministra de Defensa ha recordado además el deber de neutralidad de las fuerzas armadas. “La neutralidad de nuestros ejércitos es lo que hace que los franceses tengan confianza en los militares y es un elemento de cohesión nacional”, ha subrayado.
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