El repunte de casos de COVID-19 y la rápida propagación de la variante Ómicron nos lleva a preguntarnos qué clase de mascarillas otorgan una barrera más efectiva: las de tela, las tradicionales de capas múltiples o la N95.
Los CDC aún intentan determinar si Ómicron tiene la misma probabilidad o menos de causar COVID-19 grave en comparación con variantes anteriores del virus. Sin embargo, los informes bajo la lupa parecen sugerir que las personas se están infectando incluso cuando usan mascarillas con diligencia.
Los CDC indican que una mascarilla típica de tela, aunque es mejor que no usar cubierta facial, solo proporciona alrededor de un 30-60% de protección al usuario. Las mascarillas quirúrgicas, aunque son mejores en un 40-80%, carecen de un ajuste ceñido al rostro, lo que deja huecos alrededor de la prenda, por ende, disminuye la protección contra las partículas entrantes.
Luego están las mascarillas de alta filtración, como la N95, que brindan una protección significativa al usuario a niveles que son entre cinco y 10 veces superiores a los de una mascarilla de tela.
Los estudios más recientes sugieren que con mascarillas quirúrgicas o de tela, el riesgo de infección puede aumentar a los pocos minutos de estar cerca de una persona que no porta cubierta facial o usa mascarillas de bajo rendimiento. Sin embargo, con el uso de mascarillas de alta filtración bien ajustadas, este mismo nivel de exposición tardaría horas en volverse peligroso. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que estar cerca de una persona infectada siempre conlleva algún riesgo.
Sin estudios más extensos, es difícil decir qué tan efectivas pueden ser las diferentes mascarillas contra la variante Ómicron, pero el Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) otorga la etiqueta N95 a las mascarillas que pueden filtrar al menos el 95% de todas las partículas en el aire, independientemente de su tamaño. Entonces, un respirador N95 te brindaría una mayor protección que una cubierta facial que no cumple con los estándares N95.
Por supuesto, es necesario asegurarse que una mascarilla tenga la certificación N95, y una forma de hacerlo es verificar la lista oficial de mascarillas aprobadas por NIOSH para garantizar que la cubierta haya sido probada y certificada como N95.
Entérate aquí por qué esta variante es más contagiosa y quiénes están en mayor riesgo.
Las mascarillas N95 en general se fabrican con un material de alta tecnología que cuenta con fibras de tamaño micrométrico muy espaciadas, aproximadamente 1/50 del diámetro de un cabello humano, a las que se les aplica una carga electrostática para atrapar partículas aún más pequeñas. Este material puede filtrar partículas de unos pocos nanómetros de tamaño.
Sin embargo, lo más sorprendente es que, si bien brindan casi un 95% de protección contra los aerosoles respiratorios típicos de Covid, estos materiales también brindan una transpirabilidad que supera la de una máscara de tela de tres capas.
Al elegir una mascarilla, debes tener en cuenta tres criterios: filtración, comodidad y ajuste. Los respiradores brindan no solo la filtración, sino también la comodidad de materiales altamente transpirables y un sellado hermético a la cara por el diseño de la máscara.
DIFERENCIA ENTRE LA CERTIFICACIÓN N95 Y LA KN95
Es preferible la certificación N95 a la certificación KN95, un estándar de China que utiliza enfoques de prueba que pueden no ser tan estrictos como los procedimientos de NIOSH.
El Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional advierte que una mascarilla con certificación KN95 no significa que cumpla con los requisitos de la N95.
Debe tenerse en cuenta que el KN95 es un estándar de prueba autoinformado y carece de una estricta regulación gubernamental por parte de China, lo que resulta en la proliferación de mascarillas falsas de bajo rendimiento.
Los CDC advierten que el 60% de los respiradores KN95 en los Estados Unidos son falsificados y no cumplen con los requisitos de NIOSH.
Otra certificación común es la KF94, de Corea del Sur, que está regulada por el equivalente coreano de la FDA, por lo que puede ser aún más recomendable que la KN95. En Europa se denominan FFP2.
N95 VS. MASCARILLAS TRADICIONALES
La tecnología de las mascarillas N95 puede resultar impresionante, pero eso no significa que los revestimientos faciales estándar sean totalmente inefectivos contra la variante Ómicron. Si bien el virus puede ser lo suficientemente pequeño como para atravesar los poros de las cubiertas faciales estándar, dichas cubiertas podrían reducir al menos la cantidad de virus que puede llegar a la nariz y la boca.
Los CDC indican que casi cualquier tipo de cubierta facial puede bloquear al menos parte del virus expulsado de la nariz y la boca, pero esto depende de qué tan poroso puede ser el material y cuántas capas componen la cubierta facial. Dos capas serían mejores que una capa del mismo material. Y tres capas serían mejores que dos capas.
La agencia también recomienda elegir mascarillas con dos o más capas y un alambre en la nariz para un mejor ajuste y evitar que el aire se escape por la parte superior. También sugiere sostener la máscara para verificar si bloquea la luz, lo que significa que la tela probablemente filtrará más partículas. Para una protección adicional, los expertos sugieren usar dos mascarillas.
Por otro lado, los CDC advierten sobre el uso incorrecto de las mascarillas, lo que a su vez puede disminuir su efectividad. Por ejemplo, usar una cubierta facial y dejar que la nariz sobresalga.
Optar por una mascarilla con certificación N95 o su equivalente sería especialmente importante cuando pasas demasiado tiempo en un espacio cerrado, como en un avión, y no puedas combinar al menos otras dos medidas de prevención de contagio, como mantener el distanciamiento físico y sin no estás seguro de que las personas que te rodean están vacunadas.
También debes asegurarte de que tu mascarilla facial N95 se ajuste perfectamente a tu rostro, creando un sello de aire. De lo contrario, la efectividad se reducirá drásticamente.
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