El Gobierno ucranio y los separatistas prorrusos respaldados por Moscú han intercambiado este jueves acusaciones de ataques a lo largo de la línea del frente en el Donbás, en días clave en la crisis en torno a ucrania. Proyectiles de artillería han alcanzado esta mañana una guardería en la ciudad de Stanytsia Luganska, en la parte de la región de Lugansk controlada por el Gobierno de Ucrania. Hirieron a tres civiles, según el Ejército ucranio, que reportó otra veintena de ataques a lo largo de la zona de contacto. A su vez, líderes de las regiones secesionistas de Donetsk y Lugansk denunciaron ataques de las fuerzas ucranias.
El Kremlin —que insiste en que el conflicto es una “guerra civil” pese a las evidencias de apoyo político y militar a los separatistas— culpó al Ejecutivo ucranio de la escalada. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, se mostró preocupado por el recrudecimiento de la tensión, al igual que el presidente estadounidense, Joe Biden. Ambos alertaron de que Rusia podría estar intentando lo que se conoce como una operación de falsa bandera, es decir, un ataque orquestado por el Kremlin para usarlo como excusa en una incursión militar en Donetsk y Lugansk.
Los ataques no son algo inhabitual en una guerra que va a cumplir ocho años y que ha dejado ya unos 14.000 muertos, según estimaciones de la ONU. Los sucesivos acuerdos de alto el fuego se rompen constantemente, según los informes de la misión de observación de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en la zona, que informó de “múltiples incidentes de bombardeos” este jueves por la mañana en el Donbás.
Sin embargo, este aumento de las escaramuzas, más activas y a lo largo de toda la línea del frente, añade más tensión a un conflicto que, desde que cesaron los combates encarnizados que dejaron una línea en el frente que apenas ha variado, lleva mucho tiempo cociéndose a fuego lento y en el que una pequeña espita puede derivar en un recrudecimiento de los enfrentamientos y de nuevo en guerra caliente. Este miércoles era el día al que la inteligencia occidental apuntaba como la posible fecha para una invasión rusa.
Moscú lleva semanas hablando de que teme “provocaciones” en la zona y asegurando que Kiev se prepara para lanzar una ataque para recuperar el control de todo el Donbás. Ucrania, Estados Unidos y la OTAN sospechan, sin embargo, de que Rusia podría tener en la recámara una operación encubierta para usar como pretexto de intervención en las regiones separatistas, donde ha repartido alrededor de un millón de pasaportes rusos, según estimaciones de altos funcionarios, y donde ha asegurado que se está produciendo un “genocidio contra personas de habla rusa”. “Tenemos motivos para creer que [Moscú] está involucrado en una operación de bandera falsa para tener una excusa para entrar”, ha dicho Joe Biden este jueves. “Todos los indicios que tenemos son que están preparados para entrar en Ucrania y atacar a Ucrania”, añadió el presidente de EE UU.
El ataque de artillería contra Stanytsia Lugansk, que también cortó la electricidad y provocó la evacuación de los vecinos a los sótanos de la ciudad para refugiarse, se produce en una zona muy cercana al frente y también próxima a la frontera con Rusia. En esa zona, Moscú continúa con una gran acumulación de tropas, según Occidente, pese a los anuncios de repliegue.
Los vídeos y las imágenes difundidos por el centro de operaciones del ejército ucranio muestran la guardería dañada, con una de las habitaciones de juegos llena de escombros. Los niños estaban en otra sala durante el ataque. Pero un guardia de seguridad, un empleado de limpieza y una maestra resultaron heridos por conmoción cerebral, según los informes. Los incidentes se producen, además, el mismo día que el Consejo de Seguridad de la ONU habla sobre la situación en Ucrania.
El ministro de Exteriores ucranio, Dmytro Kuleba, culpó a Rusia de una “grave violación” del débil alto el fuego en el Donbás, y el presidente Volodímir Zelenski aseguró que los ataques son una “provocación”. El líder ucranio señaló la importancia de que los diplomáticos y la OSCE permanezcan en la zona. “Necesitamos un mecanismo eficaz para registrar todas las violaciones del alto el fuego”, dijo en las redes sociales. En los últimos días, varias embajadas occidentales importantes han cerrado sus puertas en Kiev y han evacuado a su personal, ante el temor de que Rusia lanzase una agresión militar a gran escala, como alertaba la inteligencia de Estados Unidos. Además, Washington y Londres han retirado a sus ciudadanos de la misión de la OSCE.
En medio de la escalada militar, el incidente de este jueves en el Donbás preocupa en Occidente. Además de la concentración de tropas rusas a lo largo de las fronteras con Ucrania, Moscú desarrolla maniobras conjuntas en Bielorrusia. El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha asegurado este jueves que Rusia está lanzando “mucha desinformación” y que lo hace “para crear una atmósfera de ataques contra rusos en esta parte de Ucrania”.
El jefe de la diplomacia europea ha hablado con inquietud de los bombardeos en la línea del frente, pero ha manifestado que los países de la UE no aprobarán las sanciones contra Rusia hasta que “el nivel de intensidad de la agresión lo requiera”. “Hemos tenido noticias sobre una retirada de tropas [rusas], pero no hay evidencia de eso”, ha dicho Borrell tras una reunión de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE para tratar la tensión en torno a Ucrania, en la que no adoptaron ninguna decisión.
En Moscú, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que al Gobierno le preocupa profundamente “un intercambio de ataques en curso” en el frente y que “el primer ataque provino del lado ucraniano”. “Hemos advertido muchas veces que la concentración excesiva de las fuerzas armadas de Ucrania junto a la línea de contacto, sumado a la posibilidad de provocaciones, podría ser altamente peligrosa. Y ahora podemos ver que están ocurriendo estas provocaciones”, dijo Peskov en una rueda de prensa telefónica.
“Está claro que la situación en el Donbás se está intensificando. La situación en las fronteras de Rusia puede estallar en cualquier momento”, añadió el portavoz del Kremlin. El Gobierno ruso ha rechazado la idea de que Moscú esté buscando un pretexto para invadir Ucrania. “Los intentos de echar toda la culpa de lo que está sucediendo en Ucrania a Rusia no tendrán éxito”, asevero este jueves el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.
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