Si existe otra preparación básica que ha adquirido niveles de culto es la croqueta. Tanto es así que es uno de los pocos platos que tiene un día internacional, cada 16 de enero, cuando los restaurantes y bares de tapas se alían para poner en la mesa su mejor versión de un clásico que no falta en la mayoría de restaurantes. Para conseguir una buena croqueta es necesaria la culminación precisa de varios procesos. Una bechamel al punto, un ingrediente principal bien elegido, un rebozado adecuado y una fritura respetuosa. En fin, todo un arte. Así lo explican en Croq & Roll (Travessera de Gràcia, 233), un pequeño local en el barrio de Gràcia que Nil Hostan y Santi Pérez abrieron hace tres años. Con más de 22 especialidades de croquetas, a cual más original, arriesgan y sorprenden: croquetas de chocolate a la naranja, de sobrasada con miel, de calamar en su tinta, de calçots con romesco… Delicias con productos de temporada y con ingredientes a veces inverosímiles.
Otra apuesta por las croquetas gourmet se encuentra en pleno barrio del Poblenou, en el bonito bistró-bar de tapas Catacroquet (calle dels Almogàvers, 211). Lleva cuatro años elaborando pequeñas delicias rebozadas con los ingredientes más clásicos y los más imaginativos, como ternasco de Aragón con patatas o morcilla con arenque ahumado. Al frente están Carlos Pérez y Andrea Pérez-Lorente, que han dividido su carta en alimentos “croquetables” y “no croquetables”; la lista de los primeros es realmente extensa y prueba de ello son las croquetas dulces para postre —la de queso envuelto con crujiente de brownie es especialmente adictiva—.
Fish and chips y kebab
En el actual mundo globalizado ya no es necesario recorrer medio planeta para deleitarse con exóticas gastronomías por humildes o sofisticadas que sean. De las costas británicas llega el pescado empanado servido con patatas fritas y envuelto en papel, que ha trascendido no solo a otros países anglosajones, sino que también ha aterrizado en los dominios de la dieta mediterránea. Uno de los primeros locales en servir ricos fish & chips fue el de los hermanos Majid y Mani Alam y su cuñado Bilal, de origen paquistaní y muy arraigados en la cocina barcelonesa, ya que los tres han trabajado en diversos restaurantes familiares en la ciudad. En el Eixample Izquierdo, cerca de la Gran Vía, en 2015 abrieron un pequeñísimo local cuyas exquisiteces generan colas los fines de semana. Un par de mesas y una barra detrás de la cual la actividad no cesa para servir los cucuruchos de “merluza del Cantábrico, rebozada en tempura ahumada y con un toque crujiente que le aportan los corn flakes, con patatas sazonadas, todo con un twist hindú-pakistaní”. Los propietarios de The Fish & Chips Shop ya han abierto el quinto establecimiento en la capital catalana y en todos ellos ofrecen una revisión del clásico fast food del Reino Unido.
Con la idea de crear un local agradable y cálido en el que degustar una de las comidas más tradicionales y típicas del mundo, en 2017 abrió el Bellako Gastro Kebab (calle de la Marina, 244). Y se trata de eso, convertir el kebab en un plato gourmet gracias al uso de ingredientes de primerísima calidad: pollo del Empordà, ternera black angus, cerdo ibérico de Extremadura, y verduras y hortalizas de proximidad. Se puede elegir pan libanés o pan de pita para armar los ingredientes, y para completar el menú proponen un original hummus de chorizo, un delicioso baba ganush a base de berenjenas y, por qué no, escalivada, además de distintas ensaladas. Y todo ello en un local chic y luminoso en el que sentirse a gusto.
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