Entre el 7 de marzo y el 4 de abril se disputarán los cuatro derbis de la LaLiga Santander. Este tipo de enfrentamiento se vive de manera singular entre personas que tienen una estrecha relación. Si comparten cama, si comparten casa, si comparten familia, o si comparten grupo de música… Descubrimos cuatro historias de aficionados que están casi todo el tiempo juntos, pero a quienes la pasión ha llevado por caminos distintos. Desde el grupo musical valenciano La Habitación Roja hasta dos txuri-urdines perdidos en Bilbao. Para vivir este espectáculo tan esperado, LaLiga ha creado unos sofás, reforzando el mensaje de que la rivalidad une, en el marco de una campaña lanzada por el mes de los derbis. En las cuatro próximas semanas se enfrentarán el Atlético de Madrid y el Real Madrid; el Levante UD y el Valencia CF; el Sevilla FC y el Real Betis; y la Real Sociedad y el Athletic Club.
El matrimonio que vence al fútbol y al cuñado
Cuando Fernando García conoció a su mujer Belén, también García, se enteró de que a ella no le gustaba mucho el fútbol. Sabía que era del Atlético de Madrid, pero le dijo que no tenía mucha relación con el balón. Él, que es gestor deportivo, especialista en patrocinios, dirección deportiva y entrenador de fútbol, ocultó su fiebre por el Real Madrid. “A mí tampoco”, le dijo. La primera vez que fue a casa de sus suegros se encontró con una suerte de milicia atlética. “¡Eran todos muy colchoneros!”, dice. Y entonces se atrevió a destapar su pasión.
García (Fernando) es socio del Real Madrid desde hace 25 años siguiendo la arraigada tradición familiar. Lo mismo que le llevó a García (Belén) a ser del Atleti. Dos familias apasionadas cuya misión ahora es convertir a Blanca, la hija de dos años de la pareja. “Mi cuñado le regala cosas del Atleti”, dice Fernando. “Y yo no he podido aún hacerla socia del Real Madrid porque me exigen que presente su DNI, y todavía no lo hemos hecho. Así que ahí ya me va ganando”.
En los derbis no, porque es el Real Madrid el que más ha ganado, con 89 victorias sobre 167 partidos ligueros disputados (39 fueron empate, y otras 39 ganó el Atlético). Carlos, “el atlético más atlético” que conoció en su vida, lo convenció para que usara por única vez una camiseta colchonera. “Me llevó al fútbol con él. Al sitio del estadio donde están los aficionados más eufóricos. ¡Tuve que hacerlo!”, admite Fernando. Muchos partidos en casa los ve con su padre, también Fernando, socio del Real Madrid desde hace más de 50 años. “A veces hacemos mucho ruido, pero Belén no se fastidia. Al final, ver a tanta gente alegre en su casa le gusta”.
La nota discordante en La Habitación Roja
Jorge Martí y Jose Ricardo, cantante y baterista, respectivamente, del grupo indie La Habitación Roja, cumplieron 25 años haciendo música juntos el año pasado. Pero Martí y Ricardo se conocen desde mucho antes. Iban al mismo colegio en La Eliana (Valencia) y jugaban en el equipo de fútbol del pueblo. Hasta llegaron a disputar un partido en Mestalla. “Íbamos al estadio en tren y, aunque no le guste decirlo, Jose también venía a ver al Valencia CF”, dispara Martí, valencianista declarado. Y a Ricardo, apasionado levantinista, no le queda más remedio que justificarse: “No es que fuera del Valencia, pero todos iban a verlo”. “Bueno y yo hice una pretemporada con el Levante UD cuando era joven”, admite por su parte el cantante, desde Noruega, donde vive la mitad del año.
Martí y Ricardo ejemplifican la rivalidad, pero también la unión, entre los dos principales equipos de la capital valenciana, que el próximo domingo 14 de marzo a las 14 se enfrentarán en el Ciutat de València, por 29ª ocasión en la máxima categoría del fútbol español.
“El Valencia ha visto al Levante con cierto cariño. Han pasado años muy chungos”, dice Martí. Durante décadas no tuvieron derbi. El Levante alcanzó la máxima categoría por primera vez en 1963 y solo duró un año. No volvería hasta 2003. De hecho, han disputado entre ellos solo 28 partidos ligueros, con siete victorias granotas. “Han cambiado los papeles”, retruca Ricardo. “El Levante ha florecido, ha llegado un presidente que gestiona el club de forma profesional, somos un gran equipo, con una afición arraigada de toda la vida”.
Los músicos discuten sobre la identidad social de cada club. Cada uno tiene su visión. Para Martí, el Valencia es el equipo de toda la Comunidad. Mestalla “se llena con la gente los pueblos y también con la de la ciudad”. “¡Es al revés!”, corrige Ricardo. “El Valencia es de los pueblos, sí, pero la ciudad pertenece al Levante”. Y Martí vuelve a la carga: “¡El Levante es el equipo de los Poblados Marítimos, de Cabanyal, de Nazaret y de la Malvarrosa!”.
Sus primeros recuerdos futboleros también establecen diferencias. “El Valencia salía al campo con un famoso pasodoble”, rememora Martí, mientras tararea la canción. “Toda esa ceremonia era increíble para mí, pero luego a mi padre le gustaba marcharse antes de Mestalla para evitar el atasco”. Ricardo, en la vereda de enfrente, lanza una puya: “El mío nunca ha entendido cómo la gente se va antes. ¡Nos gustaba el atasco al salir! Sintonizabas la radio y escuchabas las polémicas, los análisis…”.
Ambos viven el fútbol de manera distinta, pero ven la vida de forma parecida. No se han visto desde diciembre, cuando tocaron en Valencia por el 25º aniversario de la banda. Echan de menos al espectáculo, al público en los estadios, de fútbol y de música, en todas partes. “Hay una pátina así de tristeza general, porque somos seres sociales y necesitamos relacionarnos, con el fútbol, con la música, ¡con algo!”.
Los remeros olímpicos que comparten piragua pero no equipo
Javier García y Jaime Canalejo llevan dos décadas remando codo con codo. Juntos ganaron la medalla de bronce de dos sin timonel en el europeo de remo de 2019. Juntos fueron quintos en el mundial, y consiguieron el billete a su primera cita olímpica, en Tokio. Juntos, también, acaban de ser campeones de España con el Club Náutico de Sevilla. Pero hay tres días al año en los que García y Canalejo se separan para impulsar embarcaciones distintas. Uno es el de la regata Sevilla-Betis, que el próximo otoño celebrará su 55ª edición en el río Guadalquivir. Los otros dos son las jornadas de ElGranDerbi, momentos en los que la capital andaluza también se parte en dos. Ahora, las chanzas son propiedad del sevillista Canalejo, que desde comienzo de siglo, solo vio a los de Nervión caer en seis encuentros ligueros ante su archirrival.
García y Canalejo, de 28 y 29 años, comparten mucho tiempo. “En nuestro deporte, la sincronización es lo más importante. Los movimientos deben ser exactamente iguales, y si nos desviamos hay que solucionarlo”, explican desde el lago de Bañolas (Girona, Cataluña), donde están concentrados con la selección española. Su primer objetivo, aseguran, son los Juegos Olímpicos. “Pero con la regata en el Guadalquivir tenemos el privilegio de defender cada uno nuestros colores”. Un mes antes de cada edición comienzan a compaginar sus entrenamientos con los de sus equipos. Dos veces por la mañana con la selección y una por la tarde con el Real Betis o con el Sevilla FC. “Hay días en los que remamos alrededor de 50 kilómetros”.
El domingo 14 de marzo, a las 21, ElGranDerbi se disputará en el Ramón Sánchez-Pizjuán, y ellos estarán concentrados en Sierra Nevada. Lo verán juntos. “Él grita más, es más efusivo”, dice García, y señala a su compañero sevillista. “Al final, el fútbol te ayuda a distraerte un poco, a despegarte de la rutina de los entrenamientos”, se defiende Canalejo. “Es una de las claves para aguantar tantos años remando. Sabemos cuándo tenemos que estar concentrados en lo nuestro y cuándo tenemos que estar cada uno a su bola”, remacha.
Canalejo recuerda un derbi en particular con la misma ilusión que el día que ganó su única regata en el Guadalquivir, en 2010. “Tenía ocho años. Fue un 1-3 en el Benito Villamarín [el campo del Real Betis]. Dos goles de Olivera”. Y rápidamente lo corrobora vía Google: “Mira, el 9 de noviembre de 2000”.
En el agua la historia es otra. “Yo de regatas te puedo decir muchas”, interrumpe García. “Las he ganado casi todas”, bromea. Es cierto. Con otros siete remeros béticos, García ha triunfado en las últimas 10. En fútbol, sí que recuerda la única vez que su equipo venció en el campo de su rival en los últimos nueve años. Fue un 3-5 en enero de 2018.
Un ‘txuri-urdin’ entre leones
“Soy el único de todo Bilbao al que le han salido dos sobrinos de la Real”. Aitor Undabeitia es uno de ellos. El otro, claro, es su hermano Andima. Aitor, bilbaíno de 28 años y Andima, de 34, son la excepción de una familia y, según su tío, de una ciudad, en la que sus pasiones futboleras van a contracorriente. En casa de sus padres, en el bar o en el piso que comparte con tres amigos, todo es rojiblanco.
“¿Por dónde me viene lo de la Real Sociedad? Mi padre, Carlos, nació en Eibar cuando la SD Eibar no era lo que es ahora. Le gustaban entonces el Atlético de Madrid y un poco la Real”, cuenta. Su madre, sin embargo, y todo ese lado de la familia son “del Athletic Club a muerte”, como 20 de sus 23 amigos de la cuadrilla. Con tres de ellos comparte piso en Bilbao. Es el único txuri-urdin entre leones. A veces defienden los mismos colores cuando entran al campo para representar a la AD Escolapios, el equipo federado, de la última división regional, en el que Undabeitia juega desde que tiene cinco años.
Para Aitor y Andima la pasión trasciende los límites geográficos. ElDerbi vasco también. Es el único de los cuatro que hay este año en LaLiga Santander que no se disputa entre equipos de una misma ciudad. “No me pierdo ni un partido de la Real. Muchas veces lo miro en la tableta porque no me dejan ponerlo en la tele, pero de a poco los estoy convenciendo”, asegura. Él mismo los ha acompañado a hacer la previa a calle Pozas, vestido de blanquiazul. “Me dicen alguna cosita en la calle, pero me gusta”. ¿Su derbi favorito? “El último en el antiguo San Mamés. 1-3. Griezmann, Aguirretxe y Vela”.
Todos ellos compartirán un sofá imaginario, aunque no puedan verlo en el mismo lugar, durante este mes para vivir juntos un partido de fútbol especial. Como busca resaltar LaLiga, al final, la propia rivalidad es la que más los ha unido a lo largo de estos años.
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