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¿Usarías esperma de un hijo fallecido para tener nietos?


Los padres de un cadete de West Point de 21 años que sufrió lesiones fatales en un accidente de esquí pueden usar su esperma congelado para procrear un bebé, según lo dictaminó un juez al tiempo que señaló posibles consideraciones éticas.

El fallo del juez de la Corte Suprema, John Colangelo, fechado el jueves, le da a los padres de Peter Zhu la capacidad de intentar la concepción con una madre sustituta utilizando el esperma de su hijo. El juez dijo que los padres de Zhu no han decidido si intentarán usarlo.

“En este momento, el tribunal no impondrá restricciones sobre el uso que los padres de Peter pueden poner en última instancia sobre el esperma de su hijo, incluido su uso potencial para fines procreativos”, escribió Colangelo.

Zhu, de Concord, California, murió después de un accidente de esquí en febrero en West Point. Sus padres recibieron el permiso de la corte para recabar su esperma y congelarlo al mismo tiempo que se sometió a una cirugía de donación de órganos, pero el juez esperó hasta la semana pasada para decidir si podían intentar la reproducción. El esperma se conserva en un banco de esperma.

Colangelo dijo que no encontró restricciones en las leyes estatales o federales. Señaló que pocos tribunales han abordado el tema de la reproducción póstuma, pero aquellos que lo han abordado utilizan la intención del difunto como un factor decisivo.

Citó un caso de 2008 en el que un tribunal ordenó la destrucción de los espermatozoides de un hombre de acuerdo con su solicitud por escrito durante su vida, a pesar de la reclamación de su viuda al esperma como su propiedad.

También citó un caso de 1993 en el que un tribunal sostuvo que el representante de bienes de un hombre muerto no tenía el derecho de destruir su esperma congelado a la luz de su intención por escrito de que fuera almacenado para un posible uso futuro por parte de su novia.

Zhu no dejó ninguna intención escrita sobre el uso de su material genético para la procreación después de su muerte, dijo Colangelo. Pero dijo que los padres de Zhu testificaron sobre las conversaciones en las que habló de su sueño de tener varios hijos y la responsabilidad que sentía por continuar con su legado cultural y familiar. El asesor militar de Zhu en West Point también testificó que Zhu había declarado el objetivo de tener varios hijos durante las sesiones de tutoría.

Monica Minzhi Yao, la madre de Zhu, dijo el lunes que la familia quiere privacidad y no hará comentarios sobre el caso. “Estamos extremadamente devastados por este extraño accidente”, dijo. “Nuestro dolor es algo que ninguna palabra puede describir”.

Y mientras Colangelo dejó la decisión de qué hacer con el esperma de Zhu en manos de su familia, señaló que puede haber otros obstáculos, incluida la renuencia de algunos médicos a asistir por razones éticas.

Por lo general, los casos judiciales relacionados con la reproducción póstuma son presentados por los cónyuges sobrevivientes, no por los padres. Pero el caso de Zhu no tiene precedentes.

En 2007, un tribunal de Iowa autorizó la recuperación de los espermatozoides de un hombre por parte de sus padres para donar a su prometida para uso en el futuro. En 2009, una mujer de Texas obtuvo el permiso de un juez para que le extrajeran el esperma de su hijo de 21 años después de su muerte, con la intención de contratar a una madre sustituta para que le diera un nieto.

En 2018, la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva emitió pautas éticas para los centros de fertilidad en la recolección póstuma de tejido reproductivo. La organización dijo que es justificable si el fallecido lo autoriza por escrito. De lo contrario, dijo, los programas solo deberían considerar las solicitudes del cónyuge o pareja sobreviviente.

El analista legal Steven Clark le habló a nuestra estación hermana de NBC en New York sobre la posible implicaciones del caso de la familia Zhu. “¿Quién será el padre del niño, si hay una concepción? ¿Los abuelos serán los guardianes de facto porque tienen la custodia del material genético y qué sucede cuando ellos se hagan mayores”.

Por su parte Ann Mongoven, del Centro Markkula para la Ética Aplicada, cree “que es muy diferente decir ‘sabemos que quería tener hijos’, que ‘en realidad sabemos que querría tener hijos en esta situación’. Pero es una situación muy difícil”.


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