Existe evidencia que muestra que los etiquetados frontales ayudaron a una reducción de al menos el 20% del consumo de los productos excedidos en azúcares añadidos, sal, grasas trans y calorías totales.
En México, donde el 45 por ciento de las muertes se deben a diabetes, problemas cardiovasculares y obesidad, se ha puesto en marcha una política integral hacia un nuevo sistema agroalimentario justo, saludable y sostenible, comenzando con implementar un etiquetado frontal en alimentos procesados que, de forma sencilla, permita evaluar de manera rápida la calidad de un producto antes de su elección.
En entrevista para Aristegui En Vivo, el doctor Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, señaló que ante el grave problema de salud pública por el que atraviesa el país, las autoridades se han propuesto “controlar la fuente principal de esta epidemia” a través de dos caminos paralelos.
El primero, que depende el Poder Ejecutivo, es la actualización de la NOM 051 que regula el etiquetado frontal de los productos industrializados, y el segundo, que depende del Poder Legislativo, es una propuesta de modificación a la Ley General de Salud para considerar los elementos mínimos para un etiquetado de emergencia.
“Dicen que el etiquetado es una medida simple y que no tendrá resultado pero ya hay casos de países en el campo de América Latina con Chile, Perú, Ecuador y próximamente Uruguay, en donde ha funcionado”, dijo López-Gatell. Agregó que en el caso chileno, existe evidencia que muestra que los etiquetados frontales ayudaron a una reducción de al menos el 20% del consumo de los productos excedidos en azúcares añadidos, sal, grasas trans y calorías totales.
Estas medidas están encaminadas en controlar tres elementos y un atributo de los alimentos industrializados, que al ser ultraprocesados tienen un valor nutricional muy bajo y altos índices de energía.
“Estos son la sal, las grasas trans, que están en un proceso de consenso mundial para ser eliminadas en los próximos 15 años, y los azúcares, en particular los industrializados como fructosa. El atributo es el exceso de calorías“, dijo López-Gatell. Estos cuatro elementos son los que contribuyen a la alarmante epidemia de sobrepeso, obesidad y diabetes en el mundo y en México-
López-Gatell señaló que en México, al no existir una propuesta formal clara, comprometida, de autorregulación en muchos años dentro de la industria alimentaria, se tuvo que recurrir “a un esquema regulador usando las atribuciones del gobierno mexicanos basado en la ley”.
Detalló que es verdad que la industria alimentaria es muy poderosa pues incluye corporaciones globales, que al igual que lo están haciendo en México, en otros países tuvieron la misma actitud de rechazo a las nuevas políticas. “Intentaron negar la evidencia, distraer, fragmentar y desacreditar expertos, pero cuando vieron lo irremediable, también se sumaron, de manera tardía pero se sumaron a apoyar los etiquetados y a reaccionar en su favor, finalmente contribuyendo a la salud a través de la reformulación los productos de consumo para que estuvieron por debajo del límite de las concentraciones que amerita el etiquetado y entonces los productos se volvieron más saludables“.
Por lo tanto, en México “esperamos que más adelante haya una actitud positiva y por lo menos, a posteriori, empiecen a entender que hay que tener la reformulación de los productos industriales, ultraprocesados que no son benéficos para la salud“, afirmó.
El doctor Hugo López-Gatell informó que en el campo Ejecutivo, los actores que participan en esta nueva propuesta agroalimentaria están muy unidos. Se refiere a las Secretarías de Salud, de Economía, Agriculatura, Educación Pública, Profeco y más. “Instalamos hace ya varias semanas, el Comité de Normalización, fuimos extremadamente cuidadosos en que fuera un comité balanceado, con una composición plural, abierta, rigurosa, incluye la participación de la industria”, agregó.
“La discusión ha sido abierta y clara, hemos dejado señales muy precisas de que este gobierno es un gobierno diferente donde el mandato es que el gobierno use sus atribuciones para regular lo que le corresponde, eso no está sujeto a negociación, ni a cálculos de concentración“, afirmó.
Agregó que en México, que hasta ahora tiene el etiquetado GDA, se está siguiendo el modelo de Chile.
“El etiquetado que estamos proponiendo es uno de advertencia, estos son unos sellos octagonales y el origen de esto es un cuidadoso estudio de grupos focales en donde el signo de tránsito de alto representaba el punto límite en donde los alimentos estaban excedidos en las cantidades recomendadas. Se puso de color negro, porque una estrategia de la industria fue querer distraer la coloración de la etiqueta y es el tipo que estamos trabajando en México, ya que hay otro tipos de etiquetados, el peor es el GDA”, refirió.
Previamente, en un comunicado la Secretaría de Salud informó que “ante la epidemia de sobrepeso, obesidad y otras enfermedades crónicas no transmisibles que enfrenta nuestro país, un comité́ de expertos académicos del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), recomienda implementar un etiquetado frontal en alimentos procesados que, de forma sencilla, permita evaluar de manera rápida la calidad de un producto antes de su elección, con información precisa sobre los ingredientes nocivos para la salud: azúcares añadidos, sal, grasas trans y calorías totales”.
“Después de analizar las recomendaciones a nivel nacional e internacional, y de llevar a cabo diversas reuniones de trabajo, el comité de expertos sugirió a la Secretaría de Salud y a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) adoptar un sistema de etiquetado frontal, con el objetivo de facilitar la toma de decisiones de la población en la adopción de una alimentación saludable”, refirió la Ssa.
“Actualmente, el 45 por ciento de las muertes en el país se debe a diabetes, problemas cardiovasculares y obesidad, enfermedades que también reducen cada año, 40 por ciento (11.4 millones) de años de vida con calidad.
“La causa principal de esta epidemia es el alto consumo de productos no saludables, ya que la mayoría de la oferta alimentaria es de productos industrializados ultra procesados, con alto contenido energético y bajo valor nutricional”, indicó.
“Está demostrado que las medidas más efectivas para el fomento de una alimentación saludable son: la regulación de la publicidad, el etiquetado frontal de advertencia, un ambiente escolar nutricionalmente saludable y medidas fiscales.
“Existe consenso mundial, basado en evidencia científica y avalado por instituciones académicas y las organizaciones internacionales de salud, sobre la utilidad de los etiquetados claros como los que han implementado Chile, Perú y próximamente Uruguay. La Organización Mundial de la Salud recomienda su implementación inmediata.
“Existen diversos etiquetados de características confusas e inútiles como el GDA (utilizado en México), el Nutriscore (semaforización) y muchos otros que no ayudan a identificar claramente los productos de consumo no saludables“, finalizó.