Vaitiare, la exnovia de Julio Iglesias, se enfrenta al cáncer


Que Julio Iglesias es un hombre coqueto nadie lo pone en cuestión. La prueba está en su cuenta de Instagram en la que abundan sus fotos de hace años y su perfil derecho, el que considera que es el bueno. Sus mensajes suelen estar relacionados con momentos de éxito de su carrera. En su vida pública no hay tiempo para percances o malas noticias. Cumplir años para un hombre que presume de virilidad, de sus dotes de conquistador y de su espíritu juvenil no es algo que le agrade. Quizá por ello en el día en que cumple 77 años ha publicado una imagen de él en plena forma con un mensaje con trasfondo: “Cuando escribí 33 años me acuerdo que mi padre me dijo: ‘Estás equivocado, 33 años no es la mitad de la vida’. Mi padre murió con 90 años y yo ya tengo 77 mañana [por hoy]. Mi padre tenía razón”. Toda una declaracion de intenciones del cantante que no se plantea la retirada y hace planes para el futuro.

A primeros de mes, tras publicarse unas suyas acompañado de dos asistentes que le ayudaban a caminar, Julio Iglesias hizo una excepción habló de su salud, algo que le incomoda. “Siempre pensé que recordar era como dar marcha atrás a mi vida y vivir atado al pasado. Hace dos meses y medio casi me rompo la pierna derecha y el tobillo izquierdo en una caída tonta desde un pequeño puente de mi casa”, escribió en su perfil de Instagram, con casi 240.000 seguidores. “En este tiempo, que he estado sin poder casi andar y haciendo mis ejercicios de recuperación, me he entretenido dando una vuelta por mi pasado. He visto conciertos con pequeñas historias muy simpáticas que quiero compartir con todas mis gentes. Esta pequeña ‘grande’ historia es una prueba de ese legado increíble que me han dado tantas y tantas gentes con tanto cariño. ¡Gracias, gracias, gracias!”, añadió.

Resulta cada vez más difícil ver al cantante en público, ya sea en subido sobre un escenario o en cualquier otra actividad. Este verano ni tan siquiera ha estado en su finca de Ojén en Málaga donde suele pasar unos días de descanso y a donde sí han acudido su esposa e hijos.

A principios de año se anunció a bombo y platillo la reaparición de Iglesias sobre los escenarios de su España natal, en los que serían los dos primeros conciertos después de seis años sin cantar en su país. El primero iba a ser el 5 de agosto en el Festival Marenostrum Fuengirola y el segundo, el 28 de agosto en el Teatro Romano de Mérida, en el marco del Stone & Music Festival, donde en febrero ya había agotado las entradas. Sin embargo, primero la pandemia y luego su accidente obligaron a cancelarlos.

El cantante español después asegura que, de todos estos años, todavía siente emoción cuando debe enfrentarse al público. “El sentimiento es el mismo. Cierras los ojos y estás en el escenario y tú sientes ese calor de la gente”, dijo. “Soy un artista que está agradecido al 1.000% con la gente. Pertenezco a la gente hasta que muera”, sostiene.

En una entrevista con Televisa admitía: “La retirada, para mí, está ligada a la muerte psíquica. La física es gravísima, pero la psíquica es morir en vida”. “Cuando era joven pensé que la vida era para siempre. Que podía pararla”, dijo también a EL PAÍS el pasado 2 de octubre en Dubái durante un concierto.

Las noticias sobre la delicada salud del cantante han ido en aumento en los últimos tiempos. El verano de 2015 Iglesias sufrió una operación de espalda, en la zona lumbar, que le obligó a permanecer en reposo, según informó su discográfica en España. Por esa época, varios medios latinoamericanos habían asegurado que el cantante había sufrido un problema cardíaco y estaba ingresado en una clínica de Nueva York.

En sus 50 años de carrera musical, Julio Iglesias ha vendido más de 300 millones de discos y sus distinciones abarcan desde el nombramiento como Embajador del Cocido de Lalín (Pontevedra) a la Legión de Honor francesa, pasando por varios premios Grammy. Su página de Internet está escrita en 22 idiomas, entre ellos el hindi, el persa, el árabe o el japonés. Su fortuna, ya incalculable, le ha llevado varias veces a la lista de los 10 artistas más ricos del mundo de la revista Forbes. Ahora, el artista se refugia en su casa de la República Dominicana acompañado de especialistas que le ayudan en su recuperación. Volver a subirse a un escenario es el inicentivo que le hace cada día ponerse en pie.




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