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Veinte años pegado a Kanye West: así es el documental íntimo del polémico rapero

Dos días antes del estreno del documental jeen-yush: A Kanye Trilogy este lunes en el festival de Sundance, el protagonista del filme, el rapero Kanye West (hoy rebautizado Ye, Georgia, Estados Unidos, 44 años), levantó la mano en su cuenta de Instagram: “Voy a decir esto amablemente por última vez. Tengo que tener el montaje final y aprobar este documental antes de que se estrene en Netflix. Abran la sala de edición inmediatamente para que pueda ser responsable de mi propia imagen. Gracias por adelantado”. Y un emoji sonriente.

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Las alarmas mediáticas despertaron, ¿qué desvelaría la película? ¿Por qué reclamaba ahora control sobre un filme que llevaba más de 20 años rodándose con su permiso, dirigido por, durante mucho tiempo, su amigo muy cercano, Coodie Simmons? “Hasta donde yo sé, Kanye no lo ha visto aún”, reveló en Sundance el director, que abandonó su carrera de cómico y en televisión para seguir al entonces solo promesa del hip hop. “Su equipo lo ha visto y creo que le mostraron algo, pero no lo sé. No lo hemos hablado”, añadió Simmons.

Clarence ‘Coodie’ Simmons y Chike Ozah, directores de ‘jeen-yuhs: A Kanye Trilogy’.Sundance Institute

Coodie le pidió confianza y le sugirió que lo vieran juntos, “parar reír y llorar abrazados” descubriendo imágenes de su primer encuentro a finales de los noventa y esos primeros años de caídas y volver a levantarse, de rechazos constantes y puertas cerradas. Pero por ahora no ha tenido respuesta de Kanye, quien, después de su petición virtual, se ha ido a la semana de la moda de París a pasear su nueva relación con la actriz Julia Fox.

Inspirado por el documental Hoop Dreams (Steve James, 1994), que seguía las carreras de dos jóvenes en su intento de llegar a la NBA, Coodie sintió que Kanye aterrizaría lejos en la música y decidió pegarse a él, cámara en mano, para “ver hasta donde llegaban sus sueños”. Jeen-yush (se lee genius, genio en inglés) es el resultado, más 320 horas de grabación a lo largo de 20 años, especialmente intensas desde que el rapero se mudó a Nueva York en 2001 y hasta la publicación de su álbum debut The College Dropout (2003). Con largos parones: tras el accidente de coche, la muerte de su madre (Donda) y, sobre todo, en la última década, durante su matrimonio con Kim Kardashian y su elevación al olimpo de la fama más como marca personal que como cantante, momento en el que Coodie dejó de estar en su círculo más cercano (ni siquiera estuvo invitado a la boda con Kim).

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SuscríbeteLos directores Chike Ozah y Clarence ‘Coodie’ Simmons y el guionista J. Ivy, junto con los miembros del equipo, asisten a una sesión de preguntas moderada por Adam Montgomery después del estreno virtual de ‘jeen-yuhs: A Kanye Trilogy’ en el festival de Sundance.Sundance Institute

El documental son cuatro horas y media, divididas en tres películas independientes (que estrenará Netflix a partir del 16 de febrero). La primera es la que resultará más emotiva para fans de Kanye y también más reveladora para el público en general. Se centra en el momento en el que empieza a hacerse un nombre como productor, cuando sus composiciones acaban en boca de Jay-Z convertido en Izzo (H.O.V.A.), “la canción que me cambió la vida”, como admite en el filme el propio West. Él intenta alzarse como rapero, pero nadie quiere darle el voto de confianza, bien porque no creen en su talento, bien porque no quieren perderle como creador de ritmos, como productor. Kanye prefiere agarrarse a esta última opción y por eso se arrastra, casi literalmente, a las oficinas de Roc-A-Fella Records, el sello de Dame Dash, Jay-Z y Biggs Burke para poner sus temas en las oficinas de ejecutivos de medio pelo. Sale de ahí con la cabeza gacha.

De vuelta a Chicago, para recuperar la confianza en sí mismo, para pulirse un poco el ego, va a casa de su madre, Donda, y son esas imágenes las que retratan a un Kanye West real y hasta vulnerable. Ella es la única persona más importante que él mismo, la única a la que da cariño y le agradece todo lo que hizo por él. Y ella, su mayor fan, le pinta como “arrogante” con corazón y le recuerda “que el gigante no se ve en el espejo”, que hay que “mantener los pies en la tierra”. “Creo que esas secuencias con Donda son las que más van a emocionar a Kanye”, dijo Coodie en el Festival. “Es el mejor momento para que Kanye la escuche”.

Coodie y su codirector y socio Chike intentaron estrenar el documental ya en 2016, pero respetaron la crisis que sufrió Kanye coincidiendo con el álbum y gira The Life of Pablo. “Nos dijo que no estaba preparado”, apunta. Pero ahora había llegado el momento, incluyendo imágenes de su campaña presidencial y en el rancho de Wyoming, pero poco o casi nada con Kim Kardashian, y dejando fuera en general todas las polémicas que los medios ya han cubierto extensamente. “Este es el viaje arquetípico del héroe”, decía Chike. “Es una película basada en la fe, dirigida por Dios”, añadía Coodie, quien en su fe espera seguir conectado con su viejo amigo. “Todos tenemos un genio dentro de nosotros, solo tienes que buscarlo y sacarlo. Eso es lo que hizo Kanye”, remacha.


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