La destrucción provocada del puente de Irpin (Ucrania), a principios de marzo, fue un momento clave en el inicio de la invasión rusa para evitar que los tanques y los carros de combate de El Kremlin llegasen a Kiev. Dos meses después, entre las ruinas de hormigón y vehículos, se pueden observar homenajes improvisados en formas de banderas, cruces de madera y pintadas que recuerdan a los fallecidos en la guerra que asola al país desde hace 78 días.
El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, quiere convertir este símbolo de la resistencia del pueblo ucranio en un memorial que quiere recordar a todos los civiles que han muerto en el conflicto. Además, para mostrar fortaleza y normalidad el Gobierno ha construido una nueva carretera que ha restaurado el tráfico entre Kiev e Irpin. En el sur y en el este las batallas siguen siendo muy intensas, pero con la reconstrucción de las infraestructuras del país, Kiev pretende mandarle un mensaje a Moscú: que la guerra no está ni mucho menos perdida.
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