Irpin, una localidad a tan solo 24 kilómetros de la capital, Kiev, es una de las zonas que más está sufriendo los bombardeos por parte del ejército ruso. Las tropas ucranias se vieron obligadas a dinamitar la semana pasada el puente que la une con Kiev para evitar el avance de Rusia, pero esto también ha dificultado la evacuación de los civiles. En el vídeo que acompaña a esta noticia puede ver la crónica en primera persona del periodista Jorge Said desde el interior de uno de los autobuses que diariamente alejan a los vecinos de Irpin de las bombas que Rusia lanza constantemente sobre sus casas. En la secuencia, Said capta varias de estas explosiones, a pocos metros de cientos de civiles, sobre todo mujeres y niños, que tratan de huir.
El domingo, varios proyectiles de mortero cayeron en la misma carretera por la que se evacúa a pie a los residentes de Irpin, provocando la muerte de varios civiles a lo largo del día. Atraviesan en su camino por esa vía el único puente que permite alejarse de su ciudad por carretera y que se halla en el vecino municipio de Stoyanka. Allí, en la ladera asomada al cauce del río Irpin, afluente del Dnieper, un retén militar con dos carros de combate, un puesto de mando y las trincheras cavadas, sirve para controlar en la distancia lo que ocurre sobre el puente. Uno de los uniformados explica a EL PAÍS que ya han adosado a los pilares del puente las cargas explosivas necesarias para hacer saltar por los aires la infraestructura en el momento en que vean acercarse al Ejército ruso. Mientras tanto, apuran el tiempo para que pasen cuantos más coches, mejor.
Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.