El consejo de administración de Twitter ha decidido finalmente vender la compañía a Elon Musk, el hombre más rico del mundo y presidente ejecutivo de Tesla, en una operación valorada en 44.000 millones de dólares (unos 41.000 millones de euros). En Twitter, la red de la conversación, la personalidad del nuevo dueño ha provocado un enorme debate y varias tendencias globales. Hay quien cree que Musk llevará a la compañía a nuevas metas, hay quien piensa que la única alternativa es huir para siempre de Twitter y hay pocos que no se pronuncian. Musk ha vuelto a salirse con la suya. El magnate hizo pública la oferta hace 11 días, después de que se difundiera a principios de abril que había adquirido una participación del 9,2% en la empresa. Tras la venta, la compañía dejará de cotizar en Bolsa. El discurso del propio Musk sobre Twitter es que lo compra para mejorarlo, no por dinero ni por influencia. El análisis más concreto de su compra lo hizo el 14 de abril, en una charla TED, el mismo día en que se hizo pública su oferta. Su tesis es que Twitter necesita más claridad en las normas, más transparencia en los algoritmos y más libertad en el discurso. Los detalles que ofreció, sin embargo, fueron escasos.
Su intención última, siempre según sus palabras, es salvar la democracia: “Es muy importante que haya un escenario inclusivo para la libertad de expresión”, dijo. “Twitter se ha convertido en una especie de plaza pública de facto, por lo que es realmente importante que la gente crea y perciba que puede hablar libremente dentro de los límites de la ley”, explicó. Este recurso es indispensable tanto para “el funcionamiento de la democracia en EE UU como en muchos otros países”, añadió. En el vídeo que acompaña esta noticia, los expertos en redes sociales Carmela Ríos y Jordi Pérez Colomé analizan los motivos del magnate para hacerse con Twitter y las posibilidades de éxito que ven para sus planes.
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