La ofensiva militar que Vladímir Putin lanzó la madrugada del jueves contra Ucrania ya ha tenido las primeras consecuencias económicas para el país ruso. Tras las fuertes sanciones que EE UU, la Unión Europea y Reino Unido han puesto en marcha —desde el cierre del espacio aéreo a las aerolíneas rusas hasta la expulsión parcial de Rusia de la plataforma de pagos internacionales SWIFT—, China se postula como su mejor aliado para conseguir sobrevivir a la asfixia económica a la que está abocado en el corto plazo.
Aunque la relación entre ambos países parece gozar de buena salud y Putin visitó Pekín apenas unas semanas antes de iniciar la invasión del país vecino, coincidiendo con la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno, el papel que jugará el mandatario chino, Xi Jinping, en la guerra, es todavía una incógnita. Sus intercambios económicos se intensificaron durante el último año, pero el margen de maniobra de Jinping en el plano diplomático es mucho más reducido. Su imagen para con el resto de países y el difícil equilibrio de intereses que debe alcanzar China dejan la puerta abierta a muchos escenarios.
En el vídeo que acompaña esta noticia, el redactor de EL PAÍS Pablo León, actualmente encargado de la información internacional, explica las claves de la relación entre los dos regímenes y las posibles actuaciones del mandatario chino en el contexto bélico actual. Responderá, entre otras, a la siguientes cuestiones: ¿qué intereses comparten China y Rusia? ¿En cuáles divergen? ¿Qué papel desempeña China en el ajedrez internacional? ¿Cuánto depende el Kremlin del apoyo chino para conseguir vencer? ¿Puede Xi Jinping ocupar el hueco dejado por Occidente en la economía rusa tras las sanciones impuestas a Putin? ¿Cómo puede cambiar la relación entre el país chino y el resto de actores internacionales si decide apoyar al líder ruso en su empresa?
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