Desde que se hizo con el poder en su país hace dos décadas, Vladímir Putin ha buscado desarrollar un proyecto político que va más allá de las fronteras de su Estado. El mundo ruso, presente siempre en los discursos del Kremlin, abarca muchos territorios sobre los que el mandatario establece su área de influencia, ya sea de forma tácita, con apoyos puntuales; o de manera explícita, con intervenciones militares. En los últimos lustros, ha habido numerosos ejemplos de ello, y la invasión de Ucrania representa el último y más brutal episodio.
En el videoanálisis que acompaña esta noticia, Andrea Rizzi, corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS, detalla en qué consiste esta visión del mundo que sobrevuela todos los proyectos del presidente ruso. Entre otras cosas, plantea qué países han protagonizado los intereses del Kremlin en los últimos años y cuáles constituyen hoy sus nuevos objetivos, organizados en diferentes círculos de influencia en función de la cercanía geográfica y la importancia estratégica. La relación de estos países con la OTAN también es clave para entender los límites de su actuación.
En algunos casos, como ocurre, por ejemplo, en los países de América Latina, las relaciones con Putin se antojan especialmente complejas. A pesar de los últimos acercamientos entre diferentes dirigentes territoriales, la posición adoptada frente a la ofensiva militar de la última semana ha enfriado la comunicación entre ellos, y el desenlace del conflicto desatado en Ucrania determinará en gran medida el entramado internacional que dominará el escenario posbélico. El líder ruso no renuncia a hacerse con el control o el apoyo de países clave en los cinco continentes y, como desarrolla Rizzi en su análisis, está dispuesto a explorar hasta dónde es capaz de llegar en su empresa.
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