Al término de la grabación de este reportaje, Rocío del Valle, de 36 años, rompe a llorar. Acaba de recibir un mensaje en el que la informan de que su madre, Nancy Alejandra Cruz, de 60, ha fallecido en Córdoba (Argentina), su ciudad natal. El marido de Del Valle, Fernando Munizaga, también de 36, subraya: “Estas son las peores cosas de ser emigrante. No haber podido estar con ella ni con el resto de la familia”. Este matrimonio llegó a España en octubre de 2019, gracias a la nacionalidad italiana de la mujer, en busca de “un futuro mejor” para sus hijos pequeños, Nina, de cuatro años, y Benicio, de siete. Pero la pandemia desbarató sus planes y los duros momentos vividos les hicieron replantearse volver. Tras pasar por varios municipios de Granada y Almería, sin oportunidades laborales y teniendo que recurrir a la caridad, la esperanza les llegó gracias a una publicación de Facebook y a un bar, el único de Villanueva de Jiloca (Zaragoza), cuya historia puede descubrir en el videorreportaje que acompaña este artículo, Un bar para una segunda vida.
En 2020, este municipio zaragozano tenía 52 personas censadas, pero en los últimos meses ha ganado población tras la llegada de esta familia argentina y de otros residentes, movidos por el teletrabajo. Según el último informe del INE, publicado este miércoles, Aragón ha experimentado un aumento de ciudadanos llegados desde otras comunidades autónomas con un saldo positivo de 2.256 personas en 2020, mientras que en 2019 el saldo fue de 1.619. La preocupación por la España vaciada llevó al Gobierno a la elaboración de un plan, anunciado hace dos meses, que incluye 136 medidas, aprovechando 10.000 millones de euros del fondo de recuperación europeo. En Villanueva de Jiloca el empeño de su Ayuntamiento por recuperar residentes tiene rostros y nombres: los de Rocío, Fernando y sus hijos, Nina y Benicio. En 2020, llegaron a España 465.721 personas procedentes del extranjero, mientras que en 2019 fueron 748.759.
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