Los narcos gallegos se juegan cientos de millones de euros cada año en el transporte de los alijos. Las estrategias para garantizar la seguridad de estos envíos han orientado las tendencias del narcotráfico en las cuatro últimas décadas. Primero fueron los barcos nodriza adquiridos en Panamá; luego los contenedores, los pesqueros y los veleros de recreo. En 2008 llegaron enormes y potentes lanchas, pero fueron prácticamente erradicadas de las rías gallegas. Una reciente operación de la Guardia Civil ha desvelado que algunas organizaciones han recuperado aquellas sofisticadas lanzaderas que usaban los viejos clanes.
Las lanchas rápidas o planeadoras. que inventaron los contrabandistas de tabaco y luego perfeccionaron los narcotraficantes, son un método de transporte de droga made in Galicia. Las lanzaderas de hasta 18 metros de eslora que se empleaban hace una década iban a mitad del Atlántico, en unos cinco días de viaje de ida y vuelta, para alijar los mayores cargamentos que se recuerdan y desafiando a todos los medios policiales. En noviembre de 2019 se incautó el primer narcosubmarino en la ría de Vigo, un paso más para la economía indestructible del narcotráfico.
La incautación de las últimas lanzaderas y, en concreto, la que se logró interceptar en febrero pasado cuando los transportistas pretendían botarla en la ría de Vigo, supone la vuelta a viejas fórmulas en la constante batalla contra el narco en Galicia, según los investigadores. Dadas las características de la embarcación, 12 metros de eslora y 2,5 de manga, con tres motores de 300 caballos de potencia, además de los pertrechos que llevaba, es evidente que sus ocupantes no iban a realizar un viaje turístico por las Rías Baixas.
Según la investigación del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Pontevedra, la embarcación intervenida llevaba 8.000 litros de combustible distribuidos en 160 garrafas y en los depósitos. Tenía inhibidores de frecuencia, dispositivos de comunicación vía satélite, y provisión de dinero (7.000 euros), alimentos y bebidas isotónicas para una larga travesía, además de seis trajes de neopreno y tres cascos de motorista. “Con toda probabilidad, la embarcación de alta velocidad está relacionada con el tráfico de drogas, dada su capacidad de hasta 2,5 toneladas de carga”, afirman los investigadores.
La incautación de la lancha desbarató los planes de los narcos. Hacia las tres de la mañana del sábado 12 de febrero, una llamada alertó a la Guardia Civil. Varios vecinos escucharon el ruido de un camión articulado que se encontraba en la rampa del puerto de San Adrián de Cobres, en Vilaboa (Pontevedra). Los agentes lograron pillar a los supuestos transportistas en plena faena, intentando sacar el barco que se había quedado atascado en el remolque.
Fernando Pérez García, de 48 años, de Monforte (Lugo) y Tomás González Benito, de 46 años, de Torrelavega, ambos con antecedentes como meros colaboradores en el tráfico de drogas, se encuentran en prisión por un supuesto delito de contrabando. Ellos fueron presuntamente los encargados de trasladar la planeadora desde Verín (Ourense) hasta Moaña (Pontevedra) para luego botarla en el agua para que otros salieran a por el alijo de cocaína. Un testigo declaró a los agentes que en el puerto había otros sospechosos, probablemente los tres pilotos que iban a emprender el viaje en la lanzadera. Pero finalmente huyeron en una furgoneta cuando el barco quedó varado en medio de la explanada y sin posibilidad de ocultarlo.
El hecho de que la lanzadera se transportase desde Verín, es un dato llamativo para los investigadores, aunque su proximidad a Portugal podría explicar su traslado desde tierra adentro. El país vecino ha sido un refugio para importantes traficantes gallegos y allí han levantado astilleros para construir lanchas prototipo, como las de Ramiro Vázquez Roma, detenido en 2007 haciendo alarde de su poderío naval.
La lanzadera incautada pasará a formar parte de la flota del servicio marítimo de la Guardia Civil como bienes decomisados del narcotráfico de forma anticipada. Esta medida pretende evitar que se deterioren, como ha ocurrido durante años con barcos que esperaron a ser vendidos en una subasta de fecha indefinida. La lancha incautada en 2008 al fallecido Manuel Abal Feijóo, alias Patoco, la mayor y más veloz de las requisadas hasta la fecha, se empleó para patrullar las aguas del océano Índico contra las mafias piratas.
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