Ha nacido una nueva ciudad en España. No, no tiene nombre, pero lo tendrá en unas semanas. Lo decidirán dos cronistas y dos profesores universitarios, sin votación. Mientras tanto, Extremadura cuenta ya desde este lunes con un territorio nuevo, de 63.000 habitantes y 710 kilómetros de extensión, votado por los vecinos de Don Benito y Villanueva de la Serena, en Badajoz. Juntos han decidido sumar y no restar, algo insólito en unos tiempos de rupturas permanentes entre comunidades y territorios locales. Ha costado y tardó en saberse: un fallo informático bloqueó la web con los datos del escrutinio en torno a las diez de la noche, y hasta casi la una de la madrugada no se conoció el resultado: sí a la fusión en ambos municipios.
Mérida dejará de ser ya la tercera ciudad de la región. Don Benito y Villanueva galopan juntas en una nueva andadura que puede provocar un efecto tsunami en los más de 8.131 municipios del Estado. El resultado no pudo ser más ajustado. El referéndum establecía que era necesario que los síes alcanzaran el 66% en cada uno de los dos municipios. En Villanueva se alcanzó un 90,49%, sí abrumador, y en Don Benito, el 66,2%, muy raspado. Al límite y entre sudores fríos. Dos décimas que, con todo, son suficientes para que la primera fusión de estas características en España salga adelante. La participación alcanzó en Villanueva el 58,94% y en Don Benito el 50,42%. No era imprescindible un mínimo.
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El histórico domingo comenzó soleado. Si el tiempo influye a la hora de votar (que según los expertos no afecta mucho), el de este domingo era el día ideal. De ropa de entretiempo y de sentarse en una terraza a comer una paella al sol con unas cañas. Los dos pueblos, separados por apenas una recta de cuatro kilómetros, respiraban sentimientos encontrados en las primeras horas de un último día de la semana histórico. Si en Villanueva se afianzaba un sí en las encuestas callejeras y a pie de urna, que solo servían para dar trabajo a las horas muertas de los medios de comunicación y para nada más, en Don Benito se palpaba un arqueo de cejas, un escepticismo que brotaba poco a poco con el paso de las horas y que mantenía en vilo a sus vecinos. “Son más ruidosos los del no”, opinaban los veteranos. Lo que sí era cierto es que era más fácil encontrarse un voto negativo en Don Benito que en Villanueva. Los más viejos del lugar defendían con uñas y dientes que el origen subyacía en un sentimiento de identidad más grande, el del grande frente al chico. Don Benito cuenta con 37.010 habitantes y 561 kilómetros cuadrados de extensión y Villanueva con 25.759 vecinos y 149 kilómetros cuadrados. De ahí la importancia de un sí en el referéndum y de los distintos ojos con los que se mire.
La presidenta y las vocales de una de las mesas electorales de Villanueva contaban los votos, el domingo.ROBERTO PALOMO
A media tarde, Eva Pérez, de 43 años, salía del portal de su casa dirección a pasar la jornada en el campo. Gallega, se vino a Extremadura por amor. Lleva 15 años en esta localidad trabajando en una consultoría. “Yo he dicho que sí, pero estoy rodeada del no, tanto en mi trabajo como en mi casa”. Su marido, su suegra, sus cuñados, toda la familia política mueven la cabeza de izquierda a derecha, salvo el suegro, Gerardo Casado, que precisamente es el presidente de la Asociación para la Unión de Don Benito y Villanueva. Un caso digno de estudio. O de documental para Netflix. “En mi casa no se habla mucho de este asunto”. Y tanto. Pérez, con una óptica más desde fuera, explicaba las claves de la negativa. La rivalidad histórica, a su juicio, sigue latente en las calles, “no dejan de ser dos localidades que a fin de cuentas se han caracterizado siempre por competir la una con la otra”, hasta por la ubicación de un Carrefour, que se instaló finalmente en Villanueva.
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Precisamente aquí, sin embargo, el ambiente era distinto: era casi imposible encontrar un no, o al menos que lo pronunciara tan abiertamente. Hubo fuertes aplausos y mucha emoción cuando Marta Cuevas, de 19 años, introdujo en la urna su primer voto democrático. Cuevas estudia Relaciones Laborales en Sevilla. Con sus zapatillas Converse negras, sus pantalones vaqueros rotos en mil pedazos y una chupa negra, dejó a un lado las fiestas universitarias para venir a casa y escoger el sí. “Lo hago por el futuro de mi generación, para que no tengamos que irnos”.
Todas las voces autonómicas consultadas ponen el foco en los dos alcaldes socialistas de ambos municipios. “Tienen mucho liderazgo, trascienden de sus siglas socialistas”, observa por teléfono Manuela Martín, que hasta hace unas semanas era la directora del diario Hoy Extremadura, el único medio que publicó una encuesta hasta la fecha, allá por septiembre pasado, con un 69% de síes en Don Benito y un 77% en Villanueva. “No es que un ayuntamiento se agarre al cuello del otro. Ellos han sabido vender la ilusión de una gran ciudad por encima del localismo”.
Alcaldes con mucho respaldo
Los dos políticos cuentan en su hemeroteca con un amplio apoyo electoral. Miguel Ángel Gallardo, de Villanueva, lleva como regidor desde 2003. Cosechó en las últimas elecciones el 57,78% de los votos. José Luis Quintana, con el bastón de Don Benito desde 2015, amarró el 55,38%. Según cuentan ambos, uno en su despacho y otro por teléfono, los dos se sentaron a tomar un café una semana después de las elecciones de 2019. Ahí comenzó el verdadero proceso de fusión de ambas ciudades. Una conversación que mantuvieron en secreto. No se supo nada de ella hasta hace unos meses.
El primero en enterarse fue Guillermo Fernández Vara, el presidente autonómico, pero casi dos años después. “Lo han hecho tan bien, pero tan, tan bien, que aquí está pasando un milagro”, cuenta desde el despacho presidencial de Mérida. Lo mismo cree el expresidente Monago, del PP: “Si esto fuera en Madrid, estaríamos todos los días en el telediario”.
No existía un organismo que fuera partidario del no: ha sido un movimiento exclusivamente de redes sociales, auspiciado por ciudadanos de Don Benito, en su mayoría. Todos los partidos políticos estaban de acuerdo en la unificación, que se dice pronto. El único estudio económico sobre la fusión fue elaborado por un equipo de profesores de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Extremadura.
Sobre la pizarra del informe, los resultados de la fusión generarán un impacto positivo en el empleo de entre el 5% y 15%, también se multiplicarían el número de empresas con una subida del 15%. Es más, hasta se produciría un crecimiento en la renta de los hogares de casi el 3%, por no hablar de las futuras inversiones empresariales que se prevén de hasta un 20% más. “Esta es la parte más difícil de contar”, observa el profesor Julián Ramajo, catedrático de Economía y uno de los tres autores del estudio. “Siempre estamos hablando de un periodo de tiempo a corto y medio plazo. La gente no puede pensar que en un año le van a subir el sueldo un 2,7%, pero sí podemos estar hablando de un periodo de 5 o 10 años, porque se generarán lo que llamamos economías de aglomeración”.
¿Y a partir de ahora? Desde este lunes los dos alcaldes, que ya han anunciado que ninguno de ellos se presentará a las elecciones de 2027, liderarán una cogobernanza y un grupo de trabajo para que precisamente en estas fechas ya esté la unificación afianzada. Unirse implica un lío burocrático de varios años. Mientras tanto, en las próximas semanas comenzarán a plantearse los nuevos planes de urbanismo, los nuevos impuestos y las futuras inversiones. El nombre, eso sí, se sabrá “aproximadamente en un mes y medio”, según anunciaron anoche los dos mandatarios. No habrá votación. Los dos cronistas locales y dos profesores universitarios se reunirán y se lo harán saber a los vecinos. Han dejado una pista: no podrá aparecer ni Villanueva de la Serena ni Don Benito.
Una de las personas encargadas del recuento en el colegio electoral del Ayuntamiento de Don Benito sostiene una papeleta con el no.ROBERTO PALOMO
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