Parece que fue ayer, pero en realidad ya han pasado ochos años desde la trágica muerte de Philip Seymour Hoffman. El ganador del Oscar por Truman Capote era uno de esos grandes secundarios de lujo al que toda la industria admira y todavía a día de hoy, algunos de sus compañeros de profesión recuerdan lo formidable que era su trabajo. El último de ellos ha sido William H. Macy, quien para Vulture ha manifestado lo especial que era y los demonios que le persiguieron prácticamente, durante toda la vida.
Tanto Macy como Hoffman han sido actores frecuentes en la filmografía del cineasta Paul Thomas Anderson. Concretamente, ambos coincidieron en títulos tan elogiados como Boogie Nights (1997) y Magnolia (1999) y después, volvieron a repetir en State and Main (2000) de David Mamet. Por cómo habla del tema, parece que sinceramente, Macy echa mucho de menos a su compañero: “Era el mejor de nosotros; nunca fue malo. No sé si es sólo por mirar hacia atrás, pero ahora veo que tenía dolor. Creo que el peso de la vida era más pesado para Phil que para otras personas”. El intérprete de Shameless recordó además un debate que ambos tuvieron sobre la actuación del método. El sistema de trabajo actoral heredado de Stanislavski ha sido objeto de discusión en los últimos años en Hollywood, con detractores y defensores a partes iguales. Independientemente de que tanto Macy como Philip Seymour Hoffman estuviesen en las antípodas respecto al tema, la opinión del actor de The Master le ayudó a comprender cómo de sensible podía llegar a ser su compañero de profesión.
“Estuvimos juntos en una charla en el Festival de Sundance con State and Main y alguien preguntó sobre la preparación para los papeles. No hago mucha preparación, todo lo que necesito está en el guion. El personaje es un truco que le jugamos a la audiencia: no tienes que vivir el personaje. Eso no es actuar, es una enfermedad mental”, recordaba el actor. Por el contrario Hoffman difería de su compañero de elenco especificando que había cosas que podías hacer para entrar en ese mundo, “lo que sea que está pasando tiene que sumergirte en esa atmósfera”.
Sin que el choque de estilos supusiese un problema para su convivencia profesional, al final de la charla Macy le dijo que hiciese como lo hiciese “era brillante todo el tiempo”. Todavía, a día de hoy el actor piensa en la ausencia del hombre que fue Truman Capote, Lancaster Dodd u Owen Davian, el villano que puso en jaque a Ethan Hunt en Misión Imposible III (2006), sintiendo que ahora podía ver su dolor, a través de papeles como Boogie Nights.
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