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Xavier Novell, el obispo que renunció por amor

El obispo emérito de Solsona, Xavier Novell, en una imagen de archivo en 2012.
El obispo emérito de Solsona, Xavier Novell, en una imagen de archivo en 2012.Marcel·lí Sàenz

Xavier Novell renunció como obispo de Solsona (Lleida) por algo tan especial, y al mismo tiempo tan mundano, como el amor. Novell sorprendió a propios y a extraños el pasado agosto al comunicar el obispado que el Papa había aceptado su renuncia “por razones personales”. El misterio se ha desvelado este domingo al conocerse que el obispo emérito mantiene una relación sentimental con una mujer.

La persona por la que Novell ha dado un cambio de vida radical es S. C., una mujer de Manresa (Barcelona), divorciada y con dos hijos. Es psicóloga y aparece en internet como autora de varias novelas de literatura erótica. Dos párrocos de la diócesis de Solsona han confirmado a EL PAÍS la noticia, avanzada por Religión Digital. Uno de ellos, Fermí Manteca, había sido rector de Súria, el municipio familiar de ella. La familia ha indicado a este diario que la mujer no hará comentarios sobre las informaciones aparecidas “ni concederá entrevistas”. Ninguna de las fuentes consultadas sabe cómo y cuándo se conoció la pareja.

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Novell seguirá siendo obispo emérito de Solsona, según explica el doctor en Derecho Canónico Francisco Cardona. Lo más probable, indica Cardona, es que Novell solicite a la Santa Sede la dispensa de la promesa de celibato y de obediencia. Esto devolvería al prelado a la condición de laico, sin salir de la Iglesia. Este proceso es largo en el tiempo porque requiere un detallado estudio de los hechos y la declaración de las personas implicadas.

Novell llevaba semanas ausente del obispado antes y después de su renuncia. El canon del Derecho Canónico por el que el Papa aceptó la renuncia establece que esta se produce “si por enfermedad u otra causa grave quedase disminuida su capacidad para desempeñarlo”. Su fuerte personalidad y la manera de dirigir la diócesis, llevando a cabo reformas profundas en su estructura, le granjeó numerosas enemistades entre los rectores bajo su apostolado. Se especuló que su paso atrás se debía al desánimo, por la frustración de no tener la simpatía de parte de la curia, y también al comprobar que sus ambiciosos objetivos de aumentar el número de fieles no se cumplían.

Igualmente se barajó la posibilidad de que mantuviera diferencias insalvables con la línea más progresista que marca el papa Francisco en la Iglesia católica. Incluso se planteó que se tratara de una maniobra para fusionar el pequeño obispado de Solsona con el de Vic. El Papa nombró al obispo de Vic, Romà Casanova, como administrador apostólico de la diócesis mientras esté vacante la plaza que dejó Novell. Todas estas hipótesis eran insuficientes para explicar un hecho muy poco habitual: la renuncia de un obispo. Y más, tratándose de uno de los más jóvenes en Europa (Novell tiene 52 años).

Manteca, que fue uno de los sacerdotes críticos con su manera de conducir la diócesis, lamenta que Novell no se despidiera de sus curas y parroquianos. “Los curas supimos la noticia por el comunicado de prensa, no se nos dio explicaciones”, dice Josep Maria Besora, sacerdote de Solsona. Besora defiende el derecho a la intimidad de Novell: “En los últimos días recibí tres mensajes sobre esta mujer, y cada mensaje decía algo diferente. No sé nada de este asunto, y sea verdad o sea mentira, son las razones personales del obispo”.

Religiosos del obispado consultados por este diario aseguran que solo el nuncio del Papa y unos pocos en la cúpula de la Conferencia Episcopal Española —el cardenal de Barcelona, Juan José Omella, es su presidente— sabían lo que había sucedido. El obispo desapareció, sin más.


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