La avanzadilla diplomática de Pekín da un nuevo paso al frente para tratar de frenar la guerra en Ucrania. El presidente de China, Xi Jinping, planea viajar la semana que viene a Moscú para mantener un encuentro con el presidente ruso, Vladímir Putin; a continuación, el líder chino tiene previsto hablar de forma virtual por primera vez desde que comenzó el conflicto con el presidente ucranio, Volodímir Zelenski. Los planes del mandatario chino, revelados este lunes por la agencia Reuters y el diario The Wall Street Journal citando fuentes anónimas, no han sido confirmados ni por el Ministerio de Exteriores chino ni por el Kremlin.
Pekín, que desde la invasión rusa hace ya más de un año ha mantenido un calculado equilibrio, aunque escorado hacia Moscú, ha dado en las últimas semanas pasos clave para capitalizar su posición como posible negociador de un alto el fuego. A finales de febrero, el Gobierno chino publicó una hoja de ruta con 12 puntos para “la resolución política de la crisis ucraniana”. Pero el plan fue recibido con frialdad por Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN.
El líder ucranio fue parco en su valoración, pero sí afirmó que quería reunirse con Xi Jinping. Ucrania nunca ha renegado de la entrada de China, considerado aliado de Putin, en la ecuación para buscar una solución al conflicto, siempre que la propuesta prevea la salida de las tropas rusas de su territorio, informa Luis de Vega desde Járkov. Y eso implica que se ponga también fin a la ocupación de la península de Crimea, en manos de Moscú desde 2014. “Nos gustaría reunirnos con China”, comentó Zelenski la víspera del primer aniversario de la guerra (24 de febrero), al tiempo que reconocía que las diplomacias de ambos países ya mantienen contactos en torno al plan de paz de Pekín, que no prevé como condición la salida de las tropas rusas de Ucrania. Para Kiev, el reconocimiento de su integridad territorial es una línea roja.
“Mientras más países, especialmente las sociedades de esos países, los grandes, influyentes, piensen en cómo acabar la guerra en Ucrania respetando nuestra soberanía, con una paz justa, más rápido esto ocurrirá”, sostuvo Zelenski. “En general, el hecho de que China haya comenzado a hablar de Ucrania es muy bueno. Son los primeros pasos y no es algo negativo”, comentó, pero “sacaremos conclusiones cuando veamos los detalles”.
La posición de Pekín como posible facilitadora de una tregua no es fácil. China nunca ha condenado la invasión rusa, nunca ha denominado a la guerra como tal y el mandatario chino selló con Putin una amistad “sin límites” solo tres semanas antes de que los tanques rusos cruzaran las fronteras ucranias. Su postura, reiterada en el llamado plan de paz, ha gravitado siempre en torno a los mismos principios que Occidente observa con escepticismo: el “respeto a la soberanía de todos los países” (pero sin especificar cuáles), y a la vez el reconocimiento de los “intereses y preocupaciones de seguridad legítimos” de todas las partes.
Entre tanto, Pekín incrementó sus lazos comerciales con Moscú un 34,3% en 2022, según cifras oficiales, pero hasta donde se sabe se ha abstenido de dar apoyo militar directo a Rusia, a pesar de los temores expresados por parte de la comunidad internacional.
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El pasado martes, en su primera comparecencia ante los medios, el nuevo ministro de Exteriores chino, Qin Gang, aseguró que las relaciones internacionales serían más estables, multipolares y democráticas con Pekín y Moscú trabajando juntas. “Cuanto más inestable se vuelva el mundo, más imperativo será que China y Rusia hagan avanzar sus relaciones”, dijo.
China subió el viernes pasado otro peldaño como muñidor de acuerdos entre países antagónicos, al lograr gracias a su intermediación el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudí. El acuerdo trilateral fue sellado el viernes en Pekín y rubricado con una poderosa fotografía del jefe de la diplomacia china, Wang Yi, en el centro, sosteniendo las manos del consejero saudí de Seguridad Nacional, Musaid Al Aiban, y del secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, Ali Shanjaní.
Ambos países rompieron lazos diplomáticos en 2016 tras el asalto de la Embajada saudí en Teherán por parte de una turba de iraníes, y la rivalidad entre las dos grandes potencias chií (Irán) y suní (Arabia Saudí) de Oriente Próximo ha tenido repercusiones en conflictos regionales que van de Siria a Líbano, pasando por Yemen.
El pacto, a su vez, ha permitido sacar pecho a China en una zona agitada del mundo en la que Estados Unidos solía llevar la voz cantante. Tras las negociaciones y la firma de un comunicado trilateral, Wang Yi aseguró a la prensa que las conversaciones del deshielo, mantenidas en Pekín, eran “una victoria del diálogo y la paz”. “Traen muy buenas noticias a un mundo inestable”, subrayó, según recogió el diario oficialista chino Global Times.
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