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Xiomara Castro consolida su ventaja para convertirse en la próxima presidenta de Honduras

Simpatizantes de la candidata presidencial del Partido Libre (Libre) Xiomara Castro celebran al final de la jornada  de las elecciones generales en Tegucigalpa, Honduras.

Los datos oficiales en Honduras indican que la candidata izquierdista Xiomara Castro será la nueva presidenta del país al lograr una ventaja sobre Nasry Asfrura de casi 20 puntos con más del 46% de las actas escrutadas. No obstante, el candidato conservador también se ha proclamado ganador de los comicios. Ante un previsible giro a la izquierda del país, miles de personas celebraron en las calles de Tegucigalpa los resultados provisionales de unas elecciones con una alta participación, que ha superado el 68%. Según cifras oficiales, Castro obtendrá el 53,5% de los votos frente al 33,8% de Asfura y el 9,2% del candidato liberal, Yani Rosenthal.

“Doce años…”, ha comenzado diciendo Castro en referencia al golpe de Estado que sacó a su marido, Manuel Zelaya, del poder en 2009, en sus primeras palabras ante sus simpatizantes. En su discurso Castro ha dicho que “no tiene enemigos” y ha tendido “la mano al resto de partidos” en un mensaje ya con hechuras de presidenta en el que incluso ha apuntado algunas líneas del que será su Gobierno, si se confirma la victoria. Castro ha afirmado que el pueblo ha puesto fin al “continuismo” y el “autoritarismo” y ha anunciado una reforma política para “una democracia participativa y directa” para una “patria justa”, rescatando su vieja promesa de una Asamblea Constituyente. Castro aseguró que su victoria supone terminar con “la corrupción, el narcotráfico y los escuadrones de la muerte”. En sus escasas referencias feministas ha asegurado que “no fallará a las mujeres”y se exigirá respeto para ellas “así como lo que más quieren las mujeres: los hijos y la infancia”.

Honduras siguió el recuento de votos con la tensión propia de los comicios importantes en los que un país se enfrenta a un cambio de modelo. Antes de conocerse los resultados oficiales, la candidata izquierdista y el conservador se declararon ganadores en todas las televisiones y redes sociales poco después del cierre de los colegios electorales. Ambas proclamaciones anunciaban una falsa igualdad que los datos oficiales fueron desmontando. En su estrategia de tratar de imponer una narrativa, los aspirantes rozaron el surrealismo cuando los equipos de ambos se declararon vencedores a las 11 de la mañana (hora local), aludiendo a sondeos “fiables” que tenían en su poder. A esa hora las urnas apenas llevaban unas horas abiertas.

La jornada electoral se desarrolló en relativa calma, aunque con quejas puntuales sobre el complejo sistema de votación, lleno de candados para evitar el fraude, pero que requiere de paciencia y de que funcione correctamente internet y la tecnología, algo que no siempre es fácil en muchas zonas de Honduras. La participación, por encima del 68% marca un récord en la joven democracia hondureña y reviste de legitimidad la victoria de Xiomara Castro.

En la acera de enfrente el Partido Nacional jugó al despiste durante la jornada a pesar de la contundencia del resultado. Solo unos minutos después de las cinco de la tarde, el partido oficial publicó en su cuenta de Twitter: “¡Vamos ganando, nuestros movilizadores nos informan que llevamos 1.225.000 mil nacionalistas registrados que han votado por Papi a la orden [como se conoce a Asfura]. ¡Cachurecos, cuidemos y defendamos nuestros votos!”. Solo media hora más tarde, el partido del presidente Juan Orlando Hernández insistió en su postura al publicar una imagen con el rostro de Asfura junto a la frase: “Ganamos, tenemos Presidente”.

Simpatizantes de la candidata presidencial del Partido Libre (Libre) Xiomara Castro celebran al final de la jornada de las elecciones generales en Tegucigalpa, Honduras.Getty Images

Más de cinco millones de hondureños, el 70% de ellos menores de 39 años, estaban llamados a las urnas para elegir nuevo presidente, 128 diputados y alcaldes en un ambiente cargado de tensión. El país, de 10 millones de habitantes, elegía entre dos caminos antagónicos: la izquierda de Castro y modelo conservador del popular alcalde Nasry Asfura. Castro lidera un partido cercano a Cuba y Venezuela que propone legalizar un aborto de mínimos y extender los programas sociales. Su propuesta recoge el hartazgo de un país agotado que expulsa diariamente a sus jóvenes en caravanas masivas. Por su parte, el alcalde de Tegucigalpa se presentaba como un hombre cercano a la gente que se ofrece a modernizar el país con obras públicas como ha hecho con la capital. Hasta el último día su campaña compaginaba el lema de “trabajo, trabajo y trabajo” con el de “Patria sí, comunismo no” en referencia a Xiomara Castro.

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