Yevgueni Prigozhin, de un puesto de perritos calientes en San Petersburgo a liderar una rebelión contra Putin

Yevgueni Prigozhin, de un puesto de perritos calientes en San Petersburgo a liderar una rebelión contra Putin

El desafío ha sido mayúsculo. Hace años, antes de la guerra a gran escala lanzada por Rusia sobre Ucrania, se le conocía como el chef de Putin. Porque Yevgueni Prigozhin, un delincuente de poca monta de San Petersburgo, que había cumplido condenas por robo, amasó su gran fortuna por sus negocios de catering y, sobre todo, por sus vínculos con Vladímir Putin, a quien conoció en la ciudad del Neva y que le dio jugosas licitaciones y contratos públicos. Prigozhin, convertido después en señor de la guerra con la compañía de mercenarios Wagner, clave en la invasión de Ucrania y otras tantas contiendas como brazo armado oficioso del Kremlin (hasta que lo fue contra Kiev), siempre había servido a Putin lealmente.

Este sábado ha cruzado la línea. Ha sido tras una larga y crucial noche para Rusia en la que Prigozhin ha lanzado una rebelión contra la cúpula del Ministerio de Defensa y contra su titular, Serguéi Shoigú, con el que mantiene una rivalidad desde hace años, agrandada por las batallas de Ucrania, y al que acusó el viernes de atacar sus campamentos de retaguardia. Horas después del desafío, con una de sus columnas de blindados a solo 350 kilómetros de Moscú pero sin el apoyo de las élites de Rusia, Prigozhin anunció que daba marcha atrás en el avance hacia la capital tras llegar a algún tipo de acuerdo no revelado. A última hora de la jornada, el Kremlin ha asegurado que el jefe de Wagner se trasladará a Bielorrusia y que no habrá cargos contra él.

El jefe de los mercenarios se había atrevido este sábado a contradecir al presidente ruso después de que Vladímir Putin le acusara en un discurso furioso de dar una “puñalada por la espalda al país” con su rebelión y prometer consecuencias “brutales”. “El presidente se equivoca profundamente”, clamó Prigozhin el sábado por la mañana en un mensaje de audio en uno de sus canales de Telegram. “Los combatientes de Wagner son verdaderos patriotas”.

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Es un punto de no retorno para Prigozhin, que hasta ahora aseguraba no mostrar lealtad a nadie salvo a Putin y su andanada difícilmente puede quedar sin castigo. El jefe de Wagner ha mostrado su rostro más despiadado en Ucrania, donde ha agrandado su leyenda de vengativo y ha acusado a la cúpula de Defensa de enviar a los soldados regulares a la “picadora de carne” mientras ellos se sientan cómodamente en Moscú con un dinero que debía ir para las campañas militares. Pero Prigozhin siempre tratando de impedir que nadie se olvide de sus inicios modestos para conectar con aquellos a quienes ha intentado reclutar en las calles y en las cárceles.

Combatientes de Wagner salían ayer del Distrito Militar del Sur en Rostov del Don para regresar a la base.STRINGER (REUTERS)Una mujer se fotografía con uno de los mercenarios del grupo Wagner poco antes de la retirada de la milicia de la ciudad de Rostov, el sábado.ARKADY BUDNITSKY (EFE)El jefe de Wagner abandona el cuartel de Rostov.ALEXANDER ERMOCHENKO (REUTERS)El jefe de la organización mercenaria Wagner, Yevgueni Prigozhin, se ha declarado en rebeldía contra la cúpula militar rusa este sábado tras acusar a las Fuerzas Armadas de bombardear uno de sus campamentos. En la imagen, un grupo de mercenarios de Wagner desplegado en las calles de la ciudad rusa de Rostov del Don, capital de la región homónima. STRINGER (Reuters)Columna militar del grupo mercenario Wagner circula por la autopista M-4, cerca de Voronezh, en su camino hacia Moscú.STRINGER (REUTERS)Miembros de Wagner detienen a varios civiles que bloqueaban una calle de Rostov, este sábado. STRINGER (EFE)Civiles se fotografían en uno de los tanques del grupo Wagner que ha tomado la ciudad de Rostov. ARKADY BUDNITSKY (EFE)Mercenarios de Wagner bloquean una calle de Rostov con un tanque en el que se lee ‘Siberia’.STRINGER (EFE)Yevgeny Prigozhin, jefe de la compañía de mercenarios Wagner, en una captura de un vídeo que ha distribuido este sábado a través de su canal de Telegram. “Estamos en el Estado Mayor, 7.30 hora de Moscú, controlamos las instalaciones militares de Rostov, incluyendo el aeródromo”, asegura. HANDOUT (AFP)Efecitivos de Wagner montan guardia en el centro de la ciudad rusa de Rostov.STRINGER (EFE)Un niño abraza a un mercenario de Wargner en Rostov. DENIS ROMANOV (AFP)Imagen de un vídeo compartido por el grupo de seguridad Wagner donde muestra un convoy de los mercenarios siendo atacado.Wagner (Anadolu Agency / Getty)Dos miembros de Wagner pasan ante un tanque de la empresa de mercenarios en la ciudad de Rostov, este sábado.REUTERSEl presidente de Rusia, Vladímir Putin, durante el discurso que ha dirigido a la nación este sábado. En el mensaje televisado, Putin ha calificado la revuelta de “traición” y ha asegurado que sus responsables serán castigados con dureza. GAVRIIL GRIGOROV (AFP)Columna de humo de un depósito de combustible destruido en la ciudad rusa de Voronezh.STRINGER (REUTERS)Dos residentes de Rostov se fotografían con un miembro de Wagner. En primer plano, dos lanzagranadas en un vehículo.ROMAN ROMOKHOV (AFP) El alcalde de Moscú, Serguéi Sobyánin, ha pedido este sábado a los habitantes de la capital que reduzcan sus desplazamientos por la ciudad “todo lo posible”, según ha publicado en su cuenta de Telegram. En la imagen, alrededores de la Plaza Roja de Moscú.Sefa Karacan (Anadolu Agency / Getty)Un civil saluda a un mercenario de Wagner en Rostov. STRINGER (REUTERS)Efectivos de Wagner descansan en un café de Rostov, este sábado.STRINGER (REUTERS)Efectivos de Wagner, desplegados en la ciudad rusa de Rostov, uno de los enclaves del sur de Rusia que controla la compañia de mercenarios.STRINGER (REUTERS)Retirada de un cartel de Wagner bajo el lema “Únete a Wagner” en una carretera de San Petersburgo (Rusia), este sábado. APUn miembro del grupo Wagner hace guardia en una calle de la ciudad de Rostov.STRINGER (AFP)Civiles de la ciudad rusa de Rostov pasan delante de un tanque con miembros del grupo Wagner.STRINGER (AFP)El jefe de la compañía de mercenarios, Yevgueni Prigozhin, ha llamado a “una marcha por la justicia” de su organización contra la cúpula militar rusa.STRINGER (REUTERS)Agentes de policía rusos vigilan una carretera próxima a San Petersburgo con un cartel bajo el lema “Únete a Wagner”.APDos hombres sostienen una imagen de Vladímir Putin en la Plaza Roja de Moscú, el sábado. NATALIA KOLESNIKOVA (AFP)Mercenarios del grupo Wagner vigilan una zona de Rostov. “Hemos llegado aquí [Rostov del Don]. Queremos que nos entreguen al jefe del Estado Mayor [Valeri Guerásimov] y a [ministro de Defensa,Serguéi] Shoigú. Mientras ellos no aparecen, nosotros estamos aquí, bloqueando la ciudad de Rostov y yendo a Moscú”, ha amenazado el jefe de Wagner, Yevgueni PrigozhinVasily Deryugin (AP / LAPRESSE)Dos agentes de policía custodian la sede central de Wagner en San Petersburgo. ANTON VAGANOV (REUTERS)La policía rusa ha redoblado la seguridad en torno a la plaza Roja de Moscú. MAXIM SHIPENKOV (EFE)El grupo de mercenarios Wagner controló en las primeras horas de la rebelión la ciudad rusa de Rostov, donde sus efectivos han sido desplegados en la madrugada del sábado. ARKADY BUDNITSKY (EFE)

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SuscríbetePerritos calientes

Nacido en 1961, cuando San Petersburgo se llamaba Leningrado, empezó sus negocios con un puesto de perritos calientes en la ciudad del Neva a principios de la década de 1990 y aprovechó la turbulenta desintegración de la Unión Soviética para pasarse a la gastronomía de alto nivel para la nueva élite rusa. Entre esa élite estaba Putin, ya metido en política, que empezaba a escalar en la Administración de San Petersburgo tras haber pasado por el KGB (los servicios secretos).

Putin fue el gran valedor de Prigozhin y sus negocios. Ya como presidente de Rusia, acudió muchas veces a cenar al lujoso restaurante de Prigozhin, Stáraya Tamozhnia, una instalación flotante sobre el río Neva. Llevó allí incluso al entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, o al primer ministro de Japón, Yoshiro Mori. Pero fue en una fiesta de cumpleaños de Putin, en 2003, en la que Prigozhin proporcionó el catering, donde nació el apodo (irónico) de chef de Putin. Desde entonces se ha mantenido cerca del Kremlin, aunque siempre ajeno a las élites, que lo han visto como un extraño, un paleto, alguien de clase baja que es simplemente útil al régimen (hasta que deja de serlo). Y así había sido —con ciertos bandazos en Ucrania— hasta ahora.

Más informaciónLa fábrica de troles

Prigozhin se hizo millonario gracias al catering, un negocio por el que tuvo denuncias por mala calidad e intoxicaciones en una Rusia en la que los poderosos casi nunca son condenados por sus delitos y sí se penaliza a quienes denuncian. También fue el impulsor de la llamada “fábrica de troles”, acusada de interferir en las campañas electorales occidentales, entre ellas la estadounidense en 2016, que terminó dando la victoria al magnate republicano Donald Trump.

Mientras, fue ampliando la compañía de mercenarios Wagner, cuya matriz fue una unidad encubierta del ejército ruso que, en 2014, con la guerra de Donbás y la invasión de Crimea, inició su metamorfosis a compañía militar privada. Desde entonces, ha desplegado sus mercenarios en Ucrania, Siria, Libia, Venezuela, Sudán, República Centroafricana, Malí y otra vez en Ucrania.

Ha sido en Ucrania, durante la guerra a gran escala, cuando Wagner —que nunca existió oficialmente en los papeles y de la que Prigozhin negaba formar parte, ya que Rusia prohibía a los mercenarios— dejó de actuar en la completa oscuridad. Se transformó de ese brazo paramilitar del Kremlin oculto a una herramienta no solo muy visible, sino clave en varias de las pocas conquistas de las fuerzas de Rusia, como las de Donbás.

A la cúpula del Ministerio de Defensa siempre le preocupó el poder de Prigozhin, pero Putin le ha dejado crecer beneficiándose de los conflictos internos que antes se despachaban en privado y que empezaron a librarse en público. En los últimos meses, el jefe de Wagner ha elevado el tono contra el ministro Shoigú y este sábado se ha aproximado a un punto crítico, aunque finalmente no afrontará cargos por su desafío.

Suceda lo que suceda con la rebelión de Prigozhin, Putin está ante el mayor reto en sus 23 años en el poder en Rusia. Y cómo actúe a partir de ahora puede tener no solo consecuencias para su guerra en Ucrania sino para agrandar las grietas que ya se asientan entre la sociedad rusa.

Yevgueni Prigozhin, actual jefe de Wagner, sirve comida al entonces primer ministro ruso Vladímir Putin, en de Prigozhin, a las afueras de Moscú, el 11 de noviembre de 2011. Associated Press/LaPresse (APN)

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