Vestido con un uniforme de preso azul, este lunes Lee Chun-jae ha confesado ante un tribunal ser el asesino en serie que durante años sembró el terror en Hwaseong, una región rural al sur de Seúl. Pero no lo ha hecho en un juicio donde a él se le juzgase, sino que comparecía como testigo en un nuevo proceso a otro hombre que fue condenado por uno de aquellos crímenes. “Yo soy el verdadero criminal”, aseguró Lee ante el juez. Él y nadie más es el culpable de las muertes de 14 personas (mujeres y niñas) y de una treintena de delitos sexuales, recoge la agencia Yonhap.
Una investigación basada en pruebas genéticas desvelada el año pasado ya apuntaba la relación de Lee, de 57 años, con al menos tres asesinatos. Ha pasado todos estos años impune. Cumple pena de cadena perpetua, pero por otro crimen: la violación y el asesinato de su cuñada en 1994. Diez de los casos de los que él se ha autoinculpado, ahora públicamente, ocurrieron en Hwaseong, al sur de Seúl, entre 1986 y 1991.
Hace algo más de un año, Lee confesó los crímenes ante la policía, incluido uno por el que otro hombre, de 53 años y del que solo se ha revelado su apellido, Yoon, fue condenado a cadena perpetua en 1989. La novedad estriba en que ahora lo ha declarado ante un tribunal, y ha aportado su testimonio para exonerar de culpa a quien considera inocente.
“Alguien me dijo que habían detenido a una persona con una discapacidad, pero no sabía por cuál de los crímenes porque he cometido muchos”, apuntó Lee, recoge CNN. Yoon, un hombre sin estudios que sufre de polio, siempre sostuvo que la policía lo había obligado declarar tras torturarlo. Un jefe de policía admitió el pasado julio que en la investigación inicial, en 1989, los agentes lo coaccionaron para que firmase una confesión falsa.
“Me disculpo sinceramente con Yoon, que fue acusado, falsamente, de un asesinato que cometí yo y que cumplió pena de cárcel por ello”, afirmó Lee, mientras el aludido lo observaba tranquilo desde el banquillo de los acusados. Lee se refería a la cadena perpetua a la que Yoon fue sentenciado por el asesinato de una niña de 13 años en 1988. Pasó 20 años entre rejas hasta que fue puesto en libertad condicional en 2009. Hace un año, cuando supo que Lee se había inculpado ante la policía, el hombre solicitó que se reabriera su caso y que volviera a ser juzgado a la luz de los nuevos hechos. En esa nueva vista es a la que ha asistido Lee como testigo este lunes.
“No pensé que los crímenes quedaran enterrados para siempre”, comentó el asesino ante el tribunal, en la ciudad de Suwon. “No me esforcé en esconder [las pruebas] y pensé que me atraparían con facilidad”. También aseguró que aún no comprendía por qué nunca estuvo en la lista de sospechosos.
Lee no será procesado por los casos por haber prescrito. Preguntado por qué cometió los asesinatos —que el director de Parásitos, Bong Joon Ho, abordó en su película Recuerdos de un asesino, Concha de Plata del Festival de San Sebastián en 2003—, los atribuyó a actos impulsivos. “Ni planifiqué ni preparé los crímenes”, apuntó. “Deseo a las víctimas un descanso eterno y pido disculpas a las familias en duelo ya todos los involucrados en estos casos”, señaló ante el juez. “He venido, testificado y descrito los crímenes con la esperanza de que encuentren algún consuelo al saberse la verdad. Viviré el resto de mi vida arrepintiéndome”.
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