Una declaración resume la nueva etapa que se ha abierto en el Gobierno con Yolanda Díaz (Fene, A Coruña, 50 años) como vicepresidenta tercera: “Combato las líneas rojas; solo sirven si lo que quieres es que fracase una negociación”. Ese talante no le impide dejar mensajes entre líneas al PSOE para que no renuncie a las banderas sociales. La titular de Trabajo insiste en que no quiere ser cartel electoral, pero también en que se afanará por ampliar el espacio político de Unidas Podemos.
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Pregunta. ¿En qué ha cambiado el Gobierno sin Pablo Iglesias?
Respuesta. Hay una continuidad. Pablo Iglesias ha sido uno de los hacedores del primer Gobierno de coalición de nuestra historia moderna. Su presencia y su aportación han sido muy grandes y Pablo es irrepetible. Pero el proyecto continúa.
P. Ahora ya no hay los choques públicos de antes.
R. Somos personas diferentes. Compartimos la tenacidad en defensa de nuestras convicciones y del proyecto, pero él hace las cosas de una manera y yo de otra.
P. Con ese estilo diferente, ¿Unidas Podemos no corre el riesgo de diluirse en el Gobierno?
R. En absoluto. Estamos gestionando la salida de la mayor pandemia de la historia, de la mayor crisis económica y social, y al Gobierno y a las partes que lo componen nos van a evaluar en 2023. Tenemos que arreglar los problemas diarios de la gente común, eso es lo que me preocupa. Y las dos partes tenemos que reanimar a las gentes progresistas cooperando para que a partir de 2023 siga gobernando la izquierda.
P. Usted dice que su relación con el presidente es buena, pero tendrán tensiones y debates.
R. Siempre he tenido muy buena relación y entendimiento. Y no ha habido especiales tensiones. En este Gobierno hay dos almas y yo he aportado la visión de una salida de la crisis que, desde el minuto menos uno, he señalado que tenía que ser social. Y en esto Unidas Podemos se ha volcado. El PSOE y nosotras no somos lo mismo, pero hemos demostrado desde la parte a la que represento que había otra manera de gestionar la crisis. Desde el debate inicial de los ERTE hasta cuestiones como el salario mínimo tenemos posiciones diferentes. Pero debates gruesos los hemos resuelto con muchísima tranquilidad.
P. Ahora hay un pulso por el salario mínimo. Y los socialistas insisten en congelarlo.
R. El Ministerio de Trabajo creó un comité de expertos que ha emitido un informe por unanimidad que nos fija la senda del salario mínimo para llegar al 60% del salario medio de aquí al final de la legislatura. He tenido un diálogo con el presidente y vamos a tratarlo. Mi posición es conocida. Estamos hablando de un millón y medio de trabajadores que no están sujetos a la red de protección de los convenios colectivos y son los más vulnerables. No puedo entender que los dejemos fuera con un IPC que está en el 2,7%, subiendo la electricidad, la gasolina, prácticamente todo. Mi convicción es clara. Y el único presidente que ha congelado el salario mínimo ha sido Mariano Rajoy.
P. El PSOE también se resiste a regular los precios del alquiler.
R. La vivienda es uno de los principales problemas de nuestro país. Para un joven es misión imposible emanciparse aun teniendo un puesto de trabajo. Aquí también me gustaría ser europea. Alemania y otros países han optado por la limitación de precios del alquiler como una de las medidas en el corto plazo. Hay muchas más. España necesita un parque público de alquiler y cambiar la cultura del acceso a la vivienda, somos de los pocos países europeos que optamos por la propiedad frente al arrendamiento. Pero en el corto plazo hay que intervenir para bajar los precios. Me consta que el ministro [de Transportes, José Luis] Ábalos está desplegando muchas acciones y, aunque tenemos posiciones diferentes, estoy segura de que llegaremos a un punto de encuentro. Querría recordar lo que ha pasado con Segundo, la persona que se suicidó por el impago de una vivienda. Es muy doloroso y el Gobierno tiene que estar próximo a esa ciudadanía que sufre.
P. ¿Aceptarían fórmulas que no sea la regulación de precios?
R. En las negociaciones rige la discreción y es lo que debemos hacer. No se trata de que el PSOE ponga una línea roja y nosotros otra. Desde los puntos de partida iniciales ya hemos avanzado mucho. Tenemos enormes diferencias con el PSOE, pero la convicción es que debemos dar respuesta al problema.
P. El presidente ha dicho que en 2022 no se van a tocar los impuestos. También choca con las propuestas de Unidas Podemos.
R. Al sistema tributario español le pasa como al mercado de trabajo, está diseñado para el siglo XX y la tarea que tenemos es modernizar la estructura de los ingresos públicos. No se trata de subir o bajar los impuestos, se trata de hacer algo grande, que es quién paga o no impuestos, a quién le subimos y a quién le bajamos. ¿Para qué? Estamos totalmente de acuerdo en el Gobierno que son las rentas de los trabajadores las que de manera central están soportando la política de ingresos. El paso que se ha dado en los países de la OCDE para conseguir que las sociedades tributen como mínimo al 15% es muy relevante. España tiene dos grandes fracturas: la distancia en la presión fiscal en relación con Europa y que teniendo tipos impositivos como el de sociedades muy semejantes a los europeos, las deducciones y bonificaciones de ese impuesto hacen que de facto haya sociedades que tributaban al 5%, al 3%, al 2%, al 1%. La ministra de Hacienda está trabajando también con un comité de expertos y vamos a esperar a sus propuestas.
P. ¿Usted seguiría en el Gobierno si el PSOE bloquease la reforma laboral?
R. Ya se está debatiendo en el diálogo social, no hay ninguna duda con eso. Estoy volcada al 100% en el Gobierno de coalición, en que funcione bien y en dar respuesta a cuantas diferencias tengamos por el bien común. Aquí no estamos por Unidas Podemos ni por el PSOE, somos el Gobierno de España y tenemos que garantizar algo que me preocupa mucho: que no salgamos de la crisis más desiguales aún de lo que hemos entrado. Eso es lo que no me deja dormir.
P. ¿Para usted sería inaceptable renunciar a esa reforma?
R. No planteo la política en esos términos. Pero el Gobierno ya ha adquirido un fuerte compromiso con modernizar el mercado de trabajo.
P. ¿Y las pensiones tampoco? Hay propuestas encima de la mesa que implican ajustes.
R. El acuerdo de Gobierno al respecto es claro. Estos días se ha firmado un acuerdo muy importante para revalorizarlas. Hace meses, discrepamos de las propuestas que se hacían. Y la fórmula que se planteaba se ha cambiado. También hemos derogado el factor de sostenibilidad, derogando la reforma del PP que tanto sufrimiento ha causado. Vienen negociaciones muy duras, vamos a dejar trabajar al diálogo social. Nuestra posición es clara: el sistema público no tiene un problema de gasto, sino de ingresos.
P. Las declaraciones del ministro Escrivá insinuando ajustes no creo que le hayan gustado mucho.
R. Quien tiene que responder de esas declaraciones es el ministro Escrivá.
P. ¿Cuáles deberían ser las prioridades para que el Gobierno sobreviva con una ofensiva muy dura de la oposición?
R. Hemos demostrado que se puede gestionar una crisis sin recortar derechos ni causar sufrimiento. En un año y cuatro meses nos hemos resituado en los niveles de empleo de antes de la pandemia. En la crisis anterior tardamos 10 años y 11 meses por las políticas del PP. El Gobierno no puede parecer más cercano a la élite que a la gente. Esta es mi preocupación principal, y lo digo desde la convicción de que hasta ahora no lo hemos hecho.
P. ¿Percibe un peligro?
R. No, no. Hemos solventado la crisis sin recortes, manteniendo derechos y ampliando la cobertura social. Esto no ha pasado nunca, pero claro que tengo una preocupación. La recuperación no se puede hacer desde arriba, sino desde abajo de manera horizontal. La misma valentía y audacia que ha tenido el Gobierno en los indultos hay que desplegarla en un enorme programa social. Tenemos que estar pegados a la vida de la gente, a sus problemas del día a día. Si no, nos equivocaríamos.
P. ¿Le preocupa el clima social?
R. Mucho. Tenemos la peor oposición de la historia. El PP ha ido a Europa a boicotear la llegada de 140.000 millones y a pedir recortes. Es inaudito. A veces no sé dónde termina el PP y dónde empieza Vox. Es como las muñecas rusas, no sé quién está dentro de quién. Y los discursos de odio que se están instaurando son peligrosos. Hay como dos Españas, una que grita y otra que construye. Tenemos que dar esperanza.
P. Tras los indultos, ¿puede haber fisuras en el Gobierno sobre la cuestión catalana?
R. En absoluto. Me voy a volcar y haré llegar al presidente antes de la mesa de diálogo un documento con nuestras propuestas. El paso más importante ha sido resituar ese conflicto en la política, de la que nunca debió haber salido. Y en la mesa lo primero es generar confianza y reconocernos como interlocutores. Esto va a llevar bastante tiempo. Hay que construir nuestro país con Cataluña dentro. Y hacerlo desde una relectura de nuestro país. Yo soy gallega, creo que España es plural. Es maravilloso que tengamos culturas diferentes, distintas lenguas. A mí me gustaría un país en el que mi hija Carmela pueda estudiar euskera en la escuela pública. Es un enorme valor.
P. Unidas Podemos llegó a defender el referéndum.
R. Sí, pero creo que ahora Cataluña, empezando por su presidente, está diciendo más cosas. Lo que es anómalo es que Cataluña tenga un Estatut que no ha votado. Y con artículos que dicen lo mismo que en otras comunidades en las que el PP no recurrió ante el Tribunal Constitucional.
P. ¿Suscribe las palabras de la líder de Podemos, Ione Belarra, cuando defiende que Puigdemont vuelva sin ser detenido?
R. Creo que Puigdemont debe formar parte de la solución y no del problema.
P. ¿Eso quiere decir que sí?
R. He sido clara.
P. ¿Por qué no rentabilizan su presencia en el Gobierno?
R. Bueno, el último CIS dice que crecemos.
P. Hay un retroceso electoral.
R. Las dos partes del Gobierno sufren cierto desgaste. Voy a trabajar para que el espacio al que represento sea profundamente ensanchado y con la convicción de que vamos a ganar las elecciones. Porque creo que la extrema derecha y la derecha son un problema para la democracia.
P. Alguna vez ha dicho que los verdaderos socialdemócratas son ustedes, no el PSOE.
R. Estoy convencida. Practico políticas que representan a la socialdemocracia clásica. Pero no son tiempos de etiquetas. Siempre he hecho cosas muy heterodoxas en política.
P. ¿Son más fieles a la socialdemocracia clásica que el PSOE?
R. El PSOE es un partido de izquierdas y sus bases, sin duda. Pero el Gobierno tiene muchas almas y una defiende unas tesis determinadas en el sentido económico. Yo trabajo por redistribuir la riqueza de manera diferente.
P. Usted ha estrechado lazos con los comunes de Cataluña. ¿Hay una recomposición de ese espacio en el que Podemos puede perder peso?
R. No concibo así la política, sino con todo el mundo dentro. La política es conflictiva per se, pero está para resolver problemas. Estoy trabajando para concitar un espacio mucho más ancho y sin fronteras, sin vetos ni exclusiones Me gusta misturar [mezclar, en gallego] y quiero un proyecto que sea ganador. Hay muchas personas que se llegaron a ilusionar con este espacio y que se pudieron sentir decepcionadas, y lo que quiero es escuchar mucho a la gente. No va de partidos, va de muchas gentes que se tienen que sumar a esto. Los partidos no pueden ser fines en sí mismos, nacen para cambiar la vida de la gente. Y me voy a dejar la piel para ampliar el espacio político plural en el que estoy, para que sea profundamente abierto y sin fronteras.
P. Hay una gran fragmentación en la izquierda…
R. Voy a trabajar para que no exista. Y creo que es posible.
P. ¿Cómo es su relación con Íñigo Errejón?
R. Lo conozco, me parece que es una persona muy valiosa y estupenda, como lo es Xavi Domènech, Ada Colau, Mónica Oltra o Martiño Noriega [exalcalde de Santiago, de la formación nacionalista Anova].
P. ¿Pero es posible entenderse con él?
R. Las personas somos secundarias. Lo que estoy haciendo no es para una candidatura electoral, es para ampliar un proyecto político y abordar los problemas de este país, porque la España moderna está por construir.
P. ¿Eso supone reconstruir los puentes rotos con Más País, con Compromís, con Adelante Andalucía…?
R. Más allá de las marcas, lo importante es que seamos capaces de ilusionar a un montón de gentes progresistas que quieren que nos entendamos y concitemos un programa para la transformación de este país. Respetándonos a todos. Unidas Podemos es muy importante, como Galicia en Común o los comunes. Pero miremos más allá, no construyamos muros. Estoy leyendo un libro estupendo de José Luis Moreno Pestaña sobre el fetichismo político. Tenemos que acabar con eso en nuestro espacio.
P. ¿Sánchez le ha hablado de remodelar el Gobierno?
R. Sería una imprudente si desvelase mis conversaciones con él. Esa tarea le compete exclusivamente a él. A mí me preocupa mucho más el qué que el con quién.
P. ¿Si se reducen ministerios aceptarían sacrificar una parte de su representación?
R. Dejemos que el presidente haga lo que tenga que hacer y si toma la decisión de cambiar el Gobierno, ya hablaremos.
P. Según el CIS, usted es la líder política mejor valorada. ¿No va a encabezar la lista electoral?
R. Lo que me preocupa del CIS es que el principal problema para los españoles es el paro. No estoy en eso, estoy centrada en el Gobierno y en ensanchar ese espacio político plural. Si cambio de opinión y decido presentarme, por supuesto lo transmitiré a mi espacio político y a los medios.
P. O sea, que puede cambiar de opinión.
R. En política, la vida me ha enseñado muchas cosas. Soy vicepresidenta y no quería serlo. Le agradezco a mis compañeras y a Pablo Iglesias la confianza que han tenido, pero creo que no toca ahora.
P. Renunciar a presentarse sería dilapidar un capital político.
R. Las personas tenemos derecho a nuestras vidas privadas. Soy gallega, estoy siempre mirando para Galicia. Y me gustaría decidir con tranquilidad. Soy una mujer bastante autodeterminada.
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