Como “una fuga de película”. Así ha descrito el dramaturgo cubano Yunior García, principal líder de la plataforma opositora Archipiélago y convocante de la frustrada marcha cívica por el cambio del pasado 15 de noviembre, su salida de la isla al día siguiente. “Aquí puedo ser más útil”, ha asegurado este jueves en Madrid, convencido de que el régimen cubano, que en ningún momento le prohibió la salida, le ha permitido abandonar la isla “porque pensaba que ganaba”.
El activista ha explicado que, tras casi 24 horas de hostigamiento en las inmediaciones y la puerta de su casa, consiguió abandonarla gracias a la ayuda de un grupo de amigos que le escoltaron hasta el aeropuerto. No ha dado más detalles. Asegura que prefiere no hablar de eso por ahora. No quiere comprometer a esos allegados que le han conseguido también una casa en España. Los mismos que le han dado los 150 dólares (unos 132 euros) que tiene en el bolsillo, su único capital. Solo confirma que las autoridades cubanas le dejaron subirse en un avión de Iberia el martes 16, en el que aterrizó en Madrid un día después con una visa de turista.
García llegó a España después de tramitar un visado en la Embajada en Cuba dos días antes de las protestas. El activista estaba convencido, ha reiterado, de que iba a ir a prisión y confiaba en que con un documento de este tipo podría conseguir de manera más sencilla su liberación. “Me cortaron internet, el teléfono, los accesos a mi casa. Usaron a la Fiscalía para hacernos amenazas directas. Íbamos a ir a la cárcel con condenas de dos décadas. Renuncié al derecho a la defensa porque mi condena estaba escrita”, ha relatado.
La estrategia de acoso que el Gobierno cubano despliega desde hace casi un año contra la oposición liderada por artistas como García trata de silenciarlos con arrestos domiciliarios como el que el dramaturgo ha sufrido. “Necesitaban silenciarme”, ha dicho, “y yo solo tengo mi voz para cambiar la realidad de mi país. Por eso salí de Cuba, porque aquí puedo ser más útil”.
El activista desconoce por qué la patrulla de vigilancia que permaneció ante su casa de La Habana le permitió salir con sus amigos camino al aeropuerto. Toda la presión y acoso a la que había sido sometido desapareció en un momento dado de la noche. El activista no ha explicado cuáles son las razones para este cambio de actitud tras casi un año de persecución, coincidiendo con la creación de la plataforma Archipiélago en noviembre de 2020. “Son cosas que nunca sabré. Obviamente, si hubieran querido, lo hubieran impedido, me dejaron salir porque pensaban que ganaban. El problema que tiene Cuba es la dictadura, no se llama Yunior García”, ha asegurado.
Por el momento no está entre sus planes solicitar asilo. Tiene tres meses de visa de turista para permanecer en España. “No me he adaptado a mirar a largo plazo. Por eso no he solicitado asilo, quiero volver a Cuba para iniciar la lucha con más fuerza. En los últimos meses, he sobrevivido al día a día”. García mantiene desde que aterrizó en Madrid que va a regresar. En esta ocasión ha añadido una condición, su seguridad y la de su esposa, Dayana Prieto, con la que ha viajado a Madrid.
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