Bélgica desmontó el rígido planteamiento táctico de Italia con un gol de De Caigny en el minuto 49 para sorprender a la ‘azzurra’, trepar a la segunda posición del grupo D y citarse con Suecia en cuartos de final el viernes (21:00). La ‘azzurra’ pudo contener el potencial ofensivo del combinado de Serneels en la primera parte pero acusó su falta de recursos ofensivos en estático cuando tuvo que atacar. Tras su tanto, Bélgica supo neutralizar los desesperados centros y balones largos de la selección de Milena Bertolini, que aún así tuvo un larguero de Girelli. Hasta esta Euro, Bélgica sólo había estado en la fase de grupos de Holanda 2017, por lo que disputará una eliminatoria en un Europeo por primera vez.
Italia y Bélgica pensaron en la otra antes que en sí mismas, en condicionar la manera de ser del rival antes que reivindicar la suya. Abundancia de control, escasez de riesgos. Los ambiciosos 10 primeros minutos de la ‘azzurra’, acumulando jugadoras en campo rival -en especial por la derecha-, supusieron apenas una tentativa para ver qué podía caer. El balance de ocasiones resultó desfavorable para las de Milena Bertolini: Girelli asustó con un disparo lejano fuera tras una pérdida de Bélgica en la salida pero el conjunto de Ives Serneels intimidó más: un remate de Eurlings desviado tras un mal pase de las italianas en la fase inicial y un buen remate de Dhont a centro de Wullaert.
Quizá por ese par de sucesos, Italia prefirió taparse a partir de entonces para evitar más incidentes cerca de su área, expuesta ante las erráticas conducciones de sus centrales, en especial de Bartoli. Bélgica dejaba salir a las dos centrales conduciendo centrándose en eclipsar a Simonetti y Rosucci en la medular y el plan de Italia, que entregó el balón a las belgas a partir del minuto 10, consistió en algo parecido. El dispositivo táctico tejido por Bertolini tuvo éxito pese a la ausencia de Italia en el área de Evrard.
El combinado transalpino replegó sus dos líneas de cuatro en campo propio con sus dos jugadoras más avanzadas, Giugliano y Girelli, taponando los primeros movimientos de Bélgica. Objetivo, que no recibiera en el medio Vanhavermaet o, cuanto menos, que no lo hiciera de cara. Las dos piezas más adelantadas de Italia en la presión se sincronizaban a la perfección, quedándose una con la centrocampista del Reading y la otra yendo a la presión de la central con balón. Las centrales belgas, Blesmans y Kees, no salían conduciendo con convicción y las aperturas a banda eran al pie, sin problemas Italia para referenciar a las jugadoras de los costados.
Giugliano, una de las vivas imágenes de la decepción italiana
Vanhavermaet intentó descender entre las centrales para recibir pero sin provocar nada ni atraer a ninguna de las dos puntas, que ante la pivote y las centrales estaban en inferioridad -un 3 contra 2-, si iban a apretar. El descenso de las interiores a recibir, De Caigny y Cayman, también eran infructuosos al no lograr girarse. La monotonía dominaba el partido pero el ritmo se avivó tras la pausa de hidratación en lo que pareció una intervención directa de Seernels para acelerar a Bélgica.
Las puntas, Wullaert y Eurlings empezaron a bajar a recibir y, cuando conseguían girarse, encontraron más espacios a la espalda de la defensa italiana, amenazada también cuando Vanhavermaet pudo jugar de cara con las descargas de las puntas. Paradójicamente, el juego más vertical de Bélgica activó el juego defensivo de la ‘azzurra’ al provocar más transiciones e Italia empezó a comparecer más en el área rival y halló la situación más clara al contragolpe con un disparo escorado de Bonansea que abortó Evrard en el minuto 40.
De 45 minutos de calma a un instante de locura
La segunda empezó ajena a la rigidez táctica y Bélgica casi que se ahorró todo el complejo proceso al que le obligaba el estructurado plan de Italia. Lo logró a balón parado. En el minuto 49, De Caigny cazó un balón suelto cerca de la frontal en una falta lateral y estampó el primero con un preciso y estético disparo ajustado al palo. La locura concedió una ocasión a Italia a continuación, pero el larguero escupió el violento chut de Girelli.
Consumida la locura, Italia era ahora la que tenía que armarse de calma y paciencia para encontrar los dos goles que necesitaba para no irse de la Euro. Los interrogantes se le acumularon a la ‘azzurra’ ante el descarado bloque bajo que le planteó Bélgica, que pasó a copiar la vieja y pícara fórmula italiana. Las aperturas a banda a Boattin y Bonfantini eran estériles, lanzando ambas directamente el centro sin desafiar a su par en el uno contra uno. El combinado belga salía con criterio cuando recuperaba pero caía en el descontrol pasada la divisoria sin lograr anestesiar el encuentro con posesiones prolongadas e Italia no tenía mayores complicaciones para recuperar.
Toda la producción ofensiva interesante de las de Bertolini procedía de pérdidas de Bélgica que resultaban en transiciones y, en una de estas, Giacinti -una de las jugadoras de refresco de la segunda parte-, ganó la espalda a la zaga belga y forzó una hábil intervención de Evrard en el 78′. Wullaert mandó un elegante disparo al palo y, al mismo tiempo que aumentaba la tranquilidad para Bélgica, crecía la desesperación italiana con inocuos centros y balones largos al área. El final de la contienda fue un angustioso descuento para la ‘azzurra’ hacia la eliminación y una plácida cuenta atrás hacia los cuartos para Bélgica, que se citará con Suecia el viernes (21:00).
Ficha técnica
Italia – Bélgica, 0-1
Italia: Giuliani; Di Guglielmo (Bonfantini, 46’), Bartoli, Linari, Boattin; Bergamaschi (Cernoia, 80’), Rosucci (Caruso, 58’), Simonetti (Giacinti, 68’), Giugliano; Bonansea; Girelli (Sabatino, 80’), Bertolini.
Bélgica: Evrard; Vangheluwe (Deloose, 66’), Kees, Biesmans, Philtjens; Cayman (Kassandra, 90’) Vanhaervermaet, De Caigny; Dhont (Minnaert, 59’), Eurlings (Delacauw, 66’), Wullaert, Serneels.
Goles: 0-1, De Caigny, min 49.
Tarjetas: Boattin, min 65.
Árbitro: Ivana Martincic (Croacia).
Espectadores: 3.919 en el Manchester City Academy Stadium.