1-0: Un gol de Larrazabal da al Athletic el triunfo ante el Alavés

El Triangular de Lasesarre lo inició el Athletic con el choque ante el Alavés. El equipo de Gaizka Garitano se medía a un ‘Glorioso’ mermado por las ausencias de Pacheco, Ely y Pina, además de Guidetti, Burke y Borja Sáinz, requeridos por sus respectivas selecciones. El míster del Athletic se decantaba por Herrerín, De Marcos, Yeray, Núñez, Balenziaga, Unai López, Vesga, Larrazabal, Muniain, Córdoba y Aduriz. En el bando rival repetían los zagueros y Dani Torres, que habían actuado ante el Barakaldo en el primer duelo de la cita de la Margen Izquierda.

En esta proposición de juego, marcada por las circunstancias, destacó el mayor margen de libertad de Muniain, actuando por el centro, cercano a Aduriz, que a los 11 minutos disparó fuera tras un servicio de De Marcos. El navarro fue de lo mejor, sobre todo cuando estableció sociedad con Unai López.

A más

Pese a los intentos de llevar la manija, el Athletic carecía de control en los primeros compases y se antojaba que solo con la presión no bastaba ante un Alavés ordenado. Ni Unai López ni Vesga imponían su mando y el juego se limitaba a pase horizontales cuando no hacia atrás, aunque este discurso se rompió por un momento con un movimiento genial de Unai , con apertura a Córdob
a que el extremo zurdo no terminó de concretar con un buen centro, que fue a parar a las manos del meta.

Jugada ligada

El Athletic apretaba un poco más y en una apertura de Muniain a De Marcos el de Laguardia cedía hacia atrás para que empalmara Larrazabal y así anotar antes de la media hora. Aduriz estuvo cuco al dejar pasar el balón ya que estaba en fuera de juego. Luego un centro de Iker lo remató alto Yeray con un buen cabezazo: el Athletic se soltaba cada vez más, en especial por la derecha. Los destellos de Unai y de Iker eran de agradecer en un equipo que se abrió más a los espacios, incrementando su peligrosidad.

Escaso Alavés

Una peligrosidad que se extendió en el área de Herrerín con una incursión de Vidal, que terminó en despeje cuando se estaba a punto de acabar el duelo. Fue lo único potable de un Alavés romo en ataque, con Wakaso intentando imposibles desde larga distancia.