El Alavés de Asier Garitano se abraza con fe inquebrantable a los preceptos de su nuevo técnico. A falta de equilibrar la plantilla en la parte ofensiva, el equipo apeló ayer al sacrificio y al trabajo colectivo en defensa para, en un partido bronco, capear el continuo bombardeo local de centros al área y, en su único disparo entre los tres palos, empatar un duelo que se le había puesto muy cuesta arriba con el 1-0 que le permite llegar imbatido al parón y con 5 sabrosos puntos.
Queda mucho por mejorar, sobre todo en ataque, pero el equipo cierra las tres primeras jornadas con un buen botín, gracias a dos goles de Joselu a los que ha sacado la máxima rentabilidad y mantenerse en la zona templada-noble de la tabla.
Los babazorros sufrieron en la primera mitad. Mauro Arambarri y el recién llegado Timor se impusieron claramente a un Tomás Pina incómodo ante la presión del rival y a un perdido Wakaso. El fútbol brilló por su ausencia en un duelo en el que los albiazules quedaron partidos. A base de empuje, el cuadro de Bordalás se asomó más y con más peligro al balcón del área de Sivera.
Apenas cruzó el centro del campo el Alavés en unos primeros 45 minutos agónicos, en los que realizó un muy sacrificado ejercicio de supervivencia. En el minuto 18, Fayçal Fajr estrelló contra la cruceta una envenenada falta lateral.
Cucurella y Nyom superaban por su banda a Martín y a Aleix Vidal, percutiendo de forma constante con centros bien despejados por unos sólidos Ely y Laguardia, que pelearon a brazo partido con Jorge Molina y Jaime Mata. En el 21, Nyom cabeceó alto un centro del marroquí, muy activo en los 20 primeros minutos.
Reacción de fe
Encontró premio a su tesón el equipo local en un duelo repleto de engrudo, en el que dar dos pases seguidos era una misión imposible, sobre todo para un Alavés muy encerrado atrás.
En el 24, entre Timor y Cucurella robaron en zona letal y balón al descentrado Wakaso. El ex del Barça y Eibar asistió a Jorge Molina que, sólo en el área, no perdonó ante la salida de un Sivera que nada pudo hacer.
No se descompuso con el 1-0 el conjunto babazorro, que siguió apelando a la fe para sobrevivir, en varias fases malvivir, hasta el descanso. Así, en el 31, entre Aleix Vidal y Manu fabricaron una ocasión de la nada.
El capitán, pleno de garra, peleó por dos veces un balón imposible y cabeceó de espaldas al larguero. Joselu, muy desasistido hasta entonces, logró enviar el cuero a las mallas tras varios remates rechazados por la defensa y el portero. Segundo gol del ariete en otra jugada oportunista de clásico delantero centro.
A partir de ahí, el Getafe volvió a encerrar en su área a un conjunto albiazul que se defendió con sufrimiento, pero con mucha eficacia, hasta el descanso.
Sin pegada
Mejoró el equipo en la segunda mitad, pero careció de la precisión necesaria para acercarse a la portería rival. Un duro disparo de Wakaso en el 71 fue el pírrico balance de una buena media hora de lucha incansable.
En el último cuarto de hora, se volcó el cuadro local sobre la meta de Sivera, pero el equipo gasteiztarra, a pesar del extremo cansancio, se defendió con orden. La mejor del Getafe en la segunda parte llegó en el 88, tras un jugadón de Ángel. Menos mal que Martín envió a córner el remate de Portillo, sólo en el punto de penalti.
Al final, puntito y premio al extremo sacrificio. Necesita mejorar este Alavés en ataque, donde ofrece un balance en extremo pobre. No obstante, viendo los problemas con los que el equipo inició la Liga y la falta de efectivos en ataque, los 5 puntos hasta ahora cosechados tienen un grandísimo mérito y suponen un balance extraordinario para comenzar a crecer.
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