Paulo Díaz quiso salir jugando con un pase desde el fondo. Facundo Colidio, atento, lo interceptó, corrió, enfrentó a Franco Armani y resolvió con un tiro raso. Ese error inmenso del defensor chileno, promediando el segundo tiempo, condenó a River y dejó a la Copa de la Liga sin final superclásica.
Tigre dio un golpe Monumental. Arrodilló a River en Núñez, en su casa, en su estadio, con dos goles marcados por ex jugadores de Boca, vaya paradoja. Detrás de este 2-1 que selló el choque de cuartos de final, hubo un planteamiento con autoridad, sin miedos, ambicioso, inteligente, combativo, pensado por su entrenador Diego Martínez, un adorador de Lionel Messi, de La Masía y del FC Barcelona.
Lo había empezado a ganar Tigre bien temprano, con un cabezazo de Mateo Retegui que se metió abajo, junto a un palo. Fue muy bueno el primer tiempo de los Matadores de Victoria. Bloqueado por los costados, a River le faltó fluidez en el juego. También dinámica.
Le costó generar situaciones de gol. Sin embargo, en el arranque del segundo tiempo, lo empató con un buen derechazo desde afuera del área de Enzo Fernández. Eso sí, cuando parecía que con ese impulso se venía el River habitualmente arrasador, apareció el error no forzado de Paulo Díaz. No hubo ninguna excusa de Marcelo Gallardo.
Esa desilusión que se respiró en el Monumental también se había percibido un rato antes en La Plata. Es que Estudiantes, en su estadio, aunque arrancó ganando 1-0 por un gol de Mauro Boselli y jugó casi todo el segundo tiempo con un hombre más, terminó frustrado porque primero Argentinos Juniors le empató en los 90 minutos con un gol de Fausto Vera y luego lo quebró imponiéndose por 4-3 en la definición por penaltis.
Ahora se vienen las semifinales. El clásico entre Boca y Racing se jugará el sábado en el estadio de Lanús, mientras que el domingo, en la cancha de Huracán, se enfrentarán Tigre y Argentinos Juniors. Pasa en esta Copa de la Liga que se quedó sin final superclásica.