100 victorias de Hamilton en la Fórmula 1


Mercedes provocó un descomunal terremoto en 2013, al convencer a Lewis Hamilton para que abandonara McLaren, su casa, y se uniera a un proyecto que casi una década después relata la historia de dominio más abrumador del campeonato, con siete dobletes encadenados, conseguidos gracias a la mejor combinación de siempre, la que forman el británico y la Flecha de Plata. La marca de la estrella vive desde ese primer día arrodillada ante Hamilton, que cumplidos los 36 años mezcla su magia de siempre con una maleta de infinidad de experiencias acumuladas en sus 15 temporadas en el certamen. Esa pleitesía tiene todo el sentido del mundo si se atiende al refulgente palmarés del chico de Stevenage. Y a pesar de ello, este lunes, cuando se despierte en su apartamento de Mónaco o en el de Nueva York, Hamilton sabrá que le debe una a su equipo, principal responsable de su victoria en Sochi, la quinta para él en 2021 y la número 100 de su hoja de servicios, un triunfo capital porque le permite recuperar la batuta de la tabla general del Mundial.

Mercedes no solo tiene a uno de los mejores pilotos de la historia sino a un grupo técnico que le va a la par. Ingenieros como Peter Bonnington, la voz que le serena o le acelera al otro lado de la radio, una figura capital en domingos como este último, convertido en un frenético carrusel durante los últimos giros a consecuencia de la lluvia. No debe ser fácil contradecir a Hamilton y hacerle obedecer cuando él cree que tiene que hacer justamente lo contrario a lo que se le pide. Y eso es exactamente lo que ocurrió en el instante decisivo de la carrera, a falta de cinco vueltas y cuando el actual campeón circulaba el segundo, pegado al trasero de Lando Norris. En esas que el cielo comenzó a descargar y el chaval de McLaren apostó por mantenerse en la pista a pesar de llevar su coche calzado con gomas lisas, en una jugada al ataque que dejó claro que pesó más el primer triunfo del joven corredor que el segundo puesto que se habría asegurado en caso de colocar los compuestos rayados. En solo una vuelta, Hamilton salió del taller y le limpió a su compatriota los 25 segundos de colchón que habían generado la parada, le pasó por encima y le dejó tirado, deslizándose por los márgenes del trazado como si rodara sobre hielo.

El desconsuelo de Norris contrastó con el jolgorio de Max Verstappen y de Carlos Sainz, los dos que acompañaron en el podio al ganador, mientras que Fernando Alonso finalizó el sexto. La machada del holandés supera los límites de cualquier lógica si se tiene en cuenta que arrancó el último tras la decisión de Red Bull de descorchar el cuarto de sus motores –el reglamento solo contempla tres sin recibir penalización–. Esa maniobra remezcla de nuevo las cartas con vistas a un tramo final de curso que se anticipa explosivo, y que seguramente se decidirá en este tipo de partidas. Verstappen tiene un propulsor fresco con el que puede apretarle las tuercas a Hamilton, líder por solo dos puntos cuando faltan siete pruebas para el final, y tras haber salvado los muebles de una forma que ni él se esperaba.

“Nos costó su tiempo llegar a esa 100ª victoria”, reconoció el de Mercedes, que no ganaba desde que lo hizo en Silverstone, en julio. “Estoy muy agradecido al equipo por haberme llamado para poner las gomas de agua. Yo no quería dejar a Lando que se fuera, delante, pero fue la decisión acertada”, añadió el heptacampeón.

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