Horroroso, espantoso, lamentable, desolador, terrible, aterrador… Cualquiera de estos adjetivos valdría para calificar el partido del RETAbet en Zaragoza, como si fuera la continuación de la depresión iniciada con los dos tiros libres fallados por Zyskowski frente a Estudiantes. Los hombres de negro fueron barridos literalmente de la pista por el Casademont, una distancia sideral separó a los dos equipos pese a que en la clasificación únicamente les distanciaba una victoria. Era ficticio, las miras de los aragoneses son otras. Una derrota para encender las alarmas por primera vez esta temporada, sobre todo por las formas.
El Bilbao Basket siempre había dado la cara en tropiezos anteriores, en el Príncipe Felipe se la partieron y acabó desfigurado. Se ha visto lejos en el electrónico más veces, pero es la primera ocasión en la que da sensación de dejarse ir. Pérdidas absurdas en ataque. Unos porcentajes de tiro paupérrimos, 28/70 en tiros de campo. Sin intensidad, permitiendo anotar al Zaragoza casi en cada ofensiva, por dentro y por fuera. Cargándose de faltas y concediendo tiros adicionales. Sin alma, con los brazos bajados.
Mientras todo eso sucedía en el parqué, a Mumbrú se le iba hinchando la vena del cuello y terminó por explotar en uno de los tiempos muertos del segundo cuarto: “¿Quién quiere jugar? No quién quiere ganar, ¿quién quiere jugar? ¿Qué es esta mier**?” Para acabar estampando la pizarra contra el suelo con violencia. No sería extraño que el RETAbet acelerase los plazos para fichar alguien de cara a cubrir los huecos de Balvin y Serron, la travesía en el desierto puede ser grande.
Significativo fue el primer ataque de los MIB. Rousselle se lanzó contra el mundo sin obtener nada y Dos Anjos se llevó un tapón de Hlinason. El pívot visitante cometió un par de faltas en poco más de dos minutos, un problema recurrente, mientras el cinco local campaba a sus anchas por ambas pinturas. Intimidando a su antojo, aprovechando la ausencia de Balvin. Eso se unió al acierto exterior y a la posibilidad de correr, lo que permitió al Zaragoza abrir brecha pronto (17-3). El 4/21 en tiros de campo del primer cuarto, con 0/5 en triples, sirvió para comprobar lo que sería el encuentro para los de Mumbrú. Un desastre absoluto.
Con la misma tónica se desarrollo el segundo periodo. Benzing (21 puntos) y TJ Bray (16) abrasaron el aro de un cuadro bilbaíno impotente. Acumulaba fallos uno detrás de otro, lo único a rescatar fueron los movimientos de Miniotas y los puntos de Brown (21). Al descanso se llegó con 56-30 en el marcador y con 73-14 en la valoración. Lo cierto es que cualquier estadística era sangrante para los intereses del RETAbet, como por ejemplo el 15-0 en asistencias.
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El Bilbao Basket tuvo más facilidad para anotar en el arranque del tercer acto, aunque el daño ya estaba hecho y la energía duro poco. La renta local nunca bajó de los 20 puntos. A los diez minutos finales se entró con 80-45 en el marcador. No hubo historia. Sergio Hernández insistió a los suyos que no hicieran sangre en las celebraciones, bastaba con el +38 que supuso la máxima renta zaragozana. Las alarmas quedan encendidas en Miribilla.
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