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113-121. Steph Curry reaparece como si no hubiera pasado nada

Stephen Curry volvió a jugar un partido de baloncesto cuatro meses después. La estrella de los Golden State Warriors reapareció con 23 puntos, 7 rebotes y 7 asistencias en 28 minutos de juego, justo los que el equipo médico de Golden State había recetado para el jugador. La energía del Chase Center de San Francisco y el juego de los Warriors se transformaron por completo con la presencia del base, que a pesar de su partidazo no pudo dar la victoria a los suyos en la reedición de las últimas Finales NBA contra los Toronto Raptors.



El resumen de la jornada de la NBA

Los canadienses se llevaron el encuentro por 113-121 con Norman Powell a la cabeza, autor de su mejor marca anotadora en la liga con 37 puntos. El escolta eligió un mal día para brillar, y es que los focos estaban indudablemente centrados en la figura de Curry. Su sonrisa perenne volvió a relucir, y el fervor del público se notó desde los televisores en casa. Los Warriors parecieron otra vez ese equipo campeón, un equipo que no han sido por culpa de las prolongadas bajas de Klay Thompson –que no volverá este año para cuidar su rodilla– y la del propio Curry, que no jugaba desde que se rompió la mano el pasado 30 de octubre cuando Aron Baynes le cayó encima en una jugada bajo el aro.

Curry no tardó demasiado en levantar al público de sus asientos. Empezó con una asistencia por la espalda preciosa a Andrew Wiggins y después hizo lo que mejor sabe, enchufarlas desde sitios inverosímiles. Un triplazo con el tiempo de posesión agotado en el segundo cuarto levantó al banquillo enteró, que pareció teletransportarse a las Finales del curso pasado con los fogonazos del 30.

“Tiene un impacto sobre todos nosotros, nos estimula, y estamos entusiasmados por él más que otra cosa, porque ha trabajado mucho”, compartía Steve Kerr sobre su pupilo. “Hemos vuelto a levantar la cabeza en las últimas semanas, y eso tiene mucho que ver con saber que Steph iba a volver”. Curry se divirtió, anotó e hizo a sus compañeros mucho más letales para los Raptors, que se toparon de repente con un equipo de primer nivel a pesar de que la clasificación dicta lo contrario. Los Warriors están últimos en el Oeste con 14 victorias y 48 derrotas, mientras que los canadienses luchan por la segunda posición del Este con 43 triunfos y 18 derrotas.

La ovación que recibió Steph en la presentación de los equipos fue ensordecedora, igual que su grito en el túnel, en el que pareció soltar su frustración acumulada los últimos meses sin baloncesto, que le da tanto y al que él ha dado tanto. En total han sido 58 partidos de ausencia que parecieron no haber existido nunca en su retorno el jueves. Su explosividad parecía intacta, su atrevimiento igual de grande. Le faltó conseguir la victoria, pero los Raptors no eran precisamente un rival afable en ese sentido.

Serge Ibaka volvió a jugar tras un par de partidos de ausencia con molestias y sumó un doble-doble de 13 puntos y 13 rebotes para Toronto, que contó también con la aportación del All Star Pascal Siakam, decisivo en los últimos minutos del choque con 17 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias. Kyle Lowry, con 26 puntos y 10 asistencias, completó el gran juego de perímetro de la pareja que forma con Powell. Los de Nick Nurse, de largo el mejor equipo sobre la cancha, demostraron mejor tono colectivo que los de Steve Kerr, que no contaron con un Draymond Green que se ha perdido cuatro partidos consecutivos debido a molestias en la rodilla. Es el último ejemplo de una temporada nefasta para los de la bahía, que no han dejado de acumular contratiempos en forma de lesiones.

Para Kerr, lo que resta de año no cambia mucho pese a la vuelta de Curry, y es que la temporada está acabada para unos Warriors a quienes les interesa terminar en las últimas posiciones de la tabla y poder optar así a las primeras elecciones en la lotería del Draft. “Para mí, esto es el principio de la próxima temporada”, avisa Kerr.


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