Los Phoenix Suns asestaron el primer golpe en las Finales NBA 2021 con una contundente victoria por 118-105 sobre los Milwaukee Bucks en un pabellón bullicioso y lleno a rebosar, como en los viejos tiempos. Chris Paul, con un tercer cuarto fulgurante y un partido excelente, dominó la escena con 32 puntos y 9 asistencias a pesar del inesperado retorno de Giannis Antetokounmpo, que jugó sin quejas aparentes tras su espeluznante lesión de rodilla de hace una semana.
El empujón moral que provocó la presencia del griego en el quinteto inicial apenas duró un cuarto para unos Bucks que no lograron trenzar su mejor juego ni en ataque ni en defensa. Los Suns, de hecho, les hicieron un roto con su demoledor dúo exterior, protagonizado por la veteranía de CP3 y completado por el desparpajo y descaro de Devin Booker, autor de 27 puntos y 6 asistencias en el partido.
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“Confiamos los unos a los otros”, valoró Paul, perro viejo a sus 36 años, desde su puesto de director de orquesta. “Vamos a seguir jugando, esto solo es un partido”. Son sus primeras Finales NBA y quiere ir pasito a pasito: “Hay mucha energía en este edificio. Ahora tenemos que aprovecharla y ganar el segundo en casa”.
Por si fuera poco, a la exhibición de la pareja exterior se le unió la eficiencia de un Deandre Ayton (22 puntos y 19 rebotes) agigantado dentro de la pintura ante la incapacidad de Milwaukee para defender el demoledor juego de bloqueo y continuación del equipo de Monty Williams.
En su retorno a las pistas tras su espeluznante lesión de rodilla de hace apenas una semana, Antetokounmpo finalizó con 20 puntos, 17 rebotes y 4 asistencias en 35 minutos de juego y estuvo acompañado por Khris Middleton (29 puntos, 7 rebotes y 4 asistencias), Brook López (17 puntos) y algún fogonazo de Jrue Holiday, que aportó 10 puntos, 7 rebotes y 9 asistencias (4-14 TC).
Mike Budenholzer no dio con la tecla para reaccionar a la propuesta del rival, la misma que les ha llevado hasta la eliminatoria por el título tras una temporada increíble.
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Phoenix dominó el relato de principio a fin, y tan solo el gran inicio de Antetokounmpo, con 8 puntos en 8 minutos, evitó que los 12 de Booker dinamitaran el encuentro en el primer período (30-26). En el segundo, CP3 se recuperó de un inicio flojo y empezó a enchufar los tiros que los cambios constantes en defensa le permitieron durante todo el encuentro.
“Vi la oportunidad que me daban, así que intenté ser agresivo a pesar de fallar”, explicó Paul tras el choque. “Tenemos que jugar con ritmo, yo soy el viejo y necesito parar a veces, pero es lo que toca”. Ese ritmo demoledor de Phoenix agrandó los gritos del graderío, ensordecedor con el aforo completo como en los tiempos anteriores a la pandemia.
A pesar del esfuerzo de Middleton y López, que tomaron el relevo de Antetokounmpo, los Suns se escaparon al descanso ocho arriba (57-49). Fue tras el receso cuando Paul decidió tomar las riendas, quizás más descansado tras la pausa. Con 16 puntos en el cuarto, iluminó el demoledor parcial (35-27) que prácticamente dejó sentenciado el choque.
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Los de Arizona llegaron a dominar por 20 puntos y entraron en el último período con 17 de ventaja (92-75). De por medio, Booker siguió a su bola y se marcó varias jugadas de auténtico mago.
En la última intentona de los Bucks, que llegaron a ponerse a 7 en el ecuador del último cuarto con la también inesperada irrupción de Bryn Forbes, fueron de nuevo los dos exteriores de Phoenix quienes dieron cuenta del rival.
Con un 2+1 sobre Anteto a 3:30 del final (113-99), Chris Paul puso el signo de exclamación a su exhibición y la de sus compañeros en el primer partido, que rebaja algo la presión para los locales en estas Finales entre dos equipos que buscan romper una sequía de medio siglo.
El 1-0 traslada la presión a Milwaukee, que buscará recuperarse con un triunfo la madrugada del viernes que rompería el factor cancha que Phoenix se ha ganado y ha disfrutado durante todos los playoffs. Visto el ambiente de anoche, mantener el aliento del pabellón puede resultar clave para que los Suns logren su primer anillo en 53 años de historia.
El retorno de Antetokounmpo es lo único que puede frenar a Chris Paul y compañía tras el recital de anoche.
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