2-1: El Sanse se resiste a morir a costa del Amorebieta

No quiere morir, por lo menos de momento. El Sanse, de una forma un tanto milagrosa, se aferra a sus últimas y muy remotas opciones de permanencia  con una victoria agónica frente al Amorebieta en Anoeta. Un inconmensurable Zubiaurre, que paró un penalti y firmó intervenciones prodigiosas,  y los goles de Sola y Roberto López de penalti permiten al filial igualar a su oponente en la tabla y colocarse momentáneamente a siete puntos de la salvación, con 15 por disputarse. No fue el mejor encuentro de un filial que estuvo a merced del enemigo durante casi todo el choque, salvo el último cuarto de hora del primer tiempo en el que fraguó su triunfo. El filial padeció hasta el último suspiro e incurrió en los errores de siempre, pero esta vez salió bien parado. 

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Que el Sanse sobreviviera a los primeros 25 minutos de encuentro fue una especie de milagro porque el Amorebieta le pasó por encima y gozó de suficientes ocasiones casi como para sentenciar el choque. Pero irrumpieron la gigantesca figura de Andoni Zubiaurre, que le paró un penalti a Guruzeta,  y la Diosa Fortuna, o su prima hermana, para que la pelota no entrara y luego fue Sola, autor asimismo de unos primeros minutos esperanzadores, el que aplicó el desfibrilador y cambió la tendencia del Sanse. 

Zubiaurre para un penalti

El ‘Amore’ aplicó el rodillo después de los primeros compases, sobre todo con juego directo y a balón parado. Zubiaurre se puso la capa de héroe en una doble intervención, primero con un pie salvador a Bilbao y luego con una mano abajo a Obieta. El meta andoindarra rechazó asimismo de forma milagrosa un remate a bocajarro de San José antes de adivinar la intención de Guruzeta desde los 11 metros. Un minuto después, fue el larguero el que evitó el gol vizcaíno, escupiendo el remate cercano de Guruzeta. Un chut cruzado de Larra también estuvo cerca de entrar. 

El Sanse parecía haber entregado la cuchara, perdía todos los duelos, corría menos, era mucho menos agresivo, apenas podía combinar…pero resurgió de sus cenizas gracias al 1-0. Alkain hizo una diablura entre líneas, el balón llegó a Navarro, que centró con la zurda al segundo palo, donde arribó Sola para empalar a gol. Caprichos del fútbol, el que tanto ha castigado al filial durante todo este curso. 

El segundo  llegó antes del descanso merced a una pipiolada de Santamaría, portero visitante, muy propia del Sanse. El portero tenía el balón, quería sacarlo con prontitud, Karrikaburu se puso en medio y al final el meta se quitó de en medio al baztandarra con un codazo en la cara. Tan increíble la acción como que el árbitro no le expulsara. El penalti lo transformó Roberto López, con saltito copyright de Oyarzabal para limpiarse al cancerbero.

Segundo tiempo infernal 

El segundo tiempo fue un infierno para un Sanse incapaz de gobernar el cuero, de firmar largar secuencias de pase y  de trazar contras efectivas. De nuevo el Amorebieta tomó el mando, ensanchó el campo y generó peligro con transiciones y la estrategia. Marcó Guruzeta, asistido por Bilbao, en una jugada iniciada por un balón largo del guardameta. La tuvo luego Bilbao en dos ocasiones, primero en un remate que volvió a desviar Zubiaurre y luego con una volea lejana que salió lamiendo el palo. 

Al Sanse le temblaban hasta los tuétanos, pero se fue ajustando a medida que le empezaban a fallar las fuerzas al oponente. El cambio a tres centrales, con la entrada de Urko por Roberto López, también ayudó. Perdonó Lobete y en los minutos finales, Gil, que se topó con el larguero, y Orozko, que empaló fuera sin oposición, acariciaron el empate en sendas faltas del Amorebieta, pero por primera vez los dioses estaban de parte del Sanse.  Queda un hilo, mínimo, de vida.