3-2: El Sanse dura una temporada en Segunda

La aventura del Sanse en Segunda División ha durado una temporada. El filial de la Real perdió anoche la categoría como consecuencia de la derrota sufrida en el campo del Huesca. El resultado, en un vistazo genérico, es adverso, un golpe. En el camino irrenunciable de fabricar talento para el primer equipo, el club está obligado a realizar un estudio más profundo de un desenlace esperado, que ya era virtual antes de hacerse oficial. Si la experiencia ha sido un grado para los futuros resortes de la Real, habrá merecido la pena. Es una prioridad identitaria de formación que siempre se formuló con el Sanse y que no se debe de desplazar ahora de la perspectiva.

El descenso a la Primera RFEF, la antigua Segunda División B, abre necesariamente un ciclo de regeneración que no debería de coger a nadie a contrapié en Zubieta. Hay jugadores que apuntan al primer equipo y otros que, sólo por edad, se quedarán sin sitio. El relato de toda una vida en el Sanse, cuya reconstrucción se afrontará desde ahora con el destino asegurado. Codearse con los integrantes del fútbol de bronce. Los Sola, Navarro, Turrientes, incluso Ander Martín o Karrikaburu, miran hacia arriba. Los Blasco, Aldasoro, Garrido o Alkain, quizá se vean en la tesitura de buscar habichuelas fuera de Zubieta. A expensas de las decisiones que se tomen con Zubiaurre, el portero que ha despuntado al final y que termina contrato.

Tirando por elevación en el rango, a la dirección deportiva de la Real le asiste la obligación de cerrar el futuro del entrenador. A nadie se le escapa que Xabi Alonso tiene cartel en el fútbol. De élite. El contrato del tolosarra expira el mes que viene. Es un técnico con propósito de hacer carrera al más alto nivel y parece difícil interpretar que el Sanse sea su primera opción en el retorno a la Primera Federación. Olabe es su valedor, pero este descenso puede precipitar un cambio de rumbo en el banquillo.

Con las botas puestas

Como si fuera un retrato de la temporada, la imagen que exteriorizó el Sanse fue de equipo con hechuras. Un rasgo que en Segunda División se ha revelado insuficiente a todas luces. El Huesca le ganó al filial porque fue más efectivo.

Al Sanse le quedó la honrilla de irse a la Primera Federación vendiendo cara su piel, con las botas puestas. Hasta en los momentos más duros, como era ir perdiendo por dos goles a cero el día señalado, dio la cara la escuadra de Alonso. Seoane ya había adelantado a los aragoneses pasado el cuarto de hora y rendirse nunca estuvo en los estatutos del Sanse. Karrikaburu, Clemente y Turrientes rozaron el empate en clamorosas oportunidades de gol. Zubiaurre brilló luego, antes de que el Huesca doblara la renta por mediación de Ratiu, al filo del descanso.

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El Sanse resurgió con todo perdido. Karrikaburu y Alkain levantaron el 2-0 en dos acciones calcadas: rematando a la red envíos largos y precisos de Sola y Clemente. El tercero, que habría significado una remontada milagrosa, no llegó por centímetros. Los que separaron a Karrikaburu de un punterazo a bocajarro y a Sola de un disparo lejano.

El Huesca anotó el tercero porque el Sanse se había volcado a por la victoria. El resto de resultados acompañaron, pero la derrota termina con una aventura efímera. Y quién sabe si productiva. El tiempo dictará sentencia.