Si después del verano te has propuesto hacer dieta para adelgazar, hay algunas cosas que debes tener claras. Lo primero y más importante es la salud, así que nada de dietas que restringan ciertos tipos de alimentos. Lo ideal es adquirir hábitos saludables para que no veas el comer sano como una obligación, sino como una forma de vida. Por supuesto, siempre lo más complicado es sacar la fuerza de voluntad necesaria para hacer frente a los cambios.
Además, debes saber que hay varias razones que hacen que perder peso sea más complicado, por no decir imposible.
La dieta no es adecuada a tus necesidades
Cuando apuestas por alguna de las dietas que has encontrado en Internet, es un plan de alimentación estándar. Pero las necesidades de todo el mundo no son las mismas.
Por lo tanto, aunque al principio hayas perdido un poco de peso, acabarás llegando a lo que se conoce como «fase de meseta». ¿Qué quiere decir esto? Que tu metabolismo se ha adaptado a este nuevo plan de alimentación, y necesitas una nueva cantidad de calorías.
Por lo tanto, lo ideal para perder peso es adaptar la dieta a tus necesidades concretas en cada momento, de forma que debes ponerte en manos de un nutricionista.
No duermes bien
Sí, dormir bien es esencial a la hora de perder peso. Lo recomendable es dormir entre seis y ocho horas diarias, y no descansar lo suficiente no sólo complica el hecho de adelgazar, sino que también tiene un impacto muy negativo en la salud.
Un estudio publicado recientemente ha demostrado que dormir menos de ocho horas implica ingerir 500 calorías de más al día siguiente. Esto se explica porque la falta de sueño activa las hormonas del hambre. Además, al sufrir insomnio por ansiedad, es muy probable que recurras a la comida para calmarla.
No comes lo suficiente
Es muy sencillo de entender: cuando no se come lo suficiente, el cuerpo siente hambre. No hacer cinco comidas diarias no es lo idóneo para perder peso, sino más bien todo lo contrario. Saltándote alguna comida lo único que vas a conseguir es llegar es llegar a la siguiente con mucha más hambre, y el riesgo de darte un atracón es muy alto.
Más allá de esto, tampoco obtendrás las calorías que tu cuerpo necesita, de forma que te sentirás muy cansada tanto a nivel físico como mental, lo que repercutirá de forma directa en tu calidad de vida.